Pablo Múnera Uribe. Las tecnologías disruptivas crecen exponencialmente al tiempo que convergen. La integración de las biotecnologías con la infotecnologías anuncia la posibilidad de una sociedad transhumanista. Más aún, algunos con entusiasmo y otros con pesimismo, pronostican la llegada del posthumanismo.
Tecnologías disruptivas y convergentes configuran así otra sociedad. Transforman los modos de producción y las relaciones de mercado, acaban con industrias completas y eliminan empleos por doquier, al tiempo que generan nuevas economías, otros puestos de trabajo y modifican las relaciones laborales existentes.
En cualquier caso, la tecnología nos interpela y debe ser interpelada: cuáles son sus ventajas y cuáles son sus límites, ¿debería tenerlos o no?. A la vez, y como contrapeso de la agenda tecnológica, se ha configurado una agenda de la sostenibilidad, en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La comunicación fue, es y será protagonista en todas estas cuestiones. Desde la comunicación se gestaron algunos de estos cambios, se difundieron y multiplicaron. Pero la comunicación también ha cambiado y cambiará al ritmo de estas transformaciones, que en unos casos la potenciarán y en otros la reducirán a meros datos.
Tecnologías disruptivas y convergentes configuran así otra sociedad. Transforman los modos de producción y las relaciones de mercado, acaban con industrias completas y eliminan empleos por doquier, al tiempo que generan nuevas economías, otros puestos de trabajo y modifican las relaciones laborales existentes.
En cualquier caso, la tecnología nos interpela y debe ser interpelada: cuáles son sus ventajas y cuáles son sus límites, ¿debería tenerlos o no?. A la vez, y como contrapeso de la agenda tecnológica, se ha configurado una agenda de la sostenibilidad, en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La comunicación fue, es y será protagonista en todas estas cuestiones. Desde la comunicación se gestaron algunos de estos cambios, se difundieron y multiplicaron. Pero la comunicación también ha cambiado y cambiará al ritmo de estas transformaciones, que en unos casos la potenciarán y en otros la reducirán a meros datos.
El futuro de la comunicación y la comunicación del futuro dependerá tanto de factores externos como de la capacidad de los comunicadores, de formación o vocación, para comprender el futuro, con sus nuevas tecnologías y sus nuevas economías, para no ser espectadores pasivos sino coproductores y corresponsables de estos nuevos cambios, de modo que sean sostenibles y marchen a favor del ser humano y el planeta. Ese es el reto.
Pablo Múnera Uribe.
Director General de la CUMBRE LATINOAMERICANDA
DE DIRECTIVOS Y EXPERTOS EN COMUNICACIÓN
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