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Avances en la nueva teoría estratégica

Redactado por Rafael Alberto Perez el Miércoles, 6 de Septiembre 2006 a las 14:12

Bajo esta rúbrica tendrá lugar en Granada, los días 20 al 22 de septiembre, el IV ENCUENTRO IBEROMERICANO SOBRE ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN que reunirá a algunos de los mejores expertos en este campo procedentes de 17 países iberoamericanos e Italia


Mi anterior entrega ha provocado algunos e-mails interesándose por esa nueva teoría de la estrategia a la que me he referido y preguntando qué pintamos unos comunicadores en todo esto. Me alegra porque quiere decir que el tema suscita, al menos, curiosidad. Voy a tratar de contestar ahora al primer paquete de preguntas sobre la nueva teoría estratégica, dejando para una siguiente entrega el resto de las cuestiones.

La estrategia no es un asunto sólo para economistas:

La estrategia es ante todo una capacidad humana que emergió durante la evolución; que se teorizó por primera vez en el ámbito militar hace 2.500 años Sun Tzu, Anaías el Táctico, etc.) ; que no ha contado con una teoría científica hasta 1944, año en que John von Neumann y Morgestern proponen desde la Universidad de Princeton la teoría de los juegos, y que sólo en 1954- fecha en que Peter Drucker nos habla por primera vez de decisiones estratégicas- comienza a interesar como tal a los economistas (hasta esa fecha sólo hablaban de política económica).

Es cierto que desde entonces la estrategia ha sido reelaborada por el management y trabajada casi exclusivamente - yo diría secuestrada- por las Business Scool, al punto de que hablar hoy de estrategia es sinónimo de hablar de negocios. Pero tal vez ahí radica uno de los sesgos y limitaciones de las actuales formulaciones en este campo. Al menos eso es lo que pensamos algunos.

La nueva teoría propone otro enfoque: el humano-relacional:

Lo primero que habría que decir es que “la nueva teoría estratégica” no existe todavía como tal. Es un proyecto de teoría. Propuesta en 2001, como “una teoría de la Estrategia menos geométrica y mas hermenéutica, menos racional y mas relacional” (Estrategias de Comunicación, Ariel, 2001) la nueva teoría estratégica pretende ser una Teoría General de la Estrategia válida para todos los ámbitos y contextos y no únicamente para lo económico y lo político. Sus líneas maestras se pueden sintetizar así:

El objeto de estudio de la nueva teoría no son los negocios ni la economía ni el éxito. Son las estrategias humanas. Diferentes de las de los demás animales, diferentes también de las estrategias de la Inteligencia Artificial. Por eso, si queremos comprender la estrategia tenemos que entender el sentido de lo humano que inexorablemente la acompaña, la califica y le da carta de naturaleza.

La nueva teoría asume que el hombre y la trama de relaciones en que se despliega socialmente y que a su vez despliegan su engrama genético, constituye la llave para entender la estrategia como fenómeno y como disciplina. El intento de comprensión de esa humanidad relacional y de trabajar a partir de ella- en vez de simplificarla o ignorarla- impregna el enfoque de la nueva teoría.

La segunda asunción de la nueva teoría son las humanas diferencias. O mas concreto, el hecho de que las estrategias humanas están inexorablemente vinculadas a las humanas diferencias, como causa y como efecto. Los seres humanos somos diferentes del resto de los animales (el animal bifurcado del que nos hablaron Durrell y Borges) porque elegimos entre alternativas/bifurcaciones (los animales deciden pero no eligen). Somos también diferentes de los otros hombres, en gran parte, porque elegimos rutas vitales (estrategias) distintas. Y, por otra parte, necesitamos estrategias para resolver los conflictos que surgen de las diferencias.

Consenso a partir del disenso

En base a esta premisa la nueva teoría se plantea la construcción del consenso a partir del disenso sociocultural. Parte de reconocer que la sociedad es un espacio de concertación entre diferentes grupos que perciben y actúan de maneras distintas en gran medida porque funcionan desde matrices socioculturales y experienciales diferentes. En este sentido- como nos advierte Sandra Masón (1990)- el estratega en vez de negar esta diversidad, ha de recuperarla, porque es desde allí que podrá trabajar en la articulación de los distintos intereses en función de un objetivo.

