CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Los reyes más píos de la historia de Israel se dedicaron a erradicar los bosques sagrados (el alsos) de sus compatriotas, o eso es lo que dice la traducción griega (Los LXX o Septuaginta) de la Biblia hebrea. Este dato supone su existencia, pero no ayuda a entender el significado que se atribuyó al bosque sagrado en Israel y Judá.
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura


Tel Hazor, Israel. Conjunto sagrado de época israelita (ca. año 1000). Fotografía, Eugenio Gómez.
Tel Hazor, Israel. Conjunto sagrado de época israelita (ca. año 1000). Fotografía, Eugenio Gómez.
Domingo, 26 de Abril 2020
¿Un judío marginal? Investigar a Jesús como judío… y sacar las consecuencias (23-04-2020. 1120)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: J. P. Meier
 
 
Seguimos adelante con nuestras cuestiones de método. Espero que esta palabra no incite al aburrimiento. Creo que es –quizás– lo primero que debe plantearse quien busca “algo”: qué sistema voy a seguir? ¿Voy a leer a tontas y a locas o me regiré por alguna norma? Es tan básica esta pregunta como lo es el  plantearse la definición exacta de loa que busco. No es lo mismo plantearse buscar a Jesús de Nazaret que a Jesucristo. Últimamente he insistido mucho en es planteamiento básico. Si comenzamos por distinguir bien entre Jesús y Jesucristo vamos por el buen camino. Así no tendremos ni la mínima duda (que atenaza amucha más gente de lo que yo pensaba) sobre la existencia histórica del personaje.
 
 
En la p. 119 de su “Jesús recordado”, editado en castellano por Verbo divino, escribe James G. D. Dunn: “En las últimas décadas del siglo XX el más esperanzador avance en la investigación sobre la vida de Jesús fue el reconocimiento de que la búsqueda tenía que estar principalmente dirigida a un judío y afrontar con mayor claridad y firmeza sus consecuencias”.
 
 
Estupendamente claro. Y exactamente lo último es lo que he repetido tantas veces: ¡aceptemos las consecuencias de que Jesús fue un judío! Pero ¿qué tipo de judío? Ciertamente interesado ante todo en su religión. Su objetivo vital era intensamente judío: proclamar que finalmente Dios iba a arreglar el caso del mundo presente instaurando su Reino dentro de Israel y para Israel en primer lugar. ¿Era, por ello, un judío reformista de su religión? No lo parece en ningún momento (entiéndase: en sí no pretendió Jesús “reformar” su religión por reformarla, sino que pretendió esta “religión” –la suya la judía del momento en Galilea– se entendiera bien para captar su mensaje sobre el Reino). ¿Se desentendió del todo de la política para concentrarse en lo religioso? Pero no parece posible, porque en el judaísmo del siglo I lo religioso y lo político iban intrínsecamente unidos.
 
 
Así que poniendo lentamente las bases metódicas llegamos parcialmente a la conclusión de que Jesús fue un judío religioso, que desarrolló su actividad en Israel, que no pudo separar la política de lo religioso. ¿Era por ello “un judío marginal”? Este es el subtítulo de la magna obra de John P. Meier “Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico”, también editada por Verbo Divino. Pero creo que ese título de “marginal” no define bien a Jesús.
 
 
Me pregunto: ¿Es marginal quien fue ejecutado por las autoridades romanas por atribuirse, o porque sus discípulos le empujaron a atribuirse el título de mesías (es decir, el “rey de Israel? Es más, estoy convencido de que Jesús se creyó fundamentalmente el profeta del final de los tiempos que había anunciado Moisés según Deuteronomio 18,15-18: “Yahvé tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis… Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande”.
 
 
Si Jesús se creyó a sí mismo profeta, y hay pocas dudas de ello, no creo que se le pueda llamar marginal.  Y no le creo porque entonces habría que declarar “marginales” a todos los que intentaron una suerte de “reforma” de la situación religiosa o política de Israel en el siglo I. Ya he mencionado más veces que Flavio Josefo nombra a más de una decena de aspirantes a “agente mesiánico” o rey de Israel o “profeta de señales (milagros) de los últimos tiempos” que vivieron en Israel desde la muerte de Herodes el Grande hasta la Gran Guerra contra Roma del 66 al 70. Y entre ellos estaban Jesús y Juan Bautista. Para el pueblo llegaron ser héroes en algún momento. Sólo en ese sentido se les puede calificar de “marginal”.
 
