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El día siguiente, al de la aventura con el hada revoltosa, era domingo, Jorge tenía previsto hacer una visita a su abuela. Se levantó más temprano que nunca, una idea le rondaba la cabeza: mi abuela sí que recordará algo de las hadas, y yo voy a pedirle que me cuente lo que sabe de ellas. Así pues, después de desayunar, se dirigió a su casa a la que llegó cuando la abuela regresaba de su paseo matutino.
Apenas se sentaron en el cuarto de estar, delante de una infusión calentita, la abuela lo miró sonriendo. Parece que te preocupa algo, le dijo. Creo, además, que no has venido solamente a verme. Cuéntame que es lo que te pasa hoy.
Jorge agradeció, en aquel instante, que su abuela fuera tan directa, que no esperase a que él pensase la forma de cómo encarar el tema. De esta manera comenzó el relato de lo sucedido el día anterior, cuando sin saber de qué forma su cuarto se transformó en un lugar desordenado, y le hablaron, por primera vez, de la existencia de las hadas.
La abuela no pareció extrañarse por lo que le contaba. Sólo suspiró y dijo: por fin, por fin vuelvo a oír hablar a alguien sobre las hadas. Éste es un hermoso momento que me llena de ilusión y esperanza. Quiere decir que han vuelto, que quieren entrar en contacto de nuevo con los seres humanos. Has tenido el privilegio, dijo con humor, de que una de ellas te pusiera “patas arriba” tu pequeñito y ordenado mundo.
Entonces Jorge empezó a soltar, de un golpe, todas las preguntas que vino haciéndose en el camino, entre su casa y la de su abuela. ¿Quiénes son las hadas? ¿Cómo son? ¿Cómo las puedo conocer?... Para, para, le dijo su abuela, hay que ir despacio para que no cojas una indigestión, con tanta información como demandas.
La historia de las hadas, comenzó su abuela, se pierde en los orígenes de los tiempos. No se sabe en qué momento surgieron, pero sí se sabe que están estrechamente ligadas a los seres humanos por innumerables e invisibles cordones de oro, los cuales atraviesan todos los mundos que existen, uniéndose así sus destinos al destino de nosotros, los habitantes del planeta Tierra.
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¿Para qué y por qué existe este vínculo? Preguntó Jorge. Las hadas son la estela que va dejando, por el camino, el espíritu del niño cuando se está acercando al hogar de sus padres para ser engendrado. En esa estela se deposita, como polvillo de hada, la memoria del ser que va a tomar un cuerpo físico. Junto a su memoria, también se queda impregnado su carácter, su alegría, su humor... todo lo que es su personalidad. Con todo ese polvillo de hada se forma el Mundo de las Hadas. Así, que ya te puedes imaginar la cantidad de tipos de hadas que existen. Todas ellas guardan la memoria perdida de todos los humanos que han vivido, y que viven, en este planeta.
¿Y cuándo se vuelve a recuperar esa memoria? Cuando regresemos, de nuevo, a través de esa estela, a nuestro antiguo hogar que está en las estrellas. La esencia espiritual se recupera de la misma manera a cómo reacciona el imán cuando se le acerca un objeto metálico, lo que tú eres atrae por afinidad lo que tú ya fuiste.
Jorge se quedó un rato pensativo, pero continuó con las preguntas. ¿Cómo sabes tú todo eso? ¿No te lo estarás inventando? No, le contestó su abuela, tras una carcajada que parecía indicar su comprensión por el esfuerzo que tenía que hacer su nieto para admitir aquella increíble historia, las abuelas no inventamos nada, respondió, sólo transmitimos lo que nos cuentan las hadas. Las abuelas somos la última generación que estuvo en contacto con ellas, y por eso nos han encargado traer sus mensajes que están cifrados en los cuentos. Ellas dicen que las abuelas somos como las viejas encinas, que estamos al borde de los caminos de la vida para servir de sombra a todos los nietos del mundo, y, cuando ellos se sientan a nuestro lado, les contamos, poco a poco, los secretos de la vida que hemos podido descifrar.
¿Y cuándo se vuelve a recuperar esa memoria? Cuando regresemos, de nuevo, a través de esa estela, a nuestro antiguo hogar que está en las estrellas. La esencia espiritual se recupera de la misma manera a cómo reacciona el imán cuando se le acerca un objeto metálico, lo que tú eres atrae por afinidad lo que tú ya fuiste.