La tercera asunción de la nueva teoría es que la estrategia es una capacidad humana antes que una teoría, y en esa capacidad y en los procesos que involucra debemos centrar nuestro estudio. Esta afirmación no es gratuita, y no lo es porque los procesos humanos de concepción de alternativas y elección de cursos de acción estratégicos, representan el aspecto inmanente del fenómeno, no así las reglas, ni los modelos, ni las estrategias concretas producto de esos procesos, que representan el aspecto contingente del fenómeno y por tanto elusivo a un tratamiento científico.

En otras palabras, aquellas teorías científicas que se construyen sobre capacidades humanas, tales como el Conocimiento, la Racionalidad, la Lógica, la Ética, la Decisión, la Prospectiva, la Creatividad, la Inteligencia (incluso la Artificial) y, en nuestro caso, la Estrategia, serán tanto mas perfectas/completas cuanto mejor “comprendan”, asimilen y expliquen la “naturaleza última” de dicha capacidad y de los procesos humanos que involucra. Por “naturaleza última” quiero significar: (a) la génesis evolutiva que la ha hecho emerger; (b) las subcapacidades que involucra (c) los procesos bio-fisiológicos y simbólicos que la soportan; (d) las interacciones internas y con su entorno y (e) las funciones que están designadas a cumplir.

En sentido contrario: aquellas teorías que ignoren o se alejen de dicha “naturaleza”, sea en busca de una pretendida exactitud matemática, sea por la parcialidad propia del enfoque de la disciplina desde la que se abordan, o bien a causa de una excesiva preocupación por su utilidad aplicada, tenderán a autolimitarse y a ofrecernos aspectos, posiblemente interesantes, pero fragmentarios del fenómeno estudiado. Serán teorías deficientes que no han desarrollado todo el potencial que su campo de estudio les permite.

Modelos descriptivos

Si estos postulados fuesen correctos, significaría que solo desde esa “comprensión” se pueden desarrollar modelos descriptivos que den la debida explicación de la capacidad en cuestión, de sus procesos y sus funciones, así como modelos normativos útiles para el aprendizaje, regulación, y potenciación de su ejecución. Si este postulado fuese correcto, habría que revisar las orientaciones recientes de una Estrategia, que parecen vivir de espaldas al rico conocimiento interdisciplinar generado en el siglo XX sobre la capacidad humana que la sustenta. Estamos hablando de dar respuesta al desafío nietzscheano de revelar las bases operacionales que cimentan las conductas y las culturas humanas.

Pero, que no se me malentienda. Por “comprensión” no pretendo la corrección absoluta de un esquema conceptual en cuanto espejo de la realidad. Como Quine (2002) nos enseñó “nuestro criterio para apreciar cambios drásticos en un esquema conceptual no debe ser un criterio realista de correspondencia con la realidad, sino un criterio pragmático. Los conceptos son lenguaje, y la finalidad de los conceptos y el lenguaje es la eficacia en la comunicación y en la predicción”

Y es precisamente un criterio pragmático el que aconseja revisar una Estrategia aquejada- en nuestra opinión- de todos los males que acabamos de citar (sobrematización, parcialidad e instrumentalismo) amén de los que ya citados en Capitulos anteriores (economicismo, fragmentación, reduccionismo). Una Estrategia entubada en sus actuales formulaciones y abocada al fracaso.

La idea que acabo de proponer no es, ni pretende ser original, responde a otra forma de ver las cosas que se va abriendo camino en la ciencia contemporánea. Como nos recuerda Morin (2003) las nuevas ciencias, son intra o transdisciplinarias: tienen por objeto, no un sector o una parcela sino un sistema complejo que forma un todo organizador del que emergen nuevas propiedades. Fue esta concepción de la ciencia la que impulsó a Maturana y Varela a desarrollar la biología de la cognición y a Philipa Foot a construir su visión naturalista de la ética. Conviene, aunque sea brevemente, recordar ambos casos.

Nueva visión

En 1968 Maturana decidió plantearse el problema del conocimiento, no desde la perspectiva del sistema nervioso como se le había pedido para una conferencia, sino desde la perspectiva del operar biológico completo del ser vivo. “Decidí considerar qué procesos deberían tener lugar en el organismo durante la cognición, considerando así la cognición como un enfoque biológico” (1969). El resultado fue una nueva visión sobre los seres vivos y sobre la naturaleza cognoscitiva del ser humano, que ha dado lugar a una trama teórica unificada de las ciencias de la vida y las ciencias sociales, e incluso a un replanteamiento de la naturaleza de la condición humana (Behncke,2002). Es esta una teoría fuerte del sujeto porque entiende a los seres humanos como seres históricos capaces de construir sus propios mundos significativos. Como agentes transformadores del mundo que afrontan este proceso en base a sus emociones y a sus proyectos. Nada en el ser humano es un fragmento, algo escindido (Massoni, 2005)

La teoría de la ética de Philipa Foot surge de una lógica similar. Descontenta con la teorías morales que le ofrecían sus contemporáneos ha ido desarrollando una teoría propia que interpreta la bondad humana como algo dependiente de la naturaleza humana. Fija su objeto de estudio en “el mecanismo evaluador de los seres humanos”, consciente- al igual que Maturana y Varela con respecto al conocimiento- que desarrollar una teoría tal, requería una explicación del proceso operacional por el cual surge en el sujeto humano el juicio moral “Estoy convencida de que las evaluaciones de las intenciones y acciones humanas tienen la misma estructura conceptual que las evaluaciones y los comportamientos de otros seres vivos, y que sólo puede comprenderse en estos términos. La vida será el elemento central de mi argumentación”.(Foot, 2002) Para vivir la vida los animales siguen “estrategias naturales” propias de su especie para la supervivencia y la reproducción. El ser humano al abrir sus propios caminos sigue otras “estrategias” y utiliza la moral, además de su razón y sus emociones, como una guía para la acción. La moral es para Foot eminentemente práctica: sirve para producir y evitar acciones.

Pienso que estos dos ejemplos tienen la virtud de ilustrar la línea de investigación que acabamos de proponer, pero también de allanarnos el camino para una mejor comprensión de los procesos estratégicos, al tratar – desde una perspectiva similar- temas tan próximos a la Estrategia como son la supervivencia, el conocimiento, el lenguaje, la racionalidad, la imaginación, la prospectiva, la evaluación, la voluntad, las normas, las decisiones, las elecciones, etc..

El resultado esperado: una Teoría General de la Estrategia válida para todos los contextos de acción, no solo los económicos o los militares

Referencias:

• ALBERTO PÉREZ, R.:
- Estrategias de Comunicación , Ariel Comunicación, Barcelona, 2001
- Estrategar. El fenómenos perdido de la teoría estratégica (en) www.fisc-estrategias.com.ar 2005
• FOOT, Ph.: Bondad Natural, Una visión naturalista de la ética, Paidós, Barcelona, 2002
• MASSONI, S:
-“La Comunicación como herramienta estratégica". Editado por Secretaría. de Estado de Agricultura, Ganadería y Pesca, INTA, Pergamino, Argentina, 1ª edición mayo de 1990; 2ª edición, febrero 1992.
- “Repensar las estrategias en calve relacional (en) www.fisc-estrategias.com.ar 2005
• MATURANA, H.R.: Biology of Cognition, Urbana Biology Laboratory, Urbana, Ill. 1970
• MATURANA, H. y VARELA, F. :El árbol del conocimiento, 1ª edición 1984, 16ª edición, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 2002
• MORIN, E.:La mente bien ordenada, Seix Barral, Barcelona, 2003
• QUINE, W.V.: Desde un punto de vista lógico, Paidós, Barcelona, 2002

Rafael Alberto Perez

| Miércoles, 6 de Septiembre 2006

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