Por Avelina Frías
Construir una sociedad mejor debe comenzar siempre por la educación. ¿Pero qué tipo de educación? Nuestra realidad en constante cambio y circulación de información exige una educación enfocada en la co-construcción y no en la competencia, en el fomento de la autoconfianza y la creatividad de los niños y no en una simple escolarización tradicional de acumulación de conocimiento.
En este sentido resulta necesario empoderar a los niños como creadores del verdadero cambio social. Actualmente movimientos educativos internacionales como Diseño el Cambio (Design for Change)) están demostrando a niños y jóvenes la posibilidad de ser protagonistas del cambio a través de un sencillo proceso de diseño de cuatro etapas: SENTIR, IMAGINAR, ACTÚAR y COMPARTIR.
Esta sencilla metodología promueve el sentido de la iniciativa, el trabajo en equipo, el espíritu crítico, el auto-conocimiento y el desarrollo de su auto-confianza. Hoy es de vital importancia que los niños aprendan más que a repetir las tablas de memoria, a relacionarse en el mundo, a confiar en sus propias ideas y a decir ¡YO PUEDO! ante los retos y dificultades emocionales o materiales que su propia realidad les plantea.
Trasladar este u otros modelos educativos que, además de trasmitir conocimientos, potencien el entendimiento desde niños de que somos seres humanos relacionales que necesitamos todos de todos y que somos capaces de intervenir en nuestro mundo, sería un gran paso para la construcción de una sociedad mejor.
Construir una sociedad mejor debe comenzar siempre por la educación. ¿Pero qué tipo de educación? Nuestra realidad en constante cambio y circulación de información exige una educación enfocada en la co-construcción y no en la competencia, en el fomento de la autoconfianza y la creatividad de los niños y no en una simple escolarización tradicional de acumulación de conocimiento.
En este sentido resulta necesario empoderar a los niños como creadores del verdadero cambio social. Actualmente movimientos educativos internacionales como Diseño el Cambio (Design for Change)) están demostrando a niños y jóvenes la posibilidad de ser protagonistas del cambio a través de un sencillo proceso de diseño de cuatro etapas: SENTIR, IMAGINAR, ACTÚAR y COMPARTIR.
Esta sencilla metodología promueve el sentido de la iniciativa, el trabajo en equipo, el espíritu crítico, el auto-conocimiento y el desarrollo de su auto-confianza. Hoy es de vital importancia que los niños aprendan más que a repetir las tablas de memoria, a relacionarse en el mundo, a confiar en sus propias ideas y a decir ¡YO PUEDO! ante los retos y dificultades emocionales o materiales que su propia realidad les plantea.
Trasladar este u otros modelos educativos que, además de trasmitir conocimientos, potencien el entendimiento desde niños de que somos seres humanos relacionales que necesitamos todos de todos y que somos capaces de intervenir en nuestro mundo, sería un gran paso para la construcción de una sociedad mejor.