 
Y si no se le puede llamar marginal… eso cambia toda la perspectiva del método, pues si Jesús no es marginal y es un judío religioso, preocupado intensísimamente por la venida del reino de Dios, Jesús es buscable y entendible perfectamente desde el punto de vista histórico y dentro de la coordenadas judías del Israel del siglo I. Y tampoco creo que Jesús tuviera esencialmente un lenguaje “enigmático” (así resume James Dunn la posición de Meier en la nota 100 de la p. 120 de la obra que comentamos)…, porque si era esencialmente marginal y enigmático no hubiera arrastrado a las multitudes tras de sí… por lo menos al principio. Jesús fue sencillamente un orador a veces exagerado a sabiendas para captar la atención (“Si tu ojo te es ocasión de pecar… arráncatelo”: Mt 5,29)
 
 
Así pues, y sintetizando: debemos ser cuidadosos con las definiciones y el método a la hora de “buscar” a Jesús de Nazaret (es imposible buscar históricamente a Jesucristo, porque este personaje es mitad histórico y mitad teológico). Y este Jesús es buscable, no pudo ser marginal, y hay que buscarlo en el Israel religioso-político del siglo I.
 
 
Seguiremos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 23 de Abril 2020
Dudas sobre el pensamiento de Pablo. Preguntas de Gabriel Andrade (y II)  (16-04-2020. 1119)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Bart D. Ehrman
 
 
Me pregunta Gabriel Andrade:
 
 
“En nuestros diálogos, Ud. decía que Ud. sentía pena al imaginar qué estaría pensando Pablo mientras esperaba en la cárcel su ejecución, pues se daba cuenta de que aquellas cosas que había anticipado en I Tesalonicenses (y que supuestamente ocurrirían antes de que sus corresponsales y él mismo murieran), no llegaban. Pero, Ehrman dice que, para el momento en que Pablo escribió 2 Corintios y Filipenses, ya él tenía dudas, y ahora anticipaba que él moriría antes de que Cristo regresara. En vista de eso, según Ehrman, él anticipó que habría un estado intermedio entre su propia muerte y la resurrección, durante el cual él estaría en estado incorpóreo al lado de Cristo.
 
 
Él cita Filipenses 1: 21 (admitiendo así que moriría antes de la llegada de Cristo) y 2 Corintios 5: 1-4  (interpretando que el quedar desnudo es como quedar sin cuerpo, un tiempo transitorio incorpóreo antes de la resurrección). ¿Es plausible esto que dice Ehrman?
 
Y mi respuesta fue
 
Respecto a Flp 1,21: “Pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia”.
 
Por supuesto que es posible que el Apóstol contemplara su muerte. Y los especialistas discuten sobre la evolución del pensamiento de Pablo. ¿Por qué no pudo pensar en algún momento que su predicción de 1 Tes 4,13-17 podría no ocurrir?
 
El texto es el siguiente:
 
“Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús. Os decimos eso como Palabra des Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron. El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.
 
 
Es posible. Pero lo curioso es que la expectativa paulina de una venida inmediata del Mesías (segunda venida) se mantiene clarísimamente durante la primera mitad del siglo II como da a entender 2 Pedro 3,4-16… (compuesta unos 70 años después de la muerte de Pablo) donde alude expresamente a la esperanza del Apóstol de que el final va a ocurrir pronto. El texto más importante es 3,14: “Por lo tanto, queridos, en espera de estos acontecimientos, esforzaos por ser hallados en paz ante él, sin mancilla y sin tacha”.
 
 
Así somos los humanos: esperamos, pero nos asaltan continuamente las dudas.
 
 
Respecto al texto de 2 Cor 5,1-4:
 
 
“Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos. Y así gemimos en este estado, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra habitación celeste, si es que nos encontramos vestidos, y no desnudos.  ¡Sí!, los que estamos en esta tienda gemimos abrumados. No es que queramos ser desvestidos, sino más bien sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida”.
 
 
El “desnudos” del v. 3, puede entenderse sin duda como “sin cuerpo”, pero quizás con más probabilidad como “sin méritos”  (después de la justificación por la fe hay que vivir una vida irreprochable cumpliendo la ley del Mesías de Gal 6,2) para apropiarse de, o mejor entrar en la casa celestial.
 
 
Por tanto, la argumentación completa de Ehrmann,  que todavía no conozco, es posible que sea razonable aportando también el germen de la duda. De todos modos, ojo con Ehrmann, pues su negocio (también cobra por la entrada en el Blog) es decir “cosas nuevas, originales y rompedoras”.
 
 
Con el poco material que tenemos de Pablo muchas interpretaciones alternativas son posibles, sobre todo aquellas sacadas de su  contexto.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
 
NOTA
 
Envíos enlaces de algunas de las entrevistas que me han hecho en Semana Santa:
 
· Gabriel Erdman, profesor de Historia de Instituto en Argentina, publica la siguiente entrevista http://espectros.com.ar/numero-actual/?fbclid=IwAR2M3OEALX05BhnyQOzlWXAcFTeYzjSJGm4zuuH5MUV_5FqswuBn5KpR-H8
  
· Teresa Viejo, en el programa de RNE: https://www.rtve.es/alacarta/audios/la-observadora/observadora-antonio-pinero-11-04-20/5555843/
 
 
· Jesús Ortega, de  “Radio Castilla La Mancha”: iVoox! EDI 4x30 - ¿Resucitó Jesús? (con Antonio Piñero) http://www.ivoox.com/49930948
 
