Noticias

Los descubrimientos del egiptólogo Martín Valentín comunicados en el CERPA

Redactado por Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman el Lunes, 3 de Marzo 2008 a las 12:43
| Lunes, 3 de Marzo 2008 12:43


El egiptólogo Martín Valentín, uno de los cuatro españoles que dirige una misión en el valle del Nilo, dio una conferencia en el CERPA el pasado miércoles, 27 de febrero. Trabaja en lo que hasta ahora se creía era la segunda tumba de Sen-en-Mut. Pero sus investigaciones han echado por tierra las creencias de decenas de años. Lea la entrevista realizada a uno de los expertos que más sabe de Egipto.



Excavando en el interior de la TT 353
Dicen los expertos que aún falta por descifrar más del 90% de la información que encierran las pirámides, tumbas y templos de Egipto. Los jeroglíficos y tumbas siguen revelando datos nuevos capaces de sepultar interpretaciones históricas. Es lo que ha sucedido con el investigador Francisco Martín Valentín (Segovia, 1951), que lleva cinco campañas en lo que hasta ahora se creía era la segunda tumba de Sen en Mut, arquitecto jefe de la reina faraón Hatshepsut y uno de los hombres más poderosos de Egipto en su tiempo, hacia el año 1.460 a.C.

El egiptólogo español ha demostrado que no se trata de una tumba, sino de un cenotafio o capilla vinculada ritualmente con un templo. El pasado miércoles 27 de febrero contó en Rivas las novedades de su descubrimiento.



La historia no siempre es como nos la cuentan. A veces, llega un egiptólogo, se adentra en una tumba ya investigada por otros -que luego resulta no ser una tumba-, entierra las teorías vigentes y propone otra nueva. Que se lo pregunten a Francisco Martín Valentín, doctor en Ciencias de las Religiones (Religión Egipcia) por la Facultad de Geografía e Historia. Es uno de los cuatro egiptólogos españoles que actualmente dirigen un equipo de excavación en el valle del Nilo.

Desde hace cinco años se pasa los inviernos en un monumento, de 98 metros de longitud y 48,5 de profundidad, consagrado a Sen en Mut, uno de los hombres más poderosos durante el reinado de Hatshepsut y Thutmosis III. Sen en Mut fue el responsable de numerosos diseños urbanísticos de la antigua Tebas, así como el impresionante templo que la reina faraón se mandó construir en el valle funerario de Deir el Bahari, convertido hoy en uno de los grandes epicentros turísticos de la zona. Sen en Mut, amante de Hatshepsut y hombre de su absoluta confianza, se hizo excavar también dos monumentos.

Uno es el que investiga Martín Valentín, descubierto en 1927 por Herbert Winlock. Éste dijo que se trataba de la segunda tumba de Sen en Mut. Y en 1991, otro egiptólogo, Peter F. Dorman corroboró tal suposición. Hasta hoy. Porque el egiptólogo español, toda una autoridad nacional que coordina un equipo de 22 profesionales, ha formulado otra propuesta.

P. Peter Dorman corroboró en 1991 las tesis de Winlock. ¿Qué información nueva aporta vuestro trabajo?
´
R. El monumento fue descubierto por Herbert Winlock en 1927. Él dijo que se trataba de la segunda tumba de Sen en Mut. Ya en 1991, Peter Dorman recogió toda la documentación inédita que llevó Wildock al Metropolitan de Nueva York y publicó un libro bajo el título de 'Las dos tumbas de Sen en Mut', donde hablaba de una tumba que tiene cerca y ésta otra.

Hemos descubierto que no es una tumba. Se trata de una cripta, un lugar secreto, oculto y no público destinado a hacer una serie de ritos a favor del arquitecto que construyó ese monumento, Sen en Mut. Y probablemente por su orientación y ubicación forma parte oculta del mismo templo de Hatshepsut de Deir el Bahari.

P. Se acaba así con la tesis de las dos tumbas de Sen en Mut.

R. Para que se entienda, una tumba tiene una estructura determinada: capilla funeraria, pozo y cámara. Cuando falta un elemento, estamos ante otra cosa. No vale decir que es una tumba porque es subterránea. En el siglo XIX, cuando Wildock la descubre, afirmó: "Segunda tumba de Sen en Mut". Y todo el mundo lo respetó. Pero hay que considerar que la TT 353 no tiene capilla.
Lo que dijo Dorman en 1991 es que la capilla funeraria es el otro monumento que se hizo excavar Sen en Mut, a un kilómetro de distancia, pero que la cámara funeraria con sarcófago es ésta.
Esta afirmación no se sujeta desde un punto de vista ritual. Este monumento es un cenotafio o falsa tumba donde Sen en Mut pretendía recibir culto divino como si fuera un rey. Ahora tengo que proponer esta tesis en una cumbre de egiptólogos en Rodas.

P. ¿Qué más novedades aporta el proyecto?

R. Deir el Bahari [valle occidental de la ribera del Nilo] es un circo rocoso con tres templos conocidos. Uno de ellos es el de Hatshepsut. Proponemos a la comunidad científica la reconsideración de Der el Bahari para ser estudiada en todo su conjunto, desde una perspectiva religiosa y funeraria.
No vale ya el estudio particularizado de cada monumento, aunque sea necesario. Y decimos que se trata de una zona sagrada donde reyes y particulares construyeron templos, y donde otros que vinieron después han querido poner allí sus tumbas-templos porque era un lugar especial.
Esto implica aceptar que el área está impregnada de una naturaleza sagrada de corte funerario utilizada por los egipcios durante 2.000 años. Y el eje que, probablemente, ayude a explicar esta teoría sea la TT 353, el monumento de Sen en Mut donde trabajamos. Deir el Bahari fue utilizada no como una simple necrópolis, sino de una manera distinta, espiritual, porque los egipcios eran un pueblo fundamentalmente espiritual y religioso.

