Rafael Alberto Pérez con Marrie Therese en St Lunaire (1961)
Varios lectores amigos asiduos del blog, entre ellos mi propia hija Emma, me escribieron o llamaron para decirme que les había gustado mi post sobre Elvis, pero también para preguntarme si estaba padeciendo un ataque de nostalgia: “Tú que nunca miras hacia atrás…”
Bueno lo de Elvis venía por la efeméride, el 35 aniversario de su muerte, pero hoy si me voy a permitir darme un baño de nostalgia con otro cantante de mi juventud, esta vez, con el armenio/francés y vivo, un tal Charles Aznavour ¿lo conocen?
Os lo voy a contar. Los hechos ocurrieron en 1961 – ya llovió- en Saint Lunaire una bella playa en la Bretaña francesa, donde Brigitte Bardot solía pasar sus veranos antes de irse al sur y poner de moda St Tropez.Yo estaba haciendo un intercambio con Marie Therese, la hermana de mi amigo francés Jean Louis Gautier. Toda la familia (me incluyo por el afecto) estábamos disfrutando de unas buenas vacaciones. Ese día nos habíamos acercado a Dinard y yo aproveché para comprarme un bañador. Estaba en el probador cuando en el tocadiscos de la tienda sonó fuerte una canción: “Il faut savoir quitter la table quand l´amour est deservi….” Corrí la cortina y saque la cabeza: ¿quien canta?; - Charles Aznavour ; -No lo conozco. De aquí nos vamos a comprar el disco-.
Dos meses más tarde, ya de regreso en La Coruña, me llamaron de Radio Nacional de España: “Soy Ramiro Martinez Anido responsable de la programación musical de RNE en La Coruña. Rafael tú ya sabes que esta es una ciudad pequeña y todo se sabe. Me han dicho que tienes un disco de Adnavour que ando buscando ¿puedes prestarme el tuyo, lo grabo y te lo devuelvo...” Así era la España de entonces, por si alguien lo ha querido olvidar. Le llamaban autarquía pero en realidad era un semi-cierre de fronteras. Podían entrar todas las cantidades del mundo si eran remesas de los emigrantes pero tú no podías mandarte a ti mismo mas de 5000 pesetas (unos 310 euros) al mes si vivías en el extranjero. Lo sufriría más tarde en 1968 cuando trabajé en Lintas, Bruselas.
De la familia Gautier no se nada, les perdí el rastro el día en que Marie Therese se casó y siguiendo una “atávica” costumbre francesa (y también sajona) adoptó el apellido del marido. Pero además de Marie Therese recuerdo con cariño a Jean Louis, su novia Françoise, sus padres - él era práctico del Sena y subimos juntos hasta Rouen- y muy especialmente, las veladas con el abuelo cantando viejas canciones de marinos bretones. De una, en particular recuerdo la letra: “Jean prendes garde a toi on courtisse ta vieille. Courtisse qui voudrá mais je m´en fous d´elle, j´ai eu de son coeur la fleur la plus belle, j´ai trois enfants, les troi capitaines…”
De Ramiro Martinez Anido – premio Ondas 1977- guardo también un buen recuerdo, tenía un talente afable y accesible, algo no tan fácil en aquellos tiempos. Y menos teniendo apellidos de ministro. Fui compañero de estudios uno de sus hijos, o tal vez era un sobrino, en Santiago.
Aznavour, hoy semi retirado, me acompañaría toda mi vida. Para mí es el último de los grandes canta-autores franceses, aunque él haya sabido añadir ese toque narrativo de su armenia natal. Compuso para Edith Piaff y otros grandes hasta que un día se decidió a enfrentarse a su público. De su discografía retengo hoy, aquel “Il Faut savoir”, “La Jeneusse” y su mucho más reciente “She”, que hemos podido oír en la voz de Elvis Costello en la clausura de las Olimpiadas Londres 2012 (por cierto lo único no british y universal de unas ceremonias endogámicas). No son sus temas más populares pero si están entre mis favoritos. Como siempre el mejor homenaje al viejo Charles será escucharlos en silencio.