· Fernando Mullor, en Murcia-Alicante:  iVoox! EVANGELIOS APÓCRIFOS con Antonio Piñero (Especial Semana Santa) - El Candelabro 6T 10-04-20 - Prog 33 http://www.ivoox.com/49893512
 
 
Saludos de nuevo
Jueves, 16 de Abril 2020

Alsos es la palabra griega para bosque sagrado, y sin duda en otras culturas apareció ese elemento sacro. Hoy, la curiosidad me lleva a investigar qué posibilidades hay de que la palabra y el concepto aparezcan en la cultura judía.
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura


Valle de REphaim. Fotografía tomada de https://image.slidesharecdn.com/jerusalemregion-110828190637-phpapp01/95/jerusalem-region-78-728.jpg?cb=1314559003
Valle de REphaim. Fotografía tomada de https://image.slidesharecdn.com/jerusalemregion-110828190637-phpapp01/95/jerusalem-region-78-728.jpg?cb=1314559003
Domingo, 12 de Abril 2020
Dudas sobre el pensamiento de Pablo. Preguntas de Gabriel Andrade. La primera (9-04-2020. 1118)
Foto: Gabriel Andrade
 
 
Escribe Antonio Piñero
 
 
Quizás recuerden los lectores  y auditores los programas radiofónicos variados que hice con Gabriel Andrade desde Venezuela… y que se cortaron debido a la represión de Maduro. Gabriel Andrade hubo de exiliarse a las Islas Caimán (desde allí hicimos algún que otro programa radiofónico más, y ahora está en los Emiratos Árabes donde ejerce como profesor de filosofía.
 
 
Con Gabriel Andrade y a base de preguntas y respuestas grabadas, y luego puestas por escrito, un libro de divulgación sobre el pensamiento de Pablo de Tarso en unas 13 lecciones, que entregamos a la Editorial Lacónica (la que publicó mi librito “En directo desde el siglo I”, en 2018, que era la transcripción de cinco conferencias mías con comentarios de los oyentes, y que se vendió bien). Como ahora estamos en malos tiempos, supongo que el dueño y director de Lacónica estará esperando la oportunidad buena para editarlo.
 
Pues bien, Gabriel Andrade me ha enviado dos preguntas a propósito de un libro reciente de Bart D. Ehrman sobre la vida en el más allá, cuyo título exacto no sé y que aún no ha caído en mis manos. Respondo a las preguntas de Andrade (en dos postales sucesivas) aunque –como le dije– para responder bien, tendría que haber repensado la argumentación completa de este famoso ateo noteamericano, que sabe venderse muy bien (por ejemplo, cobra por entrar en su Blog)
 
 
 
1ª Pregunta
 
 
Recuerdo que en nuestros diálogos, yo le decía a Ud. que a mí me extrañaba que Pablo no hablara del infierno, y Ud. me decía que Pablo no necesitaba hacerlo explícito, pues seguramente su audiencia ya lo daba por supuesto. Pero, Ehrman dice que Pablo no cree en el infierno. Él dice que su postura es aniquilacionista, y sólo resucitan los que se salvan. Él cita a 1 Tesalonicenses 5: 3, “Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina”, y también I Corintios 15:24, “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia”. Ehrman dice que eso sugiere aniquilacion definitiva de los pecadores. ¿Ud. cree plausible la interpretación de Ehrman?
 
 
 
Respuesta:
 
Respecto a 1 Tes 5,1-3:
 
“En lo que se refiere al tiempo y al momento, hermanos, no tenéis necesidad que os escriba. Vosotros mismos sabéis perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán”
 
Le he comentado (Y en parte está en mi libro sobre Pablo “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino, Trotta 2ª edic. Madrid 2018) que la ruina que caerá sobre los impíos es en griego, ólethros: “aniquilación”. Es este un vocablo muy utilizado en griego desde Homero. Casi siempre se refiere a la muerte, sin más. “Ojo que te aniquilo”; podemos decir en español sin significar destrucción absoluta. Lo mismo en griego.  Y aquí convendría ver en qué textos paralelos se apoya Ehrmann para juzgar su argumentación
 
 
Que sea posible una aniquilación total  puede darlo a entender mejor Lucas cuando habla de que “solo resucitarán los justos” (Lc 14,13-14: “Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos;  serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.»). Y aun así, con tanta aparente claridad no queda claro el pensamiento del Jesús de Lucas ya que este es un testo único en cuanto a su precisión.
 
 
 En el judaísmo antiguo sí se contemplaba la aniquilación total de los pecadores (tomo de mi índice analítico, aún no publicado del vol. VII de los Apócrifos del Antiguo Testamento: “Alma de impíos”: aniquilación definitiva de alma y del cuerpo: Antigüedades Bíblicas del Ps. Filón 16,2s =  volumen II ( de la edición de Apócrifos del Antiguo Testamento de la editorial Cristiandad, página 234 nota;
 
“Diluvio, descripción; aniquilación de malvados”: I Henoc 89,2-9 = vol. IV 113;
 
“Babilón, oráculo contra” = aniquilación divina: Oráculos SibilinosI II, versos 300-313 = volumen III p. 485: la aniquilación de Babilón = Babilonia quedará destruida: es “como si no hubieras llegado a nacer” = v. 310).
 
