PREGUNTA:
¿No le parece que el Dios de Jesús es más bien el padre de Baal y de Yahvé, es decir "EL" o "ELOHIM" y no el belicoso Baal o Yahvé? Me baso en esto en que si hubiese dicho que no era Yahvé su Dios habría durado 5 minutos entre los judíos, además cuando Jesús esta en la cruz dice Elohim Elohim como señor o dios mío, pero no es casual y para terminar "EL" creador del universo y teóricamente padre de los otros dos dioses, es históricamente entendido como un dios realmente bondadoso y comprensivo algo que parece muy alejado de sus dos hijos.
RESPUESTA:
En realidad no podemos saberlo, porque la crítica histórica descubre que Elohim y Yahvé son ciertamente dos divinidades distintas. Es posible que Elohim predominara en el reino del Norte, Israel, y que Yahvé fuera el dios de los de Judá, que al final terminaron dominando. Hay una pista sobre la no identidad en Dt 32,8-9:
“Cuando el Altísimo (Elohim) repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios; mas la porción de Yahvé fue su pueblo, Jacob su parte de heredad”.
Es probable es (si es que el personaje de Moisés es histórico) que a partir de Moisés los israelitas introdujeran en su panteón a Yahvé, una divinidad de Madián que al parecer era la de la mujer de Moisés, Séfora, hija de un sacerdote de Madián. y que luego –como ocurre en muchas religiones, la griega, por ejemplo— esa divinidad joven acabe asumiendo los rasgos y características de las divinidades “viejas”. Yahvé de hecho tiene rasgos de ‘’El y de Baal, más los suyos propios (Baal es el dios del cielo de los cananeos en general que se identifica con Yahvé, dios de los madianitas en principio).
Así que más sintéticamente: las divinidades son tres: Elohim, su hijo, Baal = a Yahvé, introducido por Moisés. Las dos últimas divinidades (Yahvé y Baal se funden) y en otro momento esa divinidad más joven se funde con Elohim. Este es un proceso general en la historia de las religiones: tendencia a simplificar fundiendo personajes parecidos. Ejemplos: de muchas clases de demonios en el Antiguo Testamento se hace una (los “demonios”); y de muchos jefes de demonios (Belial, Mastemá, Satán) se hace uno, “Satanás”. O de muchas “Marías” (de Betania, Magdalena; mujer pecadora de Lc 7,35) en el Nuevo Testamento se hace una: “María Magdalena”
Jesús dice que su Dios es el Dios de Israel (Mc 12,29). Pero cuando yo hablo de que el Dios de Jesús es el mismo que el del Antiguo Testamento en general, estoy en el siglo I, en el cual estas distinciones eran ignoradas. Para Jesús no había más Dios que el ya tradicional en su momento y que ellos creían firmemente que había sido el único y el de siempre.
Otro cosa es la crítica histórica que planteamos desde la Ilustración, no solo en el estudio de la Biblia, sino de la historia en general que nos hace ser más preciso y ver más coas. En un cierto sentido, nosotros sabemos de la religión de Jesús más que él mismo desde el punto de vista de la historia de las tradiciones religiosas.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.trotta.es/libros/los-libros-del-nuevo-testamento/9788413640242/
¿No le parece que el Dios de Jesús es más bien el padre de Baal y de Yahvé, es decir "EL" o "ELOHIM" y no el belicoso Baal o Yahvé? Me baso en esto en que si hubiese dicho que no era Yahvé su Dios habría durado 5 minutos entre los judíos, además cuando Jesús esta en la cruz dice Elohim Elohim como señor o dios mío, pero no es casual y para terminar "EL" creador del universo y teóricamente padre de los otros dos dioses, es históricamente entendido como un dios realmente bondadoso y comprensivo algo que parece muy alejado de sus dos hijos.
RESPUESTA:
En realidad no podemos saberlo, porque la crítica histórica descubre que Elohim y Yahvé son ciertamente dos divinidades distintas. Es posible que Elohim predominara en el reino del Norte, Israel, y que Yahvé fuera el dios de los de Judá, que al final terminaron dominando. Hay una pista sobre la no identidad en Dt 32,8-9:
“Cuando el Altísimo (Elohim) repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios; mas la porción de Yahvé fue su pueblo, Jacob su parte de heredad”.
Es probable es (si es que el personaje de Moisés es histórico) que a partir de Moisés los israelitas introdujeran en su panteón a Yahvé, una divinidad de Madián que al parecer era la de la mujer de Moisés, Séfora, hija de un sacerdote de Madián. y que luego –como ocurre en muchas religiones, la griega, por ejemplo— esa divinidad joven acabe asumiendo los rasgos y características de las divinidades “viejas”. Yahvé de hecho tiene rasgos de ‘’El y de Baal, más los suyos propios (Baal es el dios del cielo de los cananeos en general que se identifica con Yahvé, dios de los madianitas en principio).
Así que más sintéticamente: las divinidades son tres: Elohim, su hijo, Baal = a Yahvé, introducido por Moisés. Las dos últimas divinidades (Yahvé y Baal se funden) y en otro momento esa divinidad más joven se funde con Elohim. Este es un proceso general en la historia de las religiones: tendencia a simplificar fundiendo personajes parecidos. Ejemplos: de muchas clases de demonios en el Antiguo Testamento se hace una (los “demonios”); y de muchos jefes de demonios (Belial, Mastemá, Satán) se hace uno, “Satanás”. O de muchas “Marías” (de Betania, Magdalena; mujer pecadora de Lc 7,35) en el Nuevo Testamento se hace una: “María Magdalena”
Jesús dice que su Dios es el Dios de Israel (Mc 12,29). Pero cuando yo hablo de que el Dios de Jesús es el mismo que el del Antiguo Testamento en general, estoy en el siglo I, en el cual estas distinciones eran ignoradas. Para Jesús no había más Dios que el ya tradicional en su momento y que ellos creían firmemente que había sido el único y el de siempre.
Otro cosa es la crítica histórica que planteamos desde la Ilustración, no solo en el estudio de la Biblia, sino de la historia en general que nos hace ser más preciso y ver más coas. En un cierto sentido, nosotros sabemos de la religión de Jesús más que él mismo desde el punto de vista de la historia de las tradiciones religiosas.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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