Hoy escribe Gonzalo del Cerro
La Biblia en los Hechos de Andrés
II. Las alusiones (4)
35. Sigue Pedro recordando a sus condiscípulos que “Ahora ha venido sobre cada uno de nosotros la fuerza bajada del cielo y se ha derramado sobre nosotros el don del Espíritu Santo” (MartPr 1,2).
Nueva alusión a la venida del Espíritu Santo, que descendió del cielo (ek toû ouranoû: Hch 2,1-4). Venida que en otros lugares de los Hechos se expresa mediante el verbo epipíptō, el verbo empleado en el Apócrifo. Por ejemplo, los samaritanos pedían que se les diera el Espíritu Santo, porque todavía no había descendido (epipíptō) sobre ninguno de ellos (Hch 8,16). “Cuando estaba todavía Pedro hablando, descendió (epipíptō) el Espíritu Santo sobre todos los que oían la palabra” (Hch 10,44). “Cuando yo comenzaba a hablar, descendió (epipíptō) el Espíritu Santo” (Hch 11,15)-
36. Cuando el apóstol Andrés llegó a Patrás, se corrió la voz de que “había arribado a la ciudad un hombre extranjero, desnudo, solitario, sin traer para el camino nada mas que el nombre de un tal Jesús”.
Es una alusión evidente a los consejos de Jesús a los apóstoles en Mt 10,9-10: “No llevéis oro ni plata ni cobre en vuestra cintura, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón”, Lc 9,3 recomienda no llevar nada para el camino, y a las cosas mencionadas en Mateo añade “ni pan ni dinero”. Eran por lo demás las mismas recomendaciones que hacía Jesús a los setenta y dos discípulos (Mc 6,8; Lc 10,4).
37. Después de afirmar que Andrés hacía grandes signos y prodigios (sēmeîa kaì térata poieî megála), especifica diciendo: “sana enfermedades, arroja demonios, resucita muertos, cura leprosos y alivia toda dolencia” (MartPr 3,1).
Aunque hay varios pasajes del NT en que se describe la actividad taumatúrgica de Jesús con términos similares (cf. la misión del Bautista en Mt 11,5 par.), aquí se alude claramente a las obras que Jesús recomienda a sus discípulos en el discurso de la misión y según la relación de Mt 10, 8: “Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad a los demonios”. En el texto del Apócrifo se trata del cumplimiento práctico de los consejos de Jesús.
38. El procónsul Lesbio, curado por Andrés, le dice lleno de gratitud: “Creo en aquel que te ha enviado hasta nosotros” (MartPr 5,2).
Es una nueva alusión a la misión de los apóstoles por parte de Jesús. El hecho está documentado en los textos anteriormente citados de la misión (Mt 28,19; Mc 16,15s; Jn 20,21), así como en las otras misiones previas (Mt 10,16; Mc 6,6; Lc 10,13; etc.
Los Apóstoles lo reconocen abiertamente (Hch 9,17), Pablo, por ejemplo, pone en boca de Jesús estas palabras al referir los detalles de su conversión: “Yo te envío” (1 Corf 1,17). La misión está implícita en el nombre mismo de “apóstol” con que se denomina a esta clase de enviados y en las dedicatorias de las cartas de Pablo y Pedro que ellos mismos anteponen al texto de sus misivas.
39. Jesús, en visión, dice a Andrés: “Toma tu cruz y sígueme” (MartPr 8,1).
Es una evidente alusión a las palabras de Jesús en contextos similares, como en Mt 10,38: “El que no toma su cruz y me sigue”. Lc 14,27: “El que no carga con su cruz y viene en pos de mí”. Y quizá mejor, encontramos el eco de esta expresión en Mt 16,24: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Cf Mc 8,34; Lc 9,23 que añade después de “su cruz” “cada día”.
40. El procónsul Egeates, esposo de Maximila, hace a Andrés una pregunta llena de intención y de significado: “¿Quién es el crucificado a quien, según tus órdenes, debe prestar atención toda la Acaya?” (MartPr 11,1).
Es una simple alusión a la predicación apostólica, de la que el punto central es prácticamente Cristo crucificado. Así consta por la 1 Cor 1,23; 2,2: “Nosotros predicamos a Cristo crucificado” leemos en 1 Cor 1,23. Y en 1 Cor 2,2 Pablo reconoce que no sabe otra cosas que a Jesucristo, y a éste crucificado”.
41. En una nueva alocución, hace Andrés una relación sucinta de su ministerio diciendo: Cristo Jesús “nos eligió a nosotros sus apóstoles y nos dio poder para que fuéramos a todas las gentes y predicáramos en su nombre la penitencia y el perdón de los pecados” (MartPr 12,2).
En estas palabras podemos distinguir varias alusiones: a) La llamada de los Doce (Mt 10,1; Mc 3,14-15; Lc 6,13). De Lucas tenemos el verbo eklexámenos: “escogió a doce de ellos a quienes denominó apóstoles”. En Mateo: “Les dio poder” (exousían).- b) La misión. En Mt 28,10 leemos pánta tà éthnē. Pero en Lc 24,47 tenemos el texto del Apócrifo prácticamente completo. Estaba escrito, dice Jesús “que se predicara en su nombre la penitencia para el perdón de los pecados a todas las gentes”.