 
También en el gnosticismo cristiano de los siglos II y III (la argumentación completa está en la “Introducción” conjunta de J. Montserrat y mía a la “Biblioteca copto-gnóstica  de Nag Hammadi” de Trotta, Madrid, 5ª edic. de 2018, vol. I ) se decía que el cuerpo (y a veces se piensa también en el alma) de los impíos sería totalmente aniquilado. Los gnósticos jamás admitieron la “resurrección de la carne”. El cuerpo, material, será aniquilado por Dios, junto con todo el universo, cuando llegue el final de los tiempos.
 
 
Por tanto es posible la interpretación de Ehrmann. Pero solo se puede presentar como sugerencia. Yo aportaría en contra de Ehrman 1 Corintios 5,5: “Sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción (ólethros) de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor”.
 
 
Otros casos en el corpus paulino no valen para la argumentación (2 Tes 1,9: “Estos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados = de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”,  y 2,8: “entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor = destruirá con el soplo de su boca, = y aniquilará con la Manifestación de su Venida”; 1Timoteo 6,9: “Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición”), porque son pasajes que no corresponden al Pablo histórico. Pero escribiendo sus discípulos “como si fueren Pablo” (creían que Pablo pensaba así) no lo entendían como aniquilación total, sino que hablan más bien de una pena eterna en el infierno.
 
 
Los espiritualistas de la época, bien asentados en la creencia general de la inmortalidad del alma, podrían pensar que la aniquilación del cuerpo no tenía importancia. Pero no así Pablo en 1 Cor 15 donde habla del cuerpo espiritual…, que probablemente él pensaba que estaba reservado ciertamente para los justos (1 Corintios 15,44).
 
 
Ehrman en apoyo de su hipótesis cita, según Andrade, 1 Cor 15,24-26: “Luego, el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la Muerte”.
 
 
Ahora bien, en el v. 16 se dice que también el último enemigo, la Muerte, quedará  destruida (griego kataregeîtai). El verbo katargeîn tiene más de quince usos en el corpus paulino. Puede, pues, entenderse de todas las maneras, tanto total, como parcial, sin precisión alguna.
 
 
Así que la opinión de Ehrman es una mera hipótesis, creo.
 
 
Véase sobre el mundo futuro el libro conjunto, editado por mí y por Eugenio Gómez Segura, “El juicio final”. Cristianismo y las religiones de su tiempo, EDAF, Madrid, 2010 donde se habla largo y tendido de la vida futura más allá de la muerte.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
NOTA:
 
Fractal Media ha puesto en abierto un documental –que utiliza charlas mías sobre el Jesús histórico y otros complementos también escritos por mí y adaptados por Fractal– de unos 37 minutos que da respuestas a las preguntas usuales  que suele formularse la gente sobre el Jesús de la historia.
 
He aquí el enlace:
 
https://www.youtube.com/watch?v=frcWDIZ372s&feature=youtu.be
Jueves, 9 de Abril 2020

Notas

La literatura y la arqueología no son las únicas fuentes para encontrarse con los bosques sagrados de Grecia. La Historia del Arte también nos los presenta.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


Templo de Hefesto en Atnas. Fotografía de Gregorio Torrealba.
Templo de Hefesto en Atnas. Fotografía de Gregorio Torrealba.
Lunes, 6 de Abril 2020
El segundo libro recomendado: “Un Judío Marginal”, de John P. Meier (2-04-2020. 1117)
Foto: J. P. Meier
 
 
Escribe Antonio Piñero
 
 
Como prometí en mi postal anterior paso a comentar –brevemente solo porque la obra es archiconocida– el segundo libro recomendado por James D. G. Dunn para estudiantes, el de John P. Meier, “Un Jesús marginal. Nueva visión del Jesús histórico”, obra aún no concluida del todo (quizás falte la confección de un par de volúmenes). Y he hecho en este medio alguna vez más un comentario. Me reafirmaré, pues, en mi valoración.
 
 
El “libro” es imponente, pues son cuatro tomos en cinco volúmenes… (o a la inversa), y como digo todavía no está terminado. Me “quito el sombrero” ante Meier, no solo por su erudición (sus notas al final de cada capítulo son un tesoro para informarse de la bibliografía más importante hasta el momento) y por su método. Las notas no son un mero elenco bibliográfico, sino que hay una crítica razonada para cada libro o artículo que se menciona, y si en algo discrepa, ofrece Meier propuestas alternativas. Con otras palabras: no son meros resúmenes en general, o citas vacías, sino propuestas de interpretación.
 