Jorge se quedó un rato pensativo, pero continuó con las preguntas. ¿Cómo sabes tú todo eso? ¿No te lo estarás inventando? No, le contestó su abuela, tras una carcajada que parecía indicar su comprensión por el esfuerzo que tenía que hacer su nieto para admitir aquella increíble historia, las abuelas no inventamos nada, respondió, sólo transmitimos lo que nos cuentan las hadas. Las abuelas somos la última generación que estuvo en contacto con ellas, y por eso nos han encargado traer sus mensajes que están cifrados en los cuentos. Ellas dicen que las abuelas somos como las viejas encinas, que estamos al borde de los caminos de la vida para servir de sombra a todos los nietos del mundo, y, cuando ellos se sientan a nuestro lado, les contamos, poco a poco, los secretos de la vida que hemos podido descifrar.
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Después de un silencio en que la abuela parecía encontrarse en otro lugar, continuó diciendo, los cuentos de hadas son la fórmula escogida para que los humanos no pierdan la memoria de lo que son: seres luminosos que han escogido una forma física para vivir experiencias humanas, y trabajar por la expansión de la consciencia, en todas las dimensiones del Ser. Esta fórmula estimula los juegos y los sueños con lo invisible.
¿Y esas historias que cuentan las hadas de dónde las toman? Todas las que conocemos, y las que están por conocerse, están escritas en unos viejos y polvorientos legajos guardados en los archivos arcanos del Universo. A esos archivos sólo se puede acceder con la intuición y con la imaginación.
En la actualidad, son pocos los que hablan de ellos porque la intuición y la imaginación han sido despreciadas, durante mucho tiempo, como formas de conocimiento. Por eso, cuando tú has venido y me has contado lo que te sucedió, he sentido una gran alegría, algo importante ha acontecido en algún lugar, para que, de nuevo, se haya abierto la senda que conduce al encuentro de nuestro mundo con el Mundo de las Hadas.
¿Y cómo se entra en contacto con el mundo de las hadas y con las hadas? Hay muchas, muchas maneras de hacerlo, sin darnos cuenta ya se produce, pero como no le damos ese valor nos pasan desapercibidas. Te voy a hacer una pequeña lista, verás cómo descubres lo hermoso que es el sistema que han ideado.
¿Y esas historias que cuentan las hadas de dónde las toman? Todas las que conocemos, y las que están por conocerse, están escritas en unos viejos y polvorientos legajos guardados en los archivos arcanos del Universo. A esos archivos sólo se puede acceder con la intuición y con la imaginación.
En la actualidad, son pocos los que hablan de ellos porque la intuición y la imaginación han sido despreciadas, durante mucho tiempo, como formas de conocimiento. Por eso, cuando tú has venido y me has contado lo que te sucedió, he sentido una gran alegría, algo importante ha acontecido en algún lugar, para que, de nuevo, se haya abierto la senda que conduce al encuentro de nuestro mundo con el Mundo de las Hadas.
¿Y cómo se entra en contacto con el mundo de las hadas y con las hadas? Hay muchas, muchas maneras de hacerlo, sin darnos cuenta ya se produce, pero como no le damos ese valor nos pasan desapercibidas. Te voy a hacer una pequeña lista, verás cómo descubres lo hermoso que es el sistema que han ideado.
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Ese contacto que buscas, puede darse al aspirar el olor de las flores; al contemplar el color de las alas de las mariposas; cuando nos deleitamos con los sonidos del agua al caer entre las rocas en el valle, con las sinfonías de los pájaros al amanecer o con el canto de los grillos en las noches de verano. También, cuando gozas con la brisa marina que te acaricia el rostro, o con el movimiento de las hojas de los árboles cuando las acaricia el viento..., todas las acciones de la naturaleza están inspiradas por el espíritu de las hadas, es su juego para mantener alerta el espíritu humano. Entonces, cuando éste percibe el mensaje que le viene del otro lado, lo traduce en emoción. Emoción que nosotros sentimos en nuestro pecho, y que nos lleva en ocasiones hasta las lágrimas.
Por lo que me cuentas que te ha sucedido, parece que pronto las historias que narren los seres humanos volverán a tener final feliz, porque se recuperará la esperanza en el futuro. Al recobrarse la ilusión, viviremos contentos y felices para siempre, en este mundo tan maravilloso que es el planeta Tierra. Las hadas saben que existe esa fuerza creadora en nosotros, conocen muy bien las potencias del alma humana, concluyó la abuela de Jorge.
FIN
Por lo que me cuentas que te ha sucedido, parece que pronto las historias que narren los seres humanos volverán a tener final feliz, porque se recuperará la esperanza en el futuro. Al recobrarse la ilusión, viviremos contentos y felices para siempre, en este mundo tan maravilloso que es el planeta Tierra. Las hadas saben que existe esa fuerza creadora en nosotros, conocen muy bien las potencias del alma humana, concluyó la abuela de Jorge.
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