Se suele decir que los políticos no se enteran, que están en el limbo. Estoy en total desacuerdo. Para nada están en el limbo, cada uno esta a lo suyo. Están a lo que mas les conviene. O mas correcto, están a lo que creen que mas les conviene. Otra cosa es si eso coincide o no con las preocupaciones de la gente, que- como nos enseñó Henri Lefebvre (19001-1991)- viven los dramas y alegrías de su cotidianidad, o sea, otros problemas:, la hipoteca, el paro, su seguridad, sus amigos, el partido de fútbol del fin de semana, la educación de sus hijos, la asistencia sanitaria....
Pero si los políticos no están en el limbo, si da la impresión de que últimamente se dedican a crear limbos. En un mundo hiper regulado y controlado, los políticos se empeñan en encontrar- o en crear- zonas exentas, vacíos legales, para actuar democrática y legalmente con absoluta impunidad. De esta forma cada día aparecen nuevos espacios de excepción, nuevos limbos.
Steven Spielberg, uno de los hombres mas lúcidos del presente, que ya en su día denunció la tragedia de la violencia de genero en “El Color Púrpura” (1985) y las incoherencias internas de las guerras preventivas y de la profilaxis de los delitos en origen, en “Minority Report” (2002), ha puesto también el dedo sobre la llaga de los limbos en “La terminal” (2004), una película que estos días repone una televisión digital. El film- basado en una historia real- narra la historia de Viktor Navorski, un ciudadano de una nación de Europa del Este que se queda bloqueado en un aeropuerto de Nueva York, al declararse un golpe de estado en su país. A la espera de que la situación en su país se normalice y no pudiendo entrar en los Estados Unidos, Navorski se ve obligado a vivir en la sala de tránsitos internacionales.
Lo malo es que, a pesar de la denuncia de Spielberg y de que están ahí y son noticia diaria en los medios de comunicación, la sociedad no ha tomado conciencia del problema de los limbos. Vivimos inmersos en la euforia europea de un mundo sin fronteras, sin darnos cuenta de que los limbos son mas peligrosos que las fronteras. Pues, mientras las fronteras respondían a una lógica, tal vez arcaica, de autodefensa (de la identidad, de lo local, de la economía, etc.) los limbos escapan a cualquier lógica. Son el producto de la incapacidad política de nuestros gobernantes. Y, lo que es peor, del silencio cómplice de la sociedad. Después de la segunda guerra mundial habíamos dicho NO a los guetos, y creíamos haber superado esa etapa de nuestra in-civilización, pero ahora ¿Qué hacemos ante los limbos? ¿Volvemos a mirar para otra parte? Claro, como eso no tiene que ver conmigo.... ¿O sí?.
Pero que nadie piense que esas excepciones jurídicas son también excepciones sociales y que se trata de casos aislados. Lejos de ser así, cada día surge un limbo nuevo.
Cuatro limbos inquietantes
Permítanme citar, al menos, cuatro limbos para mí muy inquietantes: el limbo de los sin-papeles (en un país que necesita emigrantes); el limbo de Guantánamo (en un mundo que se llena la boca hablando de los derechos humanos); el limbo de las reclamaciones on line ( en un pais en el que nos gusta ver la cara de nuestros interlocutores). Y, algo mas prosaico, el limbo de los millares de pisos desocupados porque algunas administraciones- como la Canaria- se permiten retrasar meses, y a veces años, la concesión de las oportunas cédulas de habitabilidad (en un país que reclama acceso a la vivienda).
Hoy me extenderé un poco en el primer limbo: el de los sin papeles, pues es un problema que me preocupa especialmente. Y no tanto por esa falta de documentación a la que hace mención, sino porque su inadecuado tratamiento puede terminar generando algo peor: la xenofobia.
Nada hay que objetar a la inmigración legal. La necesitamos. Nada hay que objetar a las extradiciones, siempre que sean conformes a derecho. En cambio si tenemos mucho que objetar al hecho de que a los inmigrantes ilegales procedentes de un Estado con el cual España no tenga un tratado de extradición se les esté desperdigando por las Comunidades Autonómicas, como si de fardos se tratase.
Por este procedimiento no se les deja a su destino. Sin documentación que les permita trabajar, pasan a engrosar el limbo de los “sin papeles. Pueden vivir en España, como de hecho así ocurre, pero no pueden sobrevivir en España, porque sencillamente no se les permite trabajar.
¿Cuántos extranjeros integran este limbo de los sin papeles? La respuesta es difícil. Según Sonia Aparicio www.elmundo.es/especiales/2005/02/sociedad) a 31 de marzo de 2006, residían en nuestro país 2.873.250 extranjeros con todos sus documentos en regla. Pero a los sin papeles, precisamente por no tenerlos, no es posible cuantificarlos con la misma exactitud. El número de extranjeros empadronados a 1 de enero de 2006 ascendía a 3,88 millones (según datos provisionales del padrón ofrecidos por el INE). La diferencia entre los extranjeros con tarjeta o autorización de residencia y los empadronados suele servir como punto de partida para intentar una primera aproximación. Precisamente de comparar ambas cifras Sonia Aparicio concluye que hay más de un millón de extranjeros empadronados que no tienen sus papeles en regla. Más de un millón de personas irregulares para la Policía, pero regularizadas en el padrón, Pero estos datos- reconoce- sólo sirven como una primera y simple estimación.
¿Quienes lo forman? Ecuatorianos, rumanos, colombianos y argentinos —por este orden— son las principales nacionalidades que engrosan las bolsas de la inmigración ilegal en nuestro país.
¿Cómo llegan? Según el portavoz del sindicato policial CEP, Rodrigo Gavilán, a través de los Pirineos entran cada día 2.000 extranjeros – básicamente rumanos y búlgaros- que no son ciudadanos comunitarios. A ellos habría que sumar los 22.860 sin papeles que a fecha de agosto 2006, ya han llegado por mar en pateras y cayucos
¿Como terminan? Carezco de datos, pero me temo que estos inmigrantes no tienen necesariamente “el alma de los santos y patriarcas antiguos” de que nos habla la Real Academia, ni esperan tampoco “ la redención del genero humano”. Al grito de ¡Barcelona o morir! vienen buscando su nuevo El Dorado: trabajar en Europa. Un sueño legitimo que no merece terminar en el basurero de la delincuencia, vendiendo droga o formando parte de una mafia. Y no olvidemos que todos necesitamos comer y si no nos ganamos el condumio trabajando buscaremos otras alternativas.
Otro día hablaremos de los limbos de las viviendas sin cédula de habitabilidad y del limbo antihumano de Guantánamo. Seguro que hay mas limbos sobre los que deberíamos hablar. Por ello si Vd. conoce esos otros limbos, en su país, en su comunidad autonómica, en su ayuntamiento, en su barrio, en su casa ....por favor no deje de escribirme.
No está en nuestra mano el resolverlos, pero si el denunciarlos.