Para introducirte dónde y cómo inicia la aventura de mi viaje, antes te recomiendo leer esta primera parte
Día 1: El viaje comienza en Bergen. Las casas amarillas y rojas- postal inevitable y cita obligada- nos trajeron al presente la herencia comercial de la época hanseática. Una buena oportunidad para perdernos haciendo fotografías por ese entramado de viejas mansiones de madera y pasillos estrechos. Minutos después, la sopa de pescado y los cangrejos reales del Fish Market nos regalaban el sabor a mar de una tierra de pescadores y largas tradiciones gastronómicas. La camarera, una sonriente y joven noruega. Al saber que éramos españoles nos acercó a Omar el pescadero, italiano- siciliano por más señas- que hablaba un castellano muy digno aprendido en Barcelona y nos explicó algunas recetas. Felizmente no llovió en todo el día y el funicular FlØibanen nos subió para disfrutar desde el mirador de la panorámica de la ciudad, con una Bergen en miniatura y abrazada al mar a nuestros pies. No soy fan de las panorámicas, pienso que el “que mucho abarca poco aprieta” y vale también para la mirada. Pero, justo es decirlo, esta es una vista fuera de lo común, una especie de Corcovado a la europea solo que en lugar del Sagrado Corazón con los brazos abiertos nos encontramos con un Troll de ojos grandes mirándonos socarronamente.
Volvimos al hotel. A las seis nos vinieron a recoger y nos llevaron al barco. El MS “Trollfjord” es uno de los más jóvenes de la flota de Hurtigruten. Todo es nuevo y confortable con ese gusto por el diseño y el confort tan escandinavo. El buffet de bienvenida nos sorprendió por su variedad y calidad. Una especie de cena de Navidad anticipada. Eran pasadas las 01.00 cuando “el expreso del litoral” finalmente zarpó. El viaje había comenzado.
Día 2:
El paisaje de la costa nos sorprendió con un recital de imágenes: acantilados, pueblitos, cascadas, la soledad de algunas casas perdidas en la nada, ciertas cubres nevadas. No en vano el expreso del litoral de Hurtigruten ha sido descrito como "el viaje por mar más bello del mundo" . Navegamos por el Hjorundfjord muy cerca de tierra, algo muy bueno para la legión de fotógrafos que descargábamos sin parar nuestras cámaras. Y así llegamos a Älesud: la ciudad Art Nouveau. Cuando hicimos otra escala en Molde ya era de noche hacia mucho. El sol se pone muy temprano en estas latitudes.
Día 3:
No eran ni las 6 de la mañana y ya estábamos en Trondheim. Después de desayunar visitamos la Catedral de Nidaros, centro de religiosidad y peregrinación de todo el Norte de Europa. Luterana en la actualidad, fue catedral cristiana en la Edad Media. En ella está sepultado San Olaf y fue el lugar histórico de la coronación de los monarcas de Noruega que todavía hoy siguen firmando en ella sus obligaciones constitucionales. Devastada por varios incendios fue restaurada en el siglo XIX para recuperar su diseño originario. En realidad todo Trondheim fue devastado por un gran incendio en 1681 que consumió su vulnerable arquitectura de madera. Un paseo en bus nos permitió apreciar las casas de madera que consiguieron salvarse del incendió y nos llevó colina arriba a otro mirador con magnificas vistas de la ciudad.
Hemos vuelto el crucero, sigue hacia el Norte ya en mar abierto. Mañana atravesaremos el círculo polar ártico camino de BodØ. Hurtigruten ha organizado un concurso para ver quien acierta o se aproxima más a la hora exacta (con minutos y segundos) en que ese histórico suceso (al menos para mí) ocurra. Y sin dudarlo hemos participado. Es un momento importante pues a partir de ese punto la posibilidad de visionar y “cazar” auroras boreales aumenta exponencialmente. Y de eso se trata. Los resultados de ambos sucesos: la hora y la aurora se los contaré en la próxima y II Entrega (continuará...)
