Para empezar, las ideas tardan muchos años en ser asumidas. Toda idea nueva se opone a otra ya instalada y defendida por una legión de “sabios oficiales” guardianes del statu quo. El cristianismo necesitó cerca de 300 años para que Constantino y Licinio se diesen cuenta de lo útil que era para la unidad del imperio romano el tener una religión única con un único dios. Sin duda el cristianismo como idea tropezaba con otras creencias arraigadas en los distintos pueblos que Roma había conquistado y colonizado. Pero no hace falta irse tan lejos. Han pasado 150 años desde que Wallace y Darwin publicaran sus coincidentes teorías sobre la evolución y la selección natural de las especies. Y aunque pocos (los creacionistas) se oponen y niegan la teoría de la evolución, la pregunta es cuántos lectores creen realmente que vienen de una ameba o de un chimpancé. Nos cuesta creer que de seres inferiores surgieran seres más evolucionados, y entre ellos nosotros. La idea de venir de menos a más, tropieza con la idea del ángel caído.
Se podría pensar que con Internet la cosa habría cambiado y que ahora todo es cuestión de segundos. Es verdad, pero se calcula que, por fuerte y poderosa que sea una idea, va a tardar unos 50 años en penetrar en el cuerpo social. La obsolescencia del conocimiento molesta a sus actores. Nos resulta poco grato darnos cuenta de que todo lo que nos han enseñado en nuestras carreras se ha quedado “viejo” y atrasado en menos de 10 años. Y como nos moleta, pues, no cooperamos.
A donde quiero ir a parar es que no hay que ir muy lejos para encontrar las ideas que moverán el mundo en los próximos 25 años. En más de un 50% va están aquí. Alguien ya las ha enunciado. De hecho el siglo XX ha generado la mayor revolución científica de la historia (superior a la del XVII). Sus hallazgos están llamados a fructificar en el XXI, se hibridarán con otros provenientes de otras disciplinas y se concretarán en cosas maravillosas en los próximos años. Hallazgos que moverán el mundo hacia otras formas de vida social.
Pero aquí viene la otra parte de esta reflexión ¿de qué mundo hablamos? ¿ de un mundo exterior, ajeno y objetivo? Si hacemos caso a los construccionistas , el mundo es una creación, o en todo caso, una recreación de la realidad exterior hecha por nuestras mentes a partir de datos sensoriales incompletos y limitados. Y por tanto, ese “mundo” va a variar según sean las culturas, paradigmas y visiones que iluminen dicha reconstrucción. Y si esto es así, sería lógico comenzar nuestra lista por aquellos pensamientos que ya están cambiando nuestra visión de ese mundo.
A) Sobre nuestra visión del mundo:
1. Lo primero que debe cambiar es nuestro modelo mental de cómo funciona el mundo: La idea y la frase se la debemos a Joseph Jaworski (MIT Center for Organizational Learning) y la publica en “Sincronicidad” (1996). Esta idea se opone a algo tan íntimamente nuestro como es nuestra visión del mundo. Y por eso cuesta que prospere.
2. La realidad es compleja y su riqueza está en las interconexiones: Esta idea se opone a los dualismos en que hemos sido educados: cuerpo y alma; orden y desorden; buenos y malos. Estudiar las partes por separado fue el método seguido por la ciencia desde Descartes. Tiene su origen en el segundo principio del Discurso del Método. Este enfoque ha dado sus frutos pero lleva en sí el riesgo de incurrir en la fragmentación y el reduccionismo. "Yo diría que el pensamiento complejo es ante todo un pensamiento que relaciona. Es el significado más cercano al término complexus (lo que está tejido en conjunto)” Son palabras de Edgar Morin, el padre del pensamiento complejo. Yo diría que la realidad es como el jamón de Jabugo: está entreverada. Y que no es muy inteligente discutir si su excelencia radica en el magro o en el tocino. Porque la respuesta es que en ambos.