 
Mi segundo punto de admiración es la independencia, en algunos casos relativa ciertamente, respecto a su presunta ideología. Meier es no solo un investigador confesional, sino que pertenece a una orden religiosa, los jesuitas. Según algunos, la pertenencia a una orden podría atarlo mentalmente aún más. Pero no es  así, y demuestra gran libertad de criterio. Por ejemplo, cuando trata del candente tema de  los hermanos de Jesús (Mc 6,3: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joseto, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se escandalizaban a causa de él”), que –si son naturales– tal afirmación atenta contra el dogma de la virginidad perpetua de María Pero Meier no se arredra y afirma: “La opinión más probable es que los hermanos y hermanas de Jesús lo eran verdaderamente” (I 340).
 
 
Mi tercer punto de alabanza es la honestidad con la que intenta aplicar los criterios de historicidad, cuyo manejo constituye la espina dorsal de su obra. Es cierto que estos criterios han sido puestos en solfa repetidas veces en los últimos tiempos. Pero Meier sigue defendiéndolos (y yo estoy de acuerdo con ello) porque son casi indispensables. La razón: no hay otros repuestos que sean mejores que los criterios básicos de “dificultad”, “atestiguación múltiple” y “coherencia”, salvo el criterio de los “patrones de recurrencia” que –como he comentado muchas veces– es excelente sobre todo para el caso de “Jesús como sedicioso contra el Imperio Romano”. Y aquí matizo mi alabanza: hasta aquí –la muerte de Jesús como consecuencia de la sedición–  no ha llegado aún la obra de Meier; pero supongo que tendrá en cuenta tal criterio del patrón de recurrencia” (unos 26 textos con “ruido de sables” en los Evangelios), aunque los indicios dados por Meier no son esperanzadores, ya que en varias partes de su obra intenta presentar a Jesús como carente de toda intención política: III 624).
 
 
Alabo además la rigidez, sin escapadas ni concesiones, con la que Meier utiliza los criterios. Es digno de encomio. Absolutamente fiel a su método y a su aplicación con rigor. El caso más duro es el último volumen sobre las parábolas (volumen V; la versión española es de Verbo Divino, de 2017), donde –para gran escándalo de algunos que, creo, no han leído bien lo que dice Meier– parece no dejar “títere con cabeza”. Según Meier, solo se puede probar que pertenezcan con toda seguridad a Jesús cuatro parábolas: 1. “El grano de mostaza (Mc 4,30-32 y paralelos); 2. Los viñadores homicidas (Mc 12,1-11 y paralelos); 3. La gran cena o banquete (Mt 22,2-14 con un solo paralelo en Lc 14,16-24); 4. Los talentos /Las minas (Mt 25,14-30 / Lc 19,11-27).
 
 
He oído a algunos decir que “Meier niega que Jesús hubiese pronunciado otras parábolas (por ejemplo, la maravillosa sobre el Hijo Pródico de Lc 15)”. Pero este juicio es injustísimo. Meier no dice eso, sino que él solo puede probar con seguridad que sean históricas cuatro parábolas, pero no niega nunca que Jesús hubiese pronunciado otras…, solo que él no tiene instrumentos para probarlo. Ni más ni menos. Es una gran valentía.
 
 
Ciertamente, después de estas alabanzas puedo poner algunos “peros” a Meier en los que creo que se le “ha ido un tanto la mano”. Así, por ejemplo, no creo que sea adecuado su tratamiento de las diferencias entre Jesús y Juan Bautista. En mi opinión exagera las diferencias,  de modo que presenta Jesús como un personaje único (a pesar de que admite que Jesús fue discípulo del Bautista II/1 230; véase II/1 30). Otro caso: de ningún modo estoy de acuerdo con Meier cuando concluye su tratamiento del reino de Dios según Jesús con una afirmación de que “el reino de Dios está ya presente” (algo no solo no probado, sino muy improbable en el conjunto de la doctrina de Jesús): II/1 534ss. Otro caso en el que yo tengo la sensación de que Meier se deja llevar por el entusiasmo…, a saber, cuando habla de la singularidad de Jesús en cuestiones morales. Meier lo califica como maestro excepcional de moral en la misma página citada antes II/1 30.  Ahora bien, Charles Guignebert, en su obra Jésus, de 1930, París,  por ejemplo,  señalaba ya que no hay ni sola idea de la moral de Jesús que no sea judía, puramente judía.
 
 
De cualquier modo, alabo a Meier y su esfuerzo. Su obra es imponente y merece el mayor de los respetos y su lectura atenta.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
Añado un enlace a una conferencia mía que pronuncié en el Museo Etnográfico de Zamora, por invitación  de la Concejal de Cultura, Mª Eugenia Cabezas y que se ha subido a Internet:
 
https://www.youtube.com/watch?v=oNgmdC5uacA
 
Jueves, 2 de Abril 2020

Notas

10votos

Los bosques sagrados fueron un fenómeno religioso a lo largo de toda la historia de Grecia. El cristianismo los conoció sin duda, como puede rastrearse en el escritor Pausanias.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura


Bosque sagrado de Epidauro. Tomado de https://www.greeka.com/photos/peloponnese/epidaurus/history/hero/epidaurus-history-1280.jpg
Bosque sagrado de Epidauro. Tomado de https://www.greeka.com/photos/peloponnese/epidaurus/history/hero/epidaurus-history-1280.jpg
Bosques sagrados  (31-03-2020 / 009)
 
 
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura
 
 
Los bosques sagrados fueron un fenómeno religioso a lo largo de toda la historia de Grecia. El cristianismo los conoció sin duda, como puede rastrearse en el escritor Pausanias.
 