Día 1: El viaje comienza en Bergen. Las casas amarillas y rojas- postal inevitable y cita obligada- nos trajeron al presente la herencia comercial de la época hanseática. Una buena oportunidad para perdernos haciendo fotografías por ese entramado de viejas mansiones de madera y pasillos estrechos. Minutos después, la sopa de pescado y los cangrejos reales del Fish Market nos regalaban el sabor a mar de una tierra de pescadores y largas tradiciones gastronómicas. La camarera, una sonriente y joven noruega. Al saber que éramos españoles nos acercó a Omar el pescadero, italiano- siciliano por más señas- que hablaba un castellano muy digno aprendido en Barcelona y nos explicó algunas recetas. Felizmente no llovió en todo el día y el funicular FlØibanen nos subió para disfrutar desde el mirador de la panorámica de la ciudad, con una Bergen en miniatura y abrazada al mar a nuestros pies. No soy fan de las panorámicas, pienso que el “que mucho abarca poco aprieta” y vale también para la mirada. Pero, justo es decirlo, esta es una vista fuera de lo común, una especie de Corcovado a la europea solo que en lugar del Sagrado Corazón con los brazos abiertos nos encontramos con un Troll de ojos grandes mirándonos socarronamente.
Volvimos al hotel. A las seis nos vinieron a recoger y nos llevaron al barco. El MS “Trollfjord” es uno de los más jóvenes de la flota de Hurtigruten. Todo es nuevo y confortable con ese gusto por el diseño y el confort tan escandinavo. El buffet de bienvenida nos sorprendió por su variedad y calidad. Una especie de cena de Navidad anticipada. Eran pasadas las 01.00 cuando “el expreso del litoral” finalmente zarpó. El viaje había comenzado.
Día 2:
El paisaje de la costa nos sorprendió con un recital de imágenes: acantilados, pueblitos, cascadas, la soledad de algunas casas perdidas en la nada, ciertas cubres nevadas. No en vano el expreso del litoral de Hurtigruten ha sido descrito como "el viaje por mar más bello del mundo" . Navegamos por el Hjorundfjord muy cerca de tierra, algo muy bueno para la legión de fotógrafos que descargábamos sin parar nuestras cámaras. Y así llegamos a Älesud: la ciudad Art Nouveau. Cuando hicimos otra escala en Molde ya era de noche hacia mucho. El sol se pone muy temprano en estas latitudes.
Día 3:
No eran ni las 6 de la mañana y ya estábamos en Trondheim. Después de desayunar visitamos la Catedral de Nidaros, centro de religiosidad y peregrinación de todo el Norte de Europa. Luterana en la actualidad, fue catedral cristiana en la Edad Media. En ella está sepultado San Olaf y fue el lugar histórico de la coronación de los monarcas de Noruega que todavía hoy siguen firmando en ella sus obligaciones constitucionales. Devastada por varios incendios fue restaurada en el siglo XIX para recuperar su diseño originario. En realidad todo Trondheim fue devastado por un gran incendio en 1681 que consumió su vulnerable arquitectura de madera. Un paseo en bus nos permitió apreciar las casas de madera que consiguieron salvarse del incendió y nos llevó colina arriba a otro mirador con magnificas vistas de la ciudad.
Hemos vuelto el crucero, sigue hacia el Norte ya en mar abierto. Mañana atravesaremos el círculo polar ártico camino de BodØ. Hurtigruten ha organizado un concurso para ver quien acierta o se aproxima más a la hora exacta (con minutos y segundos) en que ese histórico suceso (al menos para mí) ocurra. Y sin dudarlo hemos participado. Es un momento importante pues a partir de ese punto la posibilidad de visionar y “cazar” auroras boreales aumenta exponencialmente. Y de eso se trata. Los resultados de ambos sucesos: la hora y la aurora se los contaré en la próxima y II Entrega (continuará...)