3. La realidad es fluida, tenemos que aprender a tratar con objetos que en realidad son procesos: Esta idea de Heinz von Foerster se opone al estatismo de nuestra cultura. Y recupera una dinamicidad oriental que se había perdido en la noche de los tiempos con Heráclito, su hombre y su río. Pero si la idea se la debemos a Von Foerster, la volvemos a encontrar en Michael Curtis y su “As time goes by” de “Casablanca” y en Stephen Hawking y su “Historia del tiempo” Aunque sería la dinámica de sistemas la que nos daría el instrumental para trabajar en ese mundo fluido. No hay que ir muy lejos para comprender la importancia de esta idea. Cada vez que un maltratador pega o mata a “su” mujer es porque la ha cosificado, la siente “cosa suya”, con olvido de que los seres humanos somos procesos que evolucionamos en el tiempo, y la que un día fue tu pareja hoy puede ser tu ex. Estamos hablando del concepto nietzschiano del ser humano como devenir.
4. La realidad a veces es caótica, pero aún siéndolo sigue leyes, otras leyes que debemos manejar: Esta idea se opone a la convicción arraigada de que un problema siempre es el efecto de una causa. Cuando la eliminas desaparece para siempre. Una creencia heredada de los griegos para quienes en el Universo existía un orden total y continuo. Coasumida desde los griegos eLas teorías de Newton sacralizaron estas ideas Todo ello implicaba la existencia de una relación directa entre causa y efecto. De esta forma un ejército de consultores de empresa sigue buscando hoy día la causa primera de los problemas con la pretensión de actuar sobre esta causa y así mejorar la situación de sus clientes. El resultado: cobran mucho y ayudan poco. La pregunta: ¿Cómo hemos vivido tantos siglos sumidos en el artificio del orden? Fue el matemático y físico Henri Poincaré quien, a finales del XIX, introdujo el fantasma de la no-linealidad: donde origen y resultado divergen y las fórmulas clásicas ya no sirven. Se había dado el primer paso hacia la Teoría del Caos aunque tendría que esperar hasta casi finales del siglo XX. La Teoría del Caos es una teoría matemática que se interesa por los sistemas no-lineales, aquellos en los que no hay ninguna relación sencilla entre causa y efecto. Heinz von Foerster nos enseñó que el orden surgen del caos, después aprendimos que la innovación es una emergencia. Si esto es así y pensamos que sí, la nueva tarea directiva ya no será “ordenar” (imponer orden) sino (a) saber gestionar espacios de “inestabilidad relativa” y (b) potenciar lo que Pierre Laffitte, el padre de los parques tecnológicos, bautizó como la “fertilización cruzada” y Derrick de Kerckhoven como la “inteligencia conectiva”. Lo que nos da paso al siguiente punto.
5. La realidad está Interconectada: Esta idea se opone al individualismo imperante. Se le ocurrió a Jack Sarfatti en 1975, quien al tratar de explicar el Teorema de Bell acudió a transmisiones sin soportes físicos ¿Cómo es eso posible? La respuesta más sugerente y sorprendente nos la dió David Bohm: porque las “partes” separadas del universo podrían estar íntimamente conectadas a un nivel profundo y fundamental con el orden implicado del universo. Todo esto puede sonar muy alejado del mundo empresarial y de los hombres de acción y sin embargo podemos sacar de aquí una importante lección: no somos actores sobre un escenario, estamos enganchados en nuestros entornos, y si queremos prosperar tendremos que reconfigurar nuestras redes relacionales, e intervenir en aquellas interconexiones en que fallen los flujos. Ahí están Linkedin y Facebook y ciertas nuevas metodologías desarrolladas por FISEC como la Radiografía del Patrón de Conectividad de una Organización
6. La cualidad también importa, más no siempre es mejor: Esta idea se opone a la creencia en que un problema no existe, o no es serio, hasta que se cuantifica. Y que los resultados han de medirse siempre mediante variables cuantitativas. Si hasta ahora el éxito implicaba una casa mas grade y un coche más caro, etc. La nueva idea reivindica recuperar lo cualitativo: vivir mejor. Y es evidente que en este futuro calidad irá unida a sostenibilidad.
Estas 6 ideas se resumen en una: pensar la realidad como una trama compleja, fluída, interconectada y, a veces, caótica ¿Se atreve?
B) Sobre nosotros mismos:
Acabamos de hacer un primer bosquejo de la nueva cartografía que le ciencia del siglo XXI nos aporta y nos gustaría pensar que esos mapas nos puedan abrir a otras andaduras. Ahora nos toca repensar a los viajeros que han de desenvolverse por esas nuevas rutas.
7. No somos (tan) racionales: Esta idea se opone a la sacralización de nuestra racionalidad y por tanto al actor racional, al homo oeconomicus y al player que nos viene ofreciendo la literatura generada desde el management y las Business School. Ya Hebert Simon lo había anticpado, pero hubo que esperar a 2002 a que se le diese el Nobel de Economía a Daniel Kanehman para que se reconociese que ni siquiera los empresarios son tan racionales en sus decisiones como se pensaba. Por cierto Aristoteles nunca dijo que el hombre fuera un animal racional por naturaleza sino un ser dotado de logon (lógica/lenguaje). La culpa de ese tremendo equívoco lo tiene una mala traducción al latín en el siglo XIII
8. Sabemos que somos información, pero todavía nos falta leer la letra pequeña: la idea de que somos información genética se enfrenta contra muchas inercias. Una prueba de ello es que aunque fue en 1860 cuando el biólogo Gregor Mendel (el de los famosos guisantes) descubre que los genes determinan las características que tomará un ser vivo y que estas particularidades están determinadas por el material que heredamos de nuestros padres. No fue hasta 1869, cuando el médico suizo Friedrich Meissner descubrió la sustancia que más tarde llamaríamos ADN, y hubo que esperar hasta la década de 1930 para que se comenzase a estudiar este problema con la profundidad que se requería. Y a 1962 para que Watson y Crick ganaran el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus investigaciones sobre el ADN y el Genoma humano. Y hasta 2001 para que el Proyecto del Genoma Humano nos abriese el libro de la vida. Un libro escrito con 4 letras: A, T, G, y C que todavía encierra muchas sorpresas. Cuando sepamos desvelarlas habremos dado un paso de gigante en la medicina preventiva y curativa, pero también en la biotecnología.
9. Somos seres relacionales: esta idea encierra dos mensajes (1) que el fenotipo es más importante que el genotipo y (2) que no somos un programa de software que se ejecuta con apretar una tecla. Si no que nos desplegamos y autocreamos en nuestra convivencia. Es la autopoiesis de Maturana. Nuestra realidad, el lenguaje y nuestras decisiones las construimos en convivencia. ¿Entonces quienes somos? Juntos generamos significación. Pues muy simple, somos lo que los demás nos devuelven en su mirada. Algo que Yasmina Reza supo ver en Ars. Y Goytisolo en su Canción para Julia: un hombre solo, una mujer, tomados de uno en uno no somos nada..., todos somos co-autores de nuestro destino.
10. Nuestra mente está encarnada: la idea de la embodied mind se opone a la dualidad alma/mente cuerpo pero también a la imagen del cerebro humano como un ordenador. Han sido el chileno Francisco Varela, junto con Evan T. Thompson y Eleanor Rosch quienes más se han esforzado por mostrarnos hasta qué punto es errónea dicha metáfora. Mientras el ordenador nunca se equivoca pues trabaja con la inambigüedad del bit, y los animales y se comunican con señales unívocas, los seres humanos extraemos sentido (hacemos lecturas) de un mundo para nosotros ambigüo y polisémico. Lejos de ser exactos somos hermeneutas. Estamos condenados a equivocarnos. Que cuál es la ventaja evolutiva de no ser exactos. Está clara: la capacidad de innovar y abrir nuevas rutas. Es la emergencia del order from noise de Von Foerster.
11. Somos tres sistemas en uno: esta idea se opone al borrón y cuenta nueva con nuestro pasado animal. La propuso Paul McLean y nos habla de un cerebro triuno: uno primitivo, instintivo y reflejo (el reptiliano), otro emocional (evaluaciones apresuradas) y otro reflexivo (el neocortex) pero lento. Hay que agradecer a Damasio el habernos devuelto nuestra emocionalidad y el haber recuperado nuestros “marcadores somáticos”. Sería Daniel Goleman quien popularizase esta idea bajo la rúbrica de “inteligencia emocional” creada por Peter Salovey y John Mayer.