 
Los textos que propuse en la postal anterior para estudiar el origen de algunos santuarios extramuros eran premeditadamente arcaicos. Mediante su lectura se puede apreciar la antigüedad de la idea, pero esa mínima colección no debe llevar a pensar que era un fenómeno del pasado para los griegos. Por eso, en esta ocasión, voy a mencionar algunos bosques sagrados que el antiguo viajero Pausanias incluyó en la célebre guía de Grecia que escribió durante el siglo II de nuestra era. Con el fin de no insistir en los lugares más famosos de la cultura helena, una y otra vez citados y por eso demasiado absorbentes, citaré lugares insólitos.
 
 
En la acrópolis de la ciudad de Fliunte, cercana a Corinto, Pausanias (II 13, 3-4) describe un santuario de Hebe, llamada allí Ganimeda, con un bosque sagrado. El lugar representa muy bien el derecho de asilo que ofrecían muchísimos santuarios griegos. En efecto, los suplicantes iban a este recinto y, una vez liberados, colgaban sus grilletes de los árboles sagrados. Es interesante también que allí se celebrara una fiesta dedicada a los cortadores de hiedra, los Cisotomos.
 
 
Ese derecho de asilo no era, con todo, tan respetado. De un bosque sagrado de Cleonas, también en las cercanías de Corinto, Pausanias cuenta (II, 15, 2) que fue quemado con algunos soldados dentro por los lacedemonios durante una guerra contra esa ciudad.
 
 
Al hablar de Epidauro (II 27, 1) el escritor menciona el bosque sagrado, cosa que, como en el caso de Olimpia, puede verse todavía hoy por la naturaleza boscosa del paraje. Destaca en la descripción que el lugar estaba rodeado por mojones que avisaban de la entrada en un recinto divino, recinto que, quizá por estar dedicado a la curación, estaba vedado al nacimiento y la muerte (recuérdese el alto índice de mortandad en los partos).
 
 
Abunda en esta noticia otra que Pausanias aporta al hablar de Cafias, población más o menos en el centro de Arcadia ((VII 23, 6-7). Allí había un bosque sagrado dedicado a Ártemis. La leyenda cuenta que unos niños, jugando, anudaron una cuerda alrededor del cuello de la estatua de la diosa, y que la llamaron “ahorcada”, Apancómene en griego. Los habitantes de Cafias lo descubrieron y, por considerarlo un sacrilegio, lapidaron a los niños. Ártemis, protectora de la infancia, maldijo a las mujeres de la ciudad, que comenzaron a dar a luz niños muertos. En Delfos la Pitia comunicó a los de Cafias que debían venerar a los niños lapidados como héroes para superar la maldición. En época de Pausanias todavía se mantenía esta veneración.
 
 
Quizá por ser una diosa de los límites, quizá por estar asociada al parto, a la caza (actividad mortal), quizá por su confusión con Hécate, diosa de la muerte, en el bosque sagrado del santuario de Ártemis Sarónica, en la isla de Egina, estuvo enterrado Sarón, que dio nombre al golfo.
 
 
Muchos bosques sagrados estaban asociados, lógicamente por otra parte, con fuentes.
 
 
Al describir los alrededores de la ciudad de Patras, en el Peloponeso. Pausanias contaba (VII 21, 11-12) que cerca de la ciudad, junto al mar, un bosque sagrado permitía un paseo muy agradable en verano. Junto a él, un santuario de Deméter y Perséfone albergaba una fuente sagrada que, con el ritual que Pausanias relata, permitía saber si los enfermos curarían o no de sus enfermedades.
 
 
Esta asociación de bosque sagrado, fuentes y Deméter también se dio en el territorio de Pelene, ciudad de Acaya pero en la frontera con Corinto. Su santuario de Deméter Misia albergaba, dentro del bosque, árboles de todas clases y fuentes. Allí se celebraba la fiesta femenina por antonomasia, las Tesmoforias, en este caso concreto una sola noche. Los hombres, incluso los perros macho, al tercer día de fiesta debían abandonar el recinto sagrado, al que sólo podían volver al día siguiente.
 
 
 
Saludos cordiales
 
Eugenio Gómez Segura
Lunes, 30 de Marzo 2020
Libros recomendados por J. Dunn para estudiantes del Nuevo Testamento (26.03.2020 – 1116)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Annette Merz
 
 
El libro que estoy comentando con calma, el de James D. G. Dunn, “Jesús recordado”, publicado por Verbo Divino, tiene 176 páginas de método / metodología para abordar la cuestión del Jesús histórico. Es bastante; y luego añade, en el capítulo 8, “Sobre la tradición” acerca de Jesús, otras muchas disquisiciones sobre la transmisión –y la fidelidad de este– de las palabras y dichos de Jesús. Tendremos que comentarlas, aunque sea brevemente, porque las pretensiones de fiabilidad según nuestro investigador son muy elevadas respecto a la tradición acerca de Jesús. El recuerdo es muy exacto. Yo no lo creo; opino que hay que ser un poco más escéptico. Pero hay que razonarlo. Y eso es lo que haremos, o pretenderemos hacer, en otros comentarios siguientes.
 
