Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Memoria de Mateo en otros apócrifos
El evangelio del Pseudo Mateo
Un dato unánimemente reconocido en la literatura del cristianismo es la presencia persistente de Mateo como autor literario. Él es el autor del primero de los cuatro evangelios canónicos según la atribución antigua y unánime de los escritores eclesiásticos. Las dudas surgidas con el tiempo sobre la autoría real del evangelio de Mateo no anulan el hecho incontestable de su recuerdo en la tradición de la sociedad cristiana. Son claras y abundantes las referencias a su actividad literaria.
En consonancia con los datos de su evangelio, que recoge las tradiciones exclusivas sobre la infancia de Jesús, se ha transmitido entre los evangelios sobre la Natividad del Salvador un evangelio conocido como Evangelio del Pseudo Mateo. La idea expresada en el término “Pseudo” significa que la atribución de la obra a Mateo dista mucho de ser verosímil.
El texto fue redactado en latín en el siglo VI, aunque con materiales anteriores posiblemente al año 200. El título tradicional de este evangelio no admite lugar a dudas: “Empieza el libro sobre el nacimiento de la bienaventurada María y sobre la infancia del Salvador, escrito en hebreo por el bienaventurado evangelista Mateo y traducido al latín por el bienaventurado presbítero Jerónimo”.. Puede verse este evangelio en traducción de F. Bermejo en A. Piñero, Todos los evangelios, pp. 213-237.
Es hasta cierto punto comprensible la atribución de la obra a Mateo, ya que su contenido es en gran parte paralelo a su obra canónica o tiene el aspecto de complemento de detalles silenciados en ella. Habla, por ejemplo, de la natividad de María, su educación en el templo, su matrimonio con José, la Anunciación, nacimiento de Jesús, muerte de los inocentes, huida a Egipto. Pero también ofrece detalles de la vida de Jesús en la infancia y de sus poderes, como el de fabricar pajarillos de barro que luego hacía volar.
Mateo en los evangelios gnósticos
Evangelio según Tomás
Los escritos gnósticos, conservados básicamente en Egipto, demuestran que el cristianismo de aquellas latitudes tenía diferencias sensibles en comparación con la que se convirtió en la ortodoxia oficial. Podemos incluirlo en al grupo de Cristianismos derrotados de acuerdo con la obra homónima de A. Piñero. Pero las frecuentes alusiones a Mateo dejan claro que su fama tenía perfiles de universal. El evangelio según Tomás, griego del siglo II, traducido al copto en el siglo IV, es el más célebre de los escritos de la biblioteca de Nag Hammadi, que pretende ofrecer “las palabras secretas que dijo Jesús el Viviente y que escribió el Mellizo Judas Tomás”.
Uno de los dichos (logia) que componen este evangelio es una pregunta que Jesús hace a sus discípulos y que recuerda la del evangelio de Mateo cuando Jesús preguntaba a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” (Mt 16,13). Jesús pregunta aquí a sus discípulos: “Comparadme y decidme a quién me parezco”. Le responden Pedro, Tomás y Mateo.
Para el autor de este evangelio, parece que esos tres apóstoles ejercen un especial protagonismo. Pedro es el jefe del grupo, Tomás es el epónimo de la obra, Mateo aparece como uno de los apóstoles destacados. Ésta es la respuesta de Mateo a la pregunta de Jesús: “Te pareces a un filósofo sabio”. Era la versión griega del término hebreo Rabbí.
(Página del evanvelio de Mateo en la Biblia de san Luis. Catedral de Toledo).
Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Memoria de Mateo en otros apócrifos
El evangelio del Pseudo Mateo
Un dato unánimemente reconocido en la literatura del cristianismo es la presencia persistente de Mateo como autor literario. Él es el autor del primero de los cuatro evangelios canónicos según la atribución antigua y unánime de los escritores eclesiásticos. Las dudas surgidas con el tiempo sobre la autoría real del evangelio de Mateo no anulan el hecho incontestable de su recuerdo en la tradición de la sociedad cristiana. Son claras y abundantes las referencias a su actividad literaria.
En consonancia con los datos de su evangelio, que recoge las tradiciones exclusivas sobre la infancia de Jesús, se ha transmitido entre los evangelios sobre la Natividad del Salvador un evangelio conocido como Evangelio del Pseudo Mateo. La idea expresada en el término “Pseudo” significa que la atribución de la obra a Mateo dista mucho de ser verosímil.
El texto fue redactado en latín en el siglo VI, aunque con materiales anteriores posiblemente al año 200. El título tradicional de este evangelio no admite lugar a dudas: “Empieza el libro sobre el nacimiento de la bienaventurada María y sobre la infancia del Salvador, escrito en hebreo por el bienaventurado evangelista Mateo y traducido al latín por el bienaventurado presbítero Jerónimo”.. Puede verse este evangelio en traducción de F. Bermejo en A. Piñero, Todos los evangelios, pp. 213-237.
Es hasta cierto punto comprensible la atribución de la obra a Mateo, ya que su contenido es en gran parte paralelo a su obra canónica o tiene el aspecto de complemento de detalles silenciados en ella. Habla, por ejemplo, de la natividad de María, su educación en el templo, su matrimonio con José, la Anunciación, nacimiento de Jesús, muerte de los inocentes, huida a Egipto. Pero también ofrece detalles de la vida de Jesús en la infancia y de sus poderes, como el de fabricar pajarillos de barro que luego hacía volar.
Mateo en los evangelios gnósticos
Evangelio según Tomás
Los escritos gnósticos, conservados básicamente en Egipto, demuestran que el cristianismo de aquellas latitudes tenía diferencias sensibles en comparación con la que se convirtió en la ortodoxia oficial. Podemos incluirlo en al grupo de Cristianismos derrotados de acuerdo con la obra homónima de A. Piñero. Pero las frecuentes alusiones a Mateo dejan claro que su fama tenía perfiles de universal. El evangelio según Tomás, griego del siglo II, traducido al copto en el siglo IV, es el más célebre de los escritos de la biblioteca de Nag Hammadi, que pretende ofrecer “las palabras secretas que dijo Jesús el Viviente y que escribió el Mellizo Judas Tomás”.
Uno de los dichos (logia) que componen este evangelio es una pregunta que Jesús hace a sus discípulos y que recuerda la del evangelio de Mateo cuando Jesús preguntaba a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” (Mt 16,13). Jesús pregunta aquí a sus discípulos: “Comparadme y decidme a quién me parezco”. Le responden Pedro, Tomás y Mateo.
Para el autor de este evangelio, parece que esos tres apóstoles ejercen un especial protagonismo. Pedro es el jefe del grupo, Tomás es el epónimo de la obra, Mateo aparece como uno de los apóstoles destacados. Ésta es la respuesta de Mateo a la pregunta de Jesús: “Te pareces a un filósofo sabio”. Era la versión griega del término hebreo Rabbí.
(Página del evanvelio de Mateo en la Biblia de san Luis. Catedral de Toledo).
Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro