Daniel y sus nuevos amigos


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En un bosque muy cerca de la casa de Daniel vivían unos seres diminutos, de ropas rojas, verdes, amarillas y azules que protegían sus cabecitas con un gorro de colorines que parecía un cucurucho de helado.
 
Daniel no sabía que aquellos seres tan pequeños vivían y trabajaban en el bosque, pero ellos y ellas sí lo miraban y le sonreían cuando lo veían pasar jugando a ser un pirata y con su coche preferido en las manos.
 
La abuela de aquella familia de enanitos le decía a sus nietos: “algún día Daniel nos descubrirá y vendrá, con su papá y su mamá, a nuestra casa, el bosque, a jugar, a reír y a cantar con todos nosotros”.
 
A Daniel nunca le habían contado que aquellos habitantes de los bosques existían, por eso, la abuela Alicia decidió hablarles de ellos y contarle que mientras los niños humanos juegan, duermen, comen, van al colegio y sus mamás y papás  los cuidan, ellos se encargan de cuidar la naturaleza vegetal que alimenta a los humanos.
 
Verás Daniel, dice la abuela Alicia, los enanitos del bosque son los responsables de cuidar de las semillas que hacen que nazcan los árboles. Ellos tienen un castillo llenos de semillas de pinos, alcornoques, cedros, palmeras, brezos, perales, manzanos, robles, encinas, castaños… y de muchos más que ahora no me acuerdo.
 
También, las abuelas de esos habitantes del bosque, que tienen mucha experiencia en cuidar plantas, coleccionan semillas de flores: de rosas rojas y amarillas, de lilas moradas, de azucenas y lirios blancos, de gladiolos rosados, de claveles azules y de geranios de todos los colores.
 
En este trabajo tan importante, los enanitos del bosque cuentan con la inestimable ayuda de los pájaros, las mariposas, las abejas, los gusanitos, las mariquitas y las hormigas, que también se comen algunas semillas cuando tienen hambre.
 
¿Y para que guardan las semillas los enanitos del bosque?,  pregunta Daniel a la abuela, -Daniel como todos sabemos, siempre está preguntando el porqué de las cosas-.
 
La abuela poniéndose muy seria ante una pregunta tan importante le contesta a Daniel que, ellos, los seres del bosque, son los que se encargan de que nunca, nunca, falten en nuestra Tierra árboles y plantas, para que los niños y las niñas del mundo se sientan felices y tengan ganas de crecer.
 
De esta manera, cuando los niños y las niñas crecen y aprenden mucho, algunos van al bosque a colaborar con el trabajo que hacen los enanitos, tal como hace el tío Yeray que desde pequeño decidió que cuando fuese mayor plantaría árboles, y, como ya creció, lo está haciendo. Este año plantará 10.000 árboles en un lugar de las Islas Canarias que se llama La Orotava, con la ayuda de un pájaro que se llama Mirlo.
 
Los enanitos que trabajan allí están muy contentos por tan importante ayuda; de esta manera, podrán dormir tranquilos por la noche y levantarse cantando, como los pájaros, por la mañana, pues los seres humanos les están ayudando en su ardua tarea.
 
 
 
 
 
Fin
 
 
Alicia Montesdeoca Rivero

05/02/2020