12. En realidad somos muchas más cosas en uno: somos el homo simbolicus de Cassirer; el homo agens de Gehlen; el homo elector de Savater y de Eric Fromm. El animal bifurcado del que nos hablan Lawrence Durrell y Jorge Luis Borges; el homo interrogans de Bruin; el homo ludens de Huizinga; y el homo demens de Morin. Pero por encima de todo somos contradictorios y proclives al autoengaño.
Estas 6 ideas se resumen en dos: (1) cambiar el mundo es muy difícil. Por qué no intentar cambiarnos primero a nosotros mismos; y (2) pensemos en nosotros como co-autores de una narración. Podemos influir en el final pero el texto lo escriben también los demás.
C) Sobre nuestra forma de actuar en el mundo:
13. Solo tenemos tres formas de interactuar con el mundo: física , química y simbólica: La simbólica, la comunicación es la de menor coste energético. Y por eso está sustituyendo a las otras dos. Nunca la sociedad fue tan mediática e intermediada. Pero mañana lo será todavía más.
14.- Las estrategias de cooperación y de negociación tienen ventajas sobre la confrontación: Una idea que se opone al miedo al extraño, a la otredad, al dios está de nuestra parte. En fin, al estilo confrontativo y polémico que anima a Occidente. Lo cierto es que fue una estrategia de cooperación (para canalizar el Tigris y el Eufrates) la que dio lugar al mayor excedente de grano de la historia y alumbró la primera civilización. Son estrategias que no destruyen ni siembran tempestades, ni odios futuros (la vida es un juego iterativo, no se agota en una jugada). No siempre son factibles, pero deberían ser siempre nuestra primera opción. Bush era confrontativo, Obama se presenta como negociador.
15, Encarar las situaciones del vivir, incluido los negocios, como si de juegos de suma distinta de cero se tratase: No es necesariamente cierto que the winner tak it all, ni que los ricos serán cada vez mas ricos ni los pobres cada vez más `pobres. Si lo hacemos bien todos podemos ganar (win-win). Aunque muchas situaciones se presenten a cara de perro, no caigamos en la trampa: nuestro oponente no tiene porque ser nuestro enemigo. Se trata de encontrar una moneda de intercambio.
16. Tenemos que re-pensar las organizaciones desde un nuevo paradigma co-evolucionista, conectivo y significativo: este pensamiento se opone la visión heredada de las organizaciones como pirámides jerárquicas, centralizadas donde unos, los de arriba, piensan y otros trabajan. Tanto la estrategia como la innovación son fenómenos de emergencia. Hay que propiciarlos desde abajo.
17.- La comunicación es el pegamento que une a las personas, da solidez a las organizaciones y pone paz en el mundo: en una sociedad supuestamente global en su economía pero fragmentada en sus culturas y valores el papel preciso y preciado de la comunicación es el de tender puentes entre las partes en litigio y articular las distintas percepciones de los sujetos implicados. Pero comunicar no es enviar mensajes sino compartir significados. Hacer un esfuerzo por comprender al otro.
18. Volver a vincular conocimiento, estrategia y ética: Del mismo modo que Maquiavelo en su día desvinculó ética de eficacia, hoy se ha desvinculado conocimiento de estrategia, y ambos de los fundamentos éticos que deberían animarlos. Lo cierto es que se habla mucho de gestión del conocimiento, de transferencia del conocimiento. Pero de qué nos serviría el conocimiento si no fuésemos capaces de elegir entre las múltiples alternativas de acción que la vida y el trabajo nos presentan aquella que prometa ser más adecuada. Y de qué nos serviría elegir- incluso eficientemente- si al hacerlo estuviésemos traicionando nuestros valores.
Los restantes 12 pensamientos o todavía no han surgido o simplemente yo no los conozco. Por ello, le agradecería a los lectores que participen y propongan sus propios “pensamientos”. Estoy seguro que entre todos podemos terminar y completar esta lista. Espero sus ideas. Pueden contactarme en este blog, donde les atenderé.
Este post fue publicado en la revista "DINERO" en su nº 990 de mayo 2009, y se difunde por gentileza del editor