De mi infancia en Galicia recuerdo los olores, los sabores y una sensación de gratificante de humedad. Hay, sin duda, otros muchos recuerdos. De entre todos ellos quiero hoy rescatar un hecho- o sería mejor decir un proceder- que captó mi atención..
El hecho en cuestión era nimio, sin ninguna transcendencia, lo que lo agigantaba ante mis ojos de niño y lo volvía excepcional era que …se repetía, Y lo extraño es que se repetía una y otra vez como un ritual, cumpliendo siempre una secuencia en 7 movimientos, aunque los protagonistas fuesen distintos.
La secuencia de esta historia se iniciaba (una y otra vez) cuando comenzaba a orballar (1), algo que todo el mundo sabe que en Galicia no es infrecuente. A las primeras gotas, unos pocos transeúntes- fieles a la máxima de que “o orballo vai mollando pouquiño a pouco”- abrían sus paraguas (2) y se resguardaban así de esas gotas diminutas pero constantes que los gallegos y asturianos llamamos orballo y los vascos chirimiri, y así debidamente protegidos seguían su camino, (3) hasta que se cruzaban con otras personas (4) que, a pesar de llevar consigo su paraguas, y de que el orballo persistía, no lo habían abierto.
Entonces ocurría lo más sorprendente, el que lleva abierto el paraguas lo cerraba (5) “Total para cuatro gotas, soy un exagerado” refunfullaba. Mientras el que lo llevaba cerrado lo abría (6) “Y luego, para qué demonios llevo conmigo un paraguas, ese es más listo que no se moja”. Y ambos seguían su camino tan ricamente sin mirar atrás pero haciendo un uso inverso del paraguas (7).
Fue así como aprendí que los seres humanos nos influimos los unos a los otros, incluso sin pretenderlo y casi siempre sin reconocerlo. Aprendí también que la vida es un juego de percepciones. Eso sí, necesitaría unos cuantos años más para darme cuenta de que eso que llamamos estrategia- y que da sentido a este Blog- no es otra cosa que la articulación de esas percepciones.
Y si hoy quiero rescatar esta historia es porque pienso que refleja lo que está ocurriendo estos días en la política española. Yo no sé Vds., pero lo que a mí se refiere, llevo más de un mes viendo a los políticos abrir y cerrar su paraguas. Veo a un Zapatero que se pasó la anterior legislatura con el paraguas cerrado, pero que desde el inicio de la actual lo ha abierto, y a un Rajoy que lo llevaba abierto pero que de pronto lo ha cerrado. Y ambos siguen su camino mirándose reojo.
Repasemos, Zapatero ya no dialoga con ETA, ahora la detiene; dice aceptar el endurecimiento de penas para ciertos delitos y, con su nuevo ministro de Trabajo, se plantea reordenar el espinoso tema de los inmigrantes ilegales. Y con su ministro de Economía reconoce que si bien no hay recesión y no se puede hablar de crisis, y ni siquiera es estancamiento, lo cierto es que estamos a unas pocas décimas y que ya tienen un paquete de medidas. Es verdad, de que en ningún caso habla de corregir conductas ni pide disculpas por sus comportamientos ¿errores? anteriores. Pero es como si la fuerza de las urnas le hubiese hecho libre para hacer su política, sin preocuparle de que “su” política se parezca curiosamente a la que hace tan solo unos meses le pedía su oponente. En otras palabras Zapatero ha abierto su paraguas y se ha dicho, si llueve lo mejor es protegerse. En otras palabras ha dejado de ser ambiguo y digamos que se ha vuelto algo más… conservador.
La derrota a Rajoy parece haberle servido para lo mismo, pero al revés. Es como si se dijese, he perdido por hacer caso a los demás. Ahora si pierdo de nuevo que sea al menos por mi propia culpa (si me dejan). Y ha cerrado su paraguas, y se ha sacudido sus dos grandes lastres de la anterior legislatura, Aceves y Zaplana. Y además recupera al único político que le podía haber abierto el abanico de votos a otros sectores sociales, Ruiz Gallardón. Y ya no quiere tener 10 millones de votos sino 12 porque sabe que los necesita. Lo que implica marketing político, y estrategia. Prudente y callado Rajoy ha cerrado su paraguas y se ha dicho “tal vez estemos exagerando, solo son cuatro gotas” y se ha vuelto ambiguo y… un poco “rojillo”. Hasta quiere hablar con los nacionalistas.
• De cómo el PP ha caído en Korigatachi y el poder ( y sobre todo su pérdida) hace reflexionar
Se habla de liberalismo, de centro, de nacionalismos. Pero no nos engañemos lo que ha generado esta conmoción es la pérdida del poder. Dos elecciones seguidas perdidas duelen. Y en esta última no hay coartada. Y sin poder no se puede aplicar a la sociedad los remedios en los que uno cree (eso que llamamos ideales).
El PP se pasó la legislatura anterior más preocupado por minusvalorar y criticar a Zapatero que de conectar con una parte significativa de la sociedad española. El PSOE en cambio se preocupó mas por puntuar y por conectar mediante estrategias de nichos que de gobernar (Véase “La inteligencia de Zapatero” en este mismo blog el 27 Noviembre 2006). Y además tuvo el acierto de inventarse “la crispación”. Era una trampa burda pero el PP cayó en ella.
Ahora Rajoy reivindica el derecho a ganar las próximas elecciones pero para ello sabe que necesita estrategia y sobre todo romper el Korigatachi en que ha caído su partido. Ah, ¿qué es eso del Korigatachi? Pues un concepto estratégico oriental que procede del milenario juego llamado en China “Wei-chi”, en Japón “Go” y en España “Cercado” y que describe la posición de debilidad en que se puede caer por exceso de autodefensa, de enroque y de rigidez (1). Los políticos atrincherados en sus torres de marfil (con razón o sin ella) nunca conectan con la sociedad y se hacen cada vez más vulnerables. Simpatizo pues con el intento de Rajoy de abrir la ventana para dejar que entre el aire fresco. De cerrar el paraguas y dejar que el orballo nos purifique. De salir a la calle y de mezclarse con la chusma (que al fin de cuentas somos todos). Solo le pido que si ahora va a utilizar el marketing político, no se equivoque a la hora de elegir la correspondiente estrategia.
El poder también hace reflexionar a los que ganan y como este cuento es de dos paraguas, también debo decir que veo a un Zapatero que por primera vez parece que se cree que es Presidente.
¿Y si a lo mejor tuviésemos suerte y gobierno y oposición, por una vez, hiciesen bien su trabajo?
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(1) The Japanese term korigatachi literally means "stiff shape". Koru, the Japanese verb from which kori derives, means congealing, clotting, gettting stiff shoulders, be fixated on something, concentrate overly much on something, be absorbed in something, be fascinated by something. It is distinct from (although perhaps a cognate of) the verb kooru, meaning freeze.