La triste realidad del atentado de Estocolmo nos demuestra las bases de lo que hoy en día puede ser la innovación en su cara más dura y más cruel.
Ya lo he comentado en otros blogs y al igual que las empresas y las instituciones poseen activos dormidos sin aprovechar que pueden activarse y generar desarrollos de valor para las instituciones y para la sociedad en general, por desgracia el mundo del terror,utiliza la otra cara de la moneda y lo aplica como medio para atentar.
Un simple camión de reparto de cerveza, se ha convertido en un arma mortal en manos de una persona que busca hacer daño y conseguir la máxima notoriedad del hecho a nivel mundial (mínima inversión, máximo rendimiento).
Ya no es necesaria financiación para moverse en el mercado de las armas, ni tan siquiera alquilar un vehículo como en Niza y en Londres, basta con robarlo y cometer el atentado en el acto y de la difusión no hay ni que preocuparse, el mundo de los dispositivos móviles y la radiodifusión, aportan la imagen y el sonido... todo lo que puede generar la máxima viralidad.
Bajo esta premisa, cualquier elemento puede ser potencialmente un medio para atentar, está claro que el concepto de “arma” ha evolucionado, se ha innovado, utiliza los medios más básicos que nos podamos imaginar (un inofensivo camión de reparto de cerveza) a sabiendas de que es imposible protegerlo todo, en todas partes y al mismo tiempo.
Los cambios al igual que los DAFO tienen su CAME que los contrarresta y por eso hemos de empezar a trabajar el CAME, porque el DAFO ya lo estamos viendo, por eso nos urge que se satisfagan nuevas necesidades a través de la innovación que nos devuelva cierta sensación de seguridad, a sabiendas de que la seguridad plena no existe.
Una parte de esta nueva seguridad igual pasa por introducir en los diseños de muchos elementos cotidianos lo que a nadie nos gusta, pero que igual empezamos a necesitar “del gran hermano”, sistemas que controlen todo; coches que arranquen con reconocimiento incluso facial del conductor o mejor que conduzcan por nosotros (así no nos pueden ni coaccionar), sistemas que imposibiliten el daño a las personas, medios de acceso a todo a través de sistemas de ciber-seguridad y por supuesto algo más, tan o más importante…
No es suficiente con hacer evolucionar la tecnología, ha de evolucionar el modelo social, es imprescindible que la forma de enfocar las situaciones también evolucionen, no sé si la solución es ganar en “amigos”, integrar rápidamente a terceros en la sociedad para que el “coste de salida” del entorno social sea muy elevado, crear un nuevo espacio de “conciencia moral” que agrupe con comodidad a todas las tendencias que buscan la estabilidad y la tranquilidad, intentar trasladar a otras zonas lo mejor de nuestro “modelo de bienestar”… de todo ello podríamos hablar largo y tendido… pero lo que está claro es que el modelo de “protección” tal y como lo conocemos no da los resultados esperados dejando claro que necesitamos innovar no solo en la tecnología.
El imperio romano no perduró y sin duda era una de las sociedades más evolucionadas, muy por delante de su tiempo (leyes que perduran hasta nuestros días, primera red de carreteras europea, sistemas de acceso al agua potable y corriente, primer banco central europeo, primer plan agrario europeo…) , pero sin duda una de sus grandes debilidades fue no anticiparse a un estallido social silencioso de conciencia, su error fue no ser capaz de crear unas bases que evitaran el descontento de unas poblaciones que tenían poco o nada que perder… de la historia siempre podemos aprender.
Y es que algunas veces para innovar es bueno aprender del pasado…
Víctor Valencia
Ya lo he comentado en otros blogs y al igual que las empresas y las instituciones poseen activos dormidos sin aprovechar que pueden activarse y generar desarrollos de valor para las instituciones y para la sociedad en general, por desgracia el mundo del terror,utiliza la otra cara de la moneda y lo aplica como medio para atentar.
Un simple camión de reparto de cerveza, se ha convertido en un arma mortal en manos de una persona que busca hacer daño y conseguir la máxima notoriedad del hecho a nivel mundial (mínima inversión, máximo rendimiento).
Ya no es necesaria financiación para moverse en el mercado de las armas, ni tan siquiera alquilar un vehículo como en Niza y en Londres, basta con robarlo y cometer el atentado en el acto y de la difusión no hay ni que preocuparse, el mundo de los dispositivos móviles y la radiodifusión, aportan la imagen y el sonido... todo lo que puede generar la máxima viralidad.
Bajo esta premisa, cualquier elemento puede ser potencialmente un medio para atentar, está claro que el concepto de “arma” ha evolucionado, se ha innovado, utiliza los medios más básicos que nos podamos imaginar (un inofensivo camión de reparto de cerveza) a sabiendas de que es imposible protegerlo todo, en todas partes y al mismo tiempo.
Los cambios al igual que los DAFO tienen su CAME que los contrarresta y por eso hemos de empezar a trabajar el CAME, porque el DAFO ya lo estamos viendo, por eso nos urge que se satisfagan nuevas necesidades a través de la innovación que nos devuelva cierta sensación de seguridad, a sabiendas de que la seguridad plena no existe.
Una parte de esta nueva seguridad igual pasa por introducir en los diseños de muchos elementos cotidianos lo que a nadie nos gusta, pero que igual empezamos a necesitar “del gran hermano”, sistemas que controlen todo; coches que arranquen con reconocimiento incluso facial del conductor o mejor que conduzcan por nosotros (así no nos pueden ni coaccionar), sistemas que imposibiliten el daño a las personas, medios de acceso a todo a través de sistemas de ciber-seguridad y por supuesto algo más, tan o más importante…
No es suficiente con hacer evolucionar la tecnología, ha de evolucionar el modelo social, es imprescindible que la forma de enfocar las situaciones también evolucionen, no sé si la solución es ganar en “amigos”, integrar rápidamente a terceros en la sociedad para que el “coste de salida” del entorno social sea muy elevado, crear un nuevo espacio de “conciencia moral” que agrupe con comodidad a todas las tendencias que buscan la estabilidad y la tranquilidad, intentar trasladar a otras zonas lo mejor de nuestro “modelo de bienestar”… de todo ello podríamos hablar largo y tendido… pero lo que está claro es que el modelo de “protección” tal y como lo conocemos no da los resultados esperados dejando claro que necesitamos innovar no solo en la tecnología.
El imperio romano no perduró y sin duda era una de las sociedades más evolucionadas, muy por delante de su tiempo (leyes que perduran hasta nuestros días, primera red de carreteras europea, sistemas de acceso al agua potable y corriente, primer banco central europeo, primer plan agrario europeo…) , pero sin duda una de sus grandes debilidades fue no anticiparse a un estallido social silencioso de conciencia, su error fue no ser capaz de crear unas bases que evitaran el descontento de unas poblaciones que tenían poco o nada que perder… de la historia siempre podemos aprender.
Y es que algunas veces para innovar es bueno aprender del pasado…
Víctor Valencia