 
Me detengo ahora en la impostación de este capítulo 8, que lleva un apartado que me parece totalmente erróneo: “8.1. Jesús, el fundador del cristianismo”. No es lapso ninguno. En su libro Comenzando desde Jerusalén. Vols. I y II, Verbo Divino, Estella, 2012, I 603-606) responde Dunn de nuevo a la cuestión del fundador del cristianismo, sosteniendo que Pablo es el “segundo fundador”.
 
 
Estas afirmaciones me ponen en estado de alarma. Escribí en mi libro sobre Pablo (Trotta 22018), p. 378 escribí sobre el fundador del cristianismo:
 
 
“Ni fue Jesús el primero, ni Pablo, el segundo, por la sencilla razón de que para fundar algo hay que pretenderlo conscientemente, y hoy día es ya consenso común que ni uno ni otro tuvieron consciencia de proponer algo nuevo dentro del judaísmo. Por tanto, Dunn y otros hacen una afirmación apresurada. Una cosa es ser ‘fundador’ y otra bien distinta es poner ciertos fundamentos involuntarios para que otros, discípulos y sucesores, que tienen ya consciencia de estar estableciendo algo nuevo, construyan sobre ellos. Este fenómeno se dio conscientemente, a mi parecer, solo cuando los discípulos de Pablo entraron en la fase de aceptar un corpus de escritos propios, con el Apóstol como segunda estrella, corpus al que elevaron a la categoría de sagrado con el mismo o superior valor que los textos que hasta el momento habían sido su ‘Escritura’, la Biblia hebrea”.
 
 
Y otra cosa que debemos examinar si Dunn recomienda con toda a razón, o debemos poner algún reparo a la obra de Theissen-Merz sobre  es su afirmación “Con todo, si se me preguntara por un estudio sobre Jesús en un solo volumen para uso de estudiantes, yo recomendaría el libro de Theissen-Merz” (p. 119). ¿Cómo se puede recomendar un libro que a criterio de Dunn “No hace ningún hincapié en la condición judía de Jesús”? Siento decirlo, pero creo que son dos afirmaciones que no encajan bien, ya que el marco en el que hay que definir a Jesús (y hoy están teóricamente y de palabra todos los investigadores de acuerdo) es la “absoluta y profunda judeidad de Jesús”.
 
 
Y a este propósito y al definir Theissen-Merz el criterio de plausibilidad histórica contextual como una de las normas para evaluar si un dicho de Jesús, o un hecho, son genuinos escriben que
 
 
Las tradiciones jesuánicas poseen plausibilidad histórica contextual si encajan en el contexto judío de Jesús y se pueden identificar como fenómenos individuales dentro de ese contexto. La correspondencia contextual y la individualidad contextual son, pues, criterios complementarios de la plausibilidad contextual histórica. Mientras que el criterio de desemejanza / discontinuidad, según Theissen-Merz, exige que las tradiciones jesuánicas no se puedan derivar del judaísmo —cosa que nunca se puede demostrar rigurosamente—, el criterio de plausibilidad contextual histórica requiere tan sólo la prueba de unas relaciones positivas entre la tradición jesuánica y el contexto judío, es decir, entre Jesús y el paisaje, los grupos, las tradiciones y mentalidades del judaísmo de la época.
 
 
Dicho de otro modo y con palabras de los autores:
 
 
“Jesús sólo pudo haber dicho y hecho lo que un judío carismático del siglo I hubiera podido decir y hacer. Jesús pudo, obviamente, entrar en conflicto con su entorno. El judaísmo está lleno de ejemplos de crítica acerba por parte de personajes carismáticos, y de polémicas entre grupos; pero esta crítica ha de ser contextualmente viable. La individualidad de Jesús puede manifestarse sobre el fondo de la inserción positiva en el entorno. Individualidad no significa inderivabilidad, sino diferenciabilidad en un contexto común. Jesús no cobra aquí su perfil frente al judaísmo, sino dentro de él. Su individualidad no es una inderivabilidad independiente del contexto, sino una peculiaridad ligada a él”.
 
 
 
Pero también Theissen está más o menos de acuerdo con Dunn en que Jesús fue el fundador del cristianismo…  Pero repito mi pregunta: ¿Cómo se puede afirmar que una persona fue el fundador de algo cuando esa persona no muestra por ningún lado el menor deseo de fundar nada nuevo? En una palabra, no veo consecuencia y racionabilidad ninguna en los juicios de Dunn cuando se contrastan entre sí. “Profundo judaísmo” y “fundación de una religión nueva” son incompatibles.
 