P. También proponéis seguir el ejemplo de Altamira para la conservación del monumento.

R. Hemos realizado una propuesta novedosa para Egipto: la construcción de una réplica exacta del monumento para respetar el original. Queremos mover las conciencias, que se entienda que Egipto no puede ser exhibido como hasta ahora.

P. ¿El turismo pone en peligro el patrimonio egipcio?

R. O empiezan a enseñar Egipto de una manera limitada, como las cuevas de Altamira, o las tumbas se acaban en 20 años. Y las autoridades egipcias parecen convencidas. La degradación de los monumentos es impresionante. Y con nuestro proyecto pretendemos servir de ejemplo. El original, reservado para los estudiosos. Y un facsímil exacto, a disposición del público, que tiene derecho a conocer el monumento. Pero no puedes meter 5.000 personas al día en una tumba. Esta filosofía, que ya aplicamos en España, es revolucionaria en Egipto.

P. ¿Prestan las instituciones españolas la atención que se merece a la egiptología?

R. No podemos comparar nuestra tradición egiptológica con la de otros países como Francia. Sería comparar una hormiga con un elefante. La administración siempre va por detrás de los acontecimientos.
Si en este país no habido tradición de excavaciones en Egipto, difícilmente las autoridades están acostumbradas a pensar en proyectos en Egipto. Como no tenemos tradición, nos quejamos. Pero tenemos mucho, aunque es insuficiente, para la poca tradición existente.

Yo diría que sí hay sensibilidad en las autoridades. Y puede haber más si los investigadores hacemos un trabajo serio. Hay que ser profesional y ofrecer resultados. Se acabaron los Indiana Jones. No se puede pensar en el excavador del siglo XIX que iba con el dinero de un museo y se tiraba dos años en el terreno. Ahora es el tiempo de la reversión de la inversión.

Las autoridades que te patrocinan tienen que saber que el dinero que ponen les revierte de alguna manera. Si aparte de ser egiptólogos, estuviéramos dispuestos a gestionarnos subvenciones como si fuéramos empresarios recibiríamos mucho más dinero. Los franceses lo hacen. Acuden, por ejemplo, a compañías eléctricas o de gas con concesiones empresariales en Egipto.

P. Y en la universidad aún no existe especialidad en Egiptología. Hay que estudiarla en el extranjero.

R. Es histórico el alejamiento de España de la egiptología académica. Llevamos ya 200 años [con esta ciencia] y no hay un departamento universitario al uso donde se dé exclusivamente egiptología. Pero existe una demanda social. Se ha generado una expectativa y una exigencia de derecho natural de estar en el mismo lugar que otros países. Es la hora de la profesionalidad.

Hay universitarios a los que les interesa relativamente Grecia y Roma y prefieren hacer egiptología. ¿Por qué se tienen que ir fuera de España? Las autoridades educativas deben comprender que ya es posible crear una carrera de Egiptología. Tenemos presencia en Egipto. Tenemos profesores formados. Y tenemos la oportunidad social y la exigencia de hacerlo.

P. ¿Son los museos de Londres o Nueva York las "mejores embajadas de Egipto" o un recordatorio del expolio?

R. Son las mejores embajadas de Egipto. Rechazo la idea del expolio para hablar de los museos. Como dicen los egipcios, con la palabra se hace magia. Si en vez de expolio sistemático hablásemos de la presencia del objeto en un lugar donde está cuidado y bien conservado a lo mejor cambiaba la manera de pensar de la gente. ¿Cómo salieron estos objetos de Egipto, en qué momento?. En un momento en que históricamente era viable ese tipo de tráfico. Hoy, no. Hoy está prohibido, cada cosa en su sitio y nada más. Han variado las circunstancias políticas internacionales. Pero no podemos juzgar el criterio por el que un emperador romano se llevó un obelisco de Egipto. Estaríamos perdidos. Si lo tenemos en Roma, ¿lo puedes ver? Sí. ¿Está bien conservado? Sí.

P. No quedarán tumbas de Tutankámon por descubrir, pero sí mucha información histórica y artística.

R. Son 200 años excavando contra 3.500 de historia. Lo más aparente y notorio ya se ha retirado. Pero desde el punto de vista de documentación e investigación queda por descifrar mucho más del 90%. La prueba viva somos nosotros. Hemos tenido la oportunidad de trabajar cinco campañas en un monumento por el que habían pasado ya dos especialistas de primer nivel y hasta ahora nadie había caído en las tesis que apuntamos.

La egiptología es una ciencia todavía joven construida sobre unos principios sagrados con mucho miedo a removerlos.

P. ¿La existencia de mujeres faraón revela una forma más avanzada de entender la sociedad?

R. Egipto es único en este asunto. Se conocen cinco mujeres que obtuvieron por su propio derecho el título de faraón, rey del Alto y Bajo Egipto. Estas cinco mujeres lo consiguen en períodos históricos que no se consiguen en ningún rincón del mundo civilizado de entonces. Ni en Grecia. Es un índice indiscutible de la alta consideración que la mujer tenía en Egipto, con una gran autoridad y presencia en la sociedad.

Este dato no se conoce mucho porque la historia de Egipto la han escrito desde el siglo XIX egiptólogos que vienen incardinados una cultura, como por ejemplo la inglesa, de clara influencia victoriana, un mundo en el que la mujer no tenía reconocimiento público en la sociedad de la época. Pero, si vuelves a investigar sin prejuicios, empiezas a replantear cosas que no son como nos las han contado.

Entrevista: Nacho Abad Andújar
Fuente:Ayuntamiento de Rivas

Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman
| Comentarios