Mi amigo Pako publicó recientemente un artículo sobre la gestión del talento en el mundo empresarial. Como es visionario, introdujo el punto de vista de la gestión generacional, ya que en el mundo laboral conviven los que ya están en la década de los cincuenta, conocidos como babyboomers, y los que aún no han llegado a los treinta, como millennials. Un buen caso de extremos que se tocan, ya que el éxito de muchos equipos pasa por combinar inteligente y emocionalmente la energía y la tecnología joven con la sabiduría y experiencia maduras.
Como también le apasiona la comunicación y es jugador y disruptivo, lo publicó en dos blogs similares con distinto título. Uno, más directo, era “Gestionar el talento según la edad”, y otro, más intencionado, “El talento de los millennials”. El objetivo era probar hasta qué punto el título influye el título en el número de lecturas y en la viralización de una idea, en este caso porque percibía una atracción desmesurada de la última palabra en cursiva. Se imaginarán el resultado, pero no sé si la dimensión de la diferencia. Pues sí, más de 15 veces entre apenas 500 en el primer caso y más de 7.000 en el segundo.
A mí me ocurrió algo diferente pero también ilustrativo, en este caso más vinculado al marketing empresarial. Estamos organizando unas jornadas divulgativas sobre “Hábitos saludables ¿Cómo vivir más y mejor?” por iniciativa de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (ceoma), que son a la vez presenciales, retransmitidas vía streaming y accesibles en su canal de You Tube. Incluyen contenidos sobre salud, actividad física, nutrición, economía cotidiana y habilidades personales y sociales que deberían ser de interés para empresas conocedoras del cambio demográfico como telonero de cualquier tendencia a medio plazo. Se imaginarán que entre los participantes como ponentes en los coloquios introductorios de cada tema el micrófono era para geriatras, laboratorios farmacéuticos y empresas de gran consumo, como ya ocurre en países donde el babyboom fue unas décadas antes que en España. Pues no. Dadas las dificultades que pusieron a participar, cubrimos sus huecos con jóvenes, muchos de ellos emprendedores, conocedores de lo rápido que está cambiando todo, de la creciente importancia de los mayores como consumidores y con una habilidad innata como comunicadores para el gran público.
Así que nada como aplicar lo aprendido para ponerle el título a este grupo de ideas. Dentro de unos años, serán otras. Y el título, también.
Como también le apasiona la comunicación y es jugador y disruptivo, lo publicó en dos blogs similares con distinto título. Uno, más directo, era “Gestionar el talento según la edad”, y otro, más intencionado, “El talento de los millennials”. El objetivo era probar hasta qué punto el título influye el título en el número de lecturas y en la viralización de una idea, en este caso porque percibía una atracción desmesurada de la última palabra en cursiva. Se imaginarán el resultado, pero no sé si la dimensión de la diferencia. Pues sí, más de 15 veces entre apenas 500 en el primer caso y más de 7.000 en el segundo.
A mí me ocurrió algo diferente pero también ilustrativo, en este caso más vinculado al marketing empresarial. Estamos organizando unas jornadas divulgativas sobre “Hábitos saludables ¿Cómo vivir más y mejor?” por iniciativa de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (ceoma), que son a la vez presenciales, retransmitidas vía streaming y accesibles en su canal de You Tube. Incluyen contenidos sobre salud, actividad física, nutrición, economía cotidiana y habilidades personales y sociales que deberían ser de interés para empresas conocedoras del cambio demográfico como telonero de cualquier tendencia a medio plazo. Se imaginarán que entre los participantes como ponentes en los coloquios introductorios de cada tema el micrófono era para geriatras, laboratorios farmacéuticos y empresas de gran consumo, como ya ocurre en países donde el babyboom fue unas décadas antes que en España. Pues no. Dadas las dificultades que pusieron a participar, cubrimos sus huecos con jóvenes, muchos de ellos emprendedores, conocedores de lo rápido que está cambiando todo, de la creciente importancia de los mayores como consumidores y con una habilidad innata como comunicadores para el gran público.
Así que nada como aplicar lo aprendido para ponerle el título a este grupo de ideas. Dentro de unos años, serán otras. Y el título, también.