 
 
De J. P. Meier hablaremos en otro momento.
 
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Jueves, 26 de Marzo 2020

Notas

Muchos de los santuarios situados en las afueras de los cascos urbanos tuvieron un origen más bien humilde. Este origen puede rastrearse con la literatura y con la arqueología, y a esto dedicaré este post.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


Ostracon de Florencia con el poema 2 de Safo. Tomado de https://en.wikipedia.org/wiki/Sappho_2
Ostracon de Florencia con el poema 2 de Safo. Tomado de https://en.wikipedia.org/wiki/Sappho_2
El mundo de la cultura clásica goza de ciertos privilegios si lo comparamos con otras ramas de la Historia Antigua. Ninguna de las restantes puede ofrecer el volumen de textos literarios, administrativos, religiosos, que, en conjunto, nos dan Grecia y Roma. Tampoco es fácil poder encontrar un número tan elevado y tan moderno científicamente de estudios arqueológicos. Cuando ambas ramas de este saber se conjuntan, los resultados asombran.

En lo que se refiere al aspecto religioso de Grecia, la situación es extraordinaria. Al reseñar, por ejemplo, el estudio de los santuarios situados fuera del casco urbano de las distintas poblaciones que compusieron la Grecia de los Siglos Oscuros, el Arcaísmo y el periodo clásico, la combinación de literatura y arqueología es muy productiva. He aquí un ejemplo.

El santuario de Zeus en Olimpia, cuyos orígenes parecen estar en la época submicénica, hubo de ser por fuerza una zona natural que llamara la atención. Esto no quiere decir que fuera espectacular, sino que algo invitaba a reunirse allí para celebrar algunos ritos. Pudo ser una anécdota humana, un elemento natural, la combinación de ambas cosas. El caso es que Olimpia surgió entre una colina puntiaguda y al parecer siempre boscosa, llamada por las fuentes Cronión, y la confluencia de los ríos Alfeo y Cladeo, una explanada. Quien visite hoy en día el yacimiento podrá comprobar la feracidad de la naturaleza, pues por cualquier lado aparecen árboles más o menos jóvenes entre las ruinas de los edificios. Estos bosques sagrados se denominaban en griego alsos.

En realidad, el santuario de Zeus en Olimpia fue conocido como Altis. Pausanias (autor del s. II de nuestra era) refiere en su libro sobre Grecia (V, 10, 1): “El bosque sagrado (alsos) de Zeus, por un cambio (de letras), lo llaman desde antiguo Altis”.
La zona era lógicamente muy húmeda y además albergaba un recinto sagrado del héroe Pélope, el Pelopio. Al parecer en el Altis no podía haber ningún enterramiento, a tenor de la noticia que cuenta Pausanias sobre un cadáver que apareció en un templo del Altis y que fue trasladado fuera (Paus V, 20, 5).  Parece confirmarlo la costumbre de que la carne del carnero negro (color de dioses infernales) sacrificado al héroe, una vez ingerida, imposibilitaba entrar en el recinto de Zeus (Paus V 13, 2-3).

Este bosquecillo, consagrado a los dioses del cielo, de lo que está por encima de la superficie terrestre, hubo de tener un principio tan humilde como el pequeño santuario que se describe en un poema del s. VI atribuido al gran Hesíodo, Escudo, versos 58, 70 y 99, que pintan el escenario en que Heracles se enfrentó a Cicno, un hijo del dios Ares:

58: pues lo encontró en el recinto sagrado de Apolo el que hiere de lejos…
70: todo el bosque sagrado y el altar de Apolo Pagasio…
99: (Ares) que ahora, a pleno grito, enloquece en el bosque sagrado de Apolo Febo…

Esta sencillez, un simple bosque que en un claro tendría un altar, dio paso a construcciones más complejas. Safo, por ejemplo, en su poema número 2, una invocación a Afrodita, relacionada míticamente con Creta, dice de un bosque sagrado que tiene altares y un templete:

Ven desde Creta a este templo
santo, donde tienes un encantador bosque sagrado
de manzanos y altares perfumados
con incienso.
Aquí el agua fresca murmura a través de las ramas
De los manzanos, y todo el lugar de rosales
Está sombreado, y de las hojas que tiemblan
Desciende el profundo sueño…

No es de extrañar esta evolución: según se embellecían los santuarios el simple claro del bosque se completó con un templo que, lógicamente, fue aumentando de tamaño y desplazando del centro de atención la propia naturaleza y el primitivo altar. Con todo, la cultura griega no olvidó los orígenes naturales de sus santuarios extramuros. En Nemea, por ejemplo, se preparó un bosque sagrado artificial plantando cipreses; en Olimpia el Altis nunca dejó de tener en el Pelopio un pequeño bosque; e incluso en las ciudades el culto al árbol continuó vigente asociado al templo: el templo de Hefesto de Atenas estuvo rodeado de un jardín de arbustos que las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz.
 
Domingo, 22 de Marzo 2020
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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