Bueno lo de Elvis venía por la efeméride, el 35 aniversario de su muerte, pero hoy si me voy a permitir darme un baño de nostalgia con otro cantante de mi juventud, esta vez, con el armenio/francés y vivo, un tal Charles Aznavour ¿lo conocen?
Os lo voy a contar. Los hechos ocurrieron en 1961 – ya llovió- en Saint Lunaire una bella playa en la Bretaña francesa, donde Brigitte Bardot solía pasar sus veranos antes de irse al sur y poner de moda St Tropez.Yo estaba haciendo un intercambio con Marie Therese, la hermana de mi amigo francés Jean Louis Gautier. Toda la familia (me incluyo por el afecto) estábamos disfrutando de unas buenas vacaciones. Ese día nos habíamos acercado a Dinard y yo aproveché para comprarme un bañador. Estaba en el probador cuando en el tocadiscos de la tienda sonó fuerte una canción: “Il faut savoir quitter la table quand l´amour est deservi….” Corrí la cortina y saque la cabeza: ¿quien canta?; - Charles Aznavour ; -No lo conozco. De aquí nos vamos a comprar el disco-.
Dos meses más tarde, ya de regreso en La Coruña, me llamaron de Radio Nacional de España: “Soy Ramiro Martinez Anido responsable de la programación musical de RNE en La Coruña. Rafael tú ya sabes que esta es una ciudad pequeña y todo se sabe. Me han dicho que tienes un disco de Adnavour que ando buscando ¿puedes prestarme el tuyo, lo grabo y te lo devuelvo...” Así era la España de entonces, por si alguien lo ha querido olvidar. Le llamaban autarquía pero en realidad era un semi-cierre de fronteras. Podían entrar todas las cantidades del mundo si eran remesas de los emigrantes pero tú no podías mandarte a ti mismo mas de 5000 pesetas (unos 310 euros) al mes si vivías en el extranjero. Lo sufriría más tarde en 1968 cuando trabajé en Lintas, Bruselas.
De la familia Gautier no se nada, les perdí el rastro el día en que Marie Therese se casó y siguiendo una “atávica” costumbre francesa (y también sajona) adoptó el apellido del marido. Pero además de Marie Therese recuerdo con cariño a Jean Louis, su novia Françoise, sus padres - él era práctico del Sena y subimos juntos hasta Rouen- y muy especialmente, las veladas con el abuelo cantando viejas canciones de marinos bretones. De una, en particular recuerdo la letra: “Jean prendes garde a toi on courtisse ta vieille. Courtisse qui voudrá mais je m´en fous d´elle, j´ai eu de son coeur la fleur la plus belle, j´ai trois enfants, les troi capitaines…”
De Ramiro Martinez Anido – premio Ondas 1977- guardo también un buen recuerdo, tenía un talente afable y accesible, algo no tan fácil en aquellos tiempos. Y menos teniendo apellidos de ministro. Fui compañero de estudios uno de sus hijos, o tal vez era un sobrino, en Santiago.
Aznavour, hoy semi retirado, me acompañaría toda mi vida. Para mí es el último de los grandes canta-autores franceses, aunque él haya sabido añadir ese toque narrativo de su armenia natal. Compuso para Edith Piaff y otros grandes hasta que un día se decidió a enfrentarse a su público. De su discografía retengo hoy, aquel “Il Faut savoir”, “La Jeneusse” y su mucho más reciente “She”, que hemos podido oír en la voz de Elvis Costello en la clausura de las Olimpiadas Londres 2012 (por cierto lo único no british y universal de unas ceremonias endogámicas). No son sus temas más populares pero si están entre mis favoritos. Como siempre el mejor homenaje al viejo Charles será escucharlos en silencio.