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Las momias de Sen-en-Mut y Hatshepsut

Redactado por Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman el Martes, 3 de Julio 2007 a las 09:57
| Martes, 3 de Julio 2007 09:57

Recientemente se ha comunicado a la prensa la identificación oficial de la momia de la Reina Hatshepsut, según las autoridades del Supreme Council of Antiquities of Egypt (SCAE). Por su interés reproducimos aquí un fragmento del libro 'Sen-en-Mut, el hombre que pudo ser rey de Egipto', (Madrid, 2004) relacionado con dicho asunto.


momias del hombre anónimo 'C' y de la reina Hatshepsut


El misterio de la momia de Sen-en-Mut

Otro misterio por resolver es la razón por la cual no se ha encontrado resto alguno identificado del enterramiento o de la momia de Sen-en-Mut. Esto ha dado fundamento a ciertas especulaciones relacionadas con un posible desenlace trágico, en base a las cuales el noble anciano habría sido privado de un digno funeral con arreglo a los ritos tradicionales. Se ha hablado de que pudiera haber perecido ahogado y su cuerpo, desaparecido.

Sin embargo, recientemente se ha propuesto la identificación con Sen-en-Mut de una momia anónima, conocida hasta ahora como la del ‘Unknown Man C’, encontrada en el año 1881 por Émile Brugsch en la Cachette de las momias reales de Deir El-Bahari (DB320).

Esta momia, depositada en el sarcófago de un personaje de la dinastía XXI, llamado Neb-Seni, se atribuyó por Gaston Maspero a dicho personaje, pero más tarde, Elliot Smith rectificó dicha opinión, en la medida que el tratamiento del cuerpo momificado en cuestión, tenía todas las características de las momias de principios de la dinastía XVIII y, más precisamente, podía ser datada, por afinidad en las técnicas de momificación, en el periodo correspondiente a las momias de Thutmosis I, Thutmosis II, y el príncipe Ah-Mes Sa-Pa-Ir, halladas también en dicho lugar.

Smith describió la momia como perteneciente a un hombre vigoroso de 1,739 m. de altura, con cabellera abundante y negra, con canas, y con la apariencia de ser de avanzada edad cuando murió. Comparando los rasgos faciales de esta momia con los de los retratos conocidos de Sen-en-Mut y, más especialmente, con los que muestran los dibujos en tinta de la TT353 y del óstracon MMA 31.4.2, se podría afirmar que el hombre anónimo del que hablamos bien podría ser Sen-en-Mut.

Si esta propuesta pudiera confirmarse algún día, a partir de la práctica de las correspondientes pruebas de ADN, para comparar los resultados con los que se obtuvieran de las momias de los padres de Sen-en-Mut, sería factible deducir que el Arquitecto Jefe recibió enterramiento en alguna tumba real, de donde se extraería su momia en tiempos de los sacerdotes de la dinastía XXI para protegerla, como se hizo con las de otros personajes reales.

Así las cosas, es posible que a la muerte de Sen-en-Mut su momia fuese enterrada en la KV 20, dado que su tumba en Gurnah estaba sin concluir, y sabemos que su sarcófago quedó sin utilizar.

La tumba del Valle de los Reyes que, Hatshepsut había determinado, sería el lugar de enterramiento de su padre y de ella misma, la KV 20, acabó siendo también el lugar de reposo eterno de Sen-en-Mut por personal decisión de la reina.

Es posible que, a la muerte de Hatshepsut, también su cuerpo fuera depositado en principio en la misma tumba y, la momia de Thutmosis I, extraída por orden de Thutmosis III para ser enterrada en un nuevo sarcófago, en la tumba KV 38, ordenada excavar especialmente por el nieto para su abuelo.

En un momento determinado, la tumba KV 20 fue saqueada, y las momias que estaban depositadas en su interior, la de Hatshepsut y la de Sen-en-Mut, violadas, para robarles las joyas y ajuares que tuvieran encima. Esto pudo suceder en la época de los últimos ramésidas, en la que están documentados múltiples violaciones y robos de tumbas reales.

Hacia el año mil, los sacerdotes de Amón recogieron las momias de muchas tumbas reales violadas para protegerlas y ocultarlas en el interior de diferentes ‘escondites’. Es posible que la de Sen-en-Mut siguiera los pasos de las de algunos reyes del Imperio Nuevo, yendo a parar a la DB320.

La momia de Hatshepsut

En cuanto a la de Hatshepsut, si pudiera confirmarse la identificación con ella de la momia anónima hallada en la KV 60, según la propuesta de Elizabeth Thomas , habríamos obtenido la solución completa al enigma planteado.

Los sacerdotes de Amón entendieron que un buen lugar para proteger la momia de la reina de la destrucción fatal, sería la tumba de la que había sido su nodriza o madre de leche, la dama Sat-Ra.

Cuando la tumba fue descubierta y explorada por Howard Carter en la primavera del año 1903, allí estaban las dos momias, una junto a la otra. La de Sat-Ra fue transportada al Museo de El Cairo, puesto que había sido identificada; la anónima, fue dejada en el lugar donde había reposado los últimos dos mil años.

En el mes de junio de 1989, el egiptólogo americano Donald P. Ryan volvió a limpiar el monumento y, al examinar las características de la momia que aún seguía allí, recordó la teoría de Thomas, a propósito de la posible identificación de dicho cuerpo con los restos mortales de la reina Hatshepsut.

En efecto, el brazo derecho cruzado por encima del pecho era una de las características típicas de las momias de reinas durante la dinastía XVIII. Además se trataba de una mujer de edad avanzada, como lo sería Hatshepsut cuando murió. El hallazgo de una máscara de madera perteneciente sin duda a un sarcófago real de mujer, dotado, sin embargo, de un agujero para insertar una barba ritual, también dio que pensar a Ryan. ¿Quizás fuera un importante fragmento del sarcófago de Hatshepsut como rey de Egipto?. El exacto contexto cronológico facilitado por la tumba podía hacer el resto.

Cuando todo hubiera fallado, cuando el boato y los esplendores de un gran reinado no fueran más que cenizas esparcidas por el viento de la historia ¿dónde descansaría mejor una hija de leche, sino junto a su nodriza y ama de cría?.

De este modo, es muy probable que la gran hija de Amón, el rey del Alto y del Bajo Egipto, Hatshepsut Maat-Ka-Ra, hallase refugio junto a los amorosos brazos que la sostuvieron para alimentarla cuando solo era una indefensa y hermosa criatura.

Ahora, los cuerpos de Hatshepsut y Sen-en-Mut nos imploran seguir reposando juntos. Sería un hermoso gesto colocarlos, uno junto al otro, en el lugar que se designe para su conservación por los siglos venideros. ¡La eternidad cerraría de este modo uno de sus infinitos ciclos, uniendo de nuevo lo que antaño también estuvo unido!.

Fragmento del libro de Teresa Bedman y Francisco J. Martín Valentín, Sen-en-Mut, el hombre que pudo ser rey de Egipto. Ed. Oberon, Madrid, 2004.
Francisco J. Martín Valentín y Teresa Bedman
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