Otros textos: Mc 16,15: “Id a todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Y en 13,10: “Predicar a todas las gentes”. Pueden verse los pasajes de Hch 15,17; Rom 1,15; 16,26; 2 Tim 4,17.
Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
La Biblia en los Hechos de Andrés
II. Las alusiones (4)
35. Sigue Pedro recordando a sus condiscípulos que “Ahora ha venido sobre cada uno de nosotros la fuerza bajada del cielo y se ha derramado sobre nosotros el don del Espíritu Santo” (MartPr 1,2).
Nueva alusión a la venida del Espíritu Santo, que descendió del cielo (ek toû ouranoû: Hch 2,1-4). Venida que en otros lugares de los Hechos se expresa mediante el verbo epipíptō, el verbo empleado en el Apócrifo. Por ejemplo, los samaritanos pedían que se les diera el Espíritu Santo, porque todavía no había descendido (epipíptō) sobre ninguno de ellos (Hch 8,16). “Cuando estaba todavía Pedro hablando, descendió (epipíptō) el Espíritu Santo sobre todos los que oían la palabra” (Hch 10,44). “Cuando yo comenzaba a hablar, descendió (epipíptō) el Espíritu Santo” (Hch 11,15)-
36. Cuando el apóstol Andrés llegó a Patrás, se corrió la voz de que “había arribado a la ciudad un hombre extranjero, desnudo, solitario, sin traer para el camino nada mas que el nombre de un tal Jesús”.
Es una alusión evidente a los consejos de Jesús a los apóstoles en Mt 10,9-10: “No llevéis oro ni plata ni cobre en vuestra cintura, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón”, Lc 9,3 recomienda no llevar nada para el camino, y a las cosas mencionadas en Mateo añade “ni pan ni dinero”. Eran por lo demás las mismas recomendaciones que hacía Jesús a los setenta y dos discípulos (Mc 6,8; Lc 10,4).
37. Después de afirmar que Andrés hacía grandes signos y prodigios (sēmeîa kaì térata poieî megála), especifica diciendo: “sana enfermedades, arroja demonios, resucita muertos, cura leprosos y alivia toda dolencia” (MartPr 3,1).
Aunque hay varios pasajes del NT en que se describe la actividad taumatúrgica de Jesús con términos similares (cf. la misión del Bautista en Mt 11,5 par.), aquí se alude claramente a las obras que Jesús recomienda a sus discípulos en el discurso de la misión y según la relación de Mt 10, 8: “Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad a los demonios”. En el texto del Apócrifo se trata del cumplimiento práctico de los consejos de Jesús.
38. El procónsul Lesbio, curado por Andrés, le dice lleno de gratitud: “Creo en aquel que te ha enviado hasta nosotros” (MartPr 5,2).
Es una nueva alusión a la misión de los apóstoles por parte de Jesús. El hecho está documentado en los textos anteriormente citados de la misión (Mt 28,19; Mc 16,15s; Jn 20,21), así como en las otras misiones previas (Mt 10,16; Mc 6,6; Lc 10,13; etc.
Los Apóstoles lo reconocen abiertamente (Hch 9,17), Pablo, por ejemplo, pone en boca de Jesús estas palabras al referir los detalles de su conversión: “Yo te envío” (1 Corf 1,17). La misión está implícita en el nombre mismo de “apóstol” con que se denomina a esta clase de enviados y en las dedicatorias de las cartas de Pablo y Pedro que ellos mismos anteponen al texto de sus misivas.
39. Jesús, en visión, dice a Andrés: “Toma tu cruz y sígueme” (MartPr 8,1).
Es una evidente alusión a las palabras de Jesús en contextos similares, como en Mt 10,38: “El que no toma su cruz y me sigue”. Lc 14,27: “El que no carga con su cruz y viene en pos de mí”. Y quizá mejor, encontramos el eco de esta expresión en Mt 16,24: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Cf Mc 8,34; Lc 9,23 que añade después de “su cruz” “cada día”.
40. El procónsul Egeates, esposo de Maximila, hace a Andrés una pregunta llena de intención y de significado: “¿Quién es el crucificado a quien, según tus órdenes, debe prestar atención toda la Acaya?” (MartPr 11,1).
Es una simple alusión a la predicación apostólica, de la que el punto central es prácticamente Cristo crucificado. Así consta por la 1 Cor 1,23; 2,2: “Nosotros predicamos a Cristo crucificado” leemos en 1 Cor 1,23. Y en 1 Cor 2,2 Pablo reconoce que no sabe otra cosas que a Jesucristo, y a éste crucificado”.
41. En una nueva alocución, hace Andrés una relación sucinta de su ministerio diciendo: Cristo Jesús “nos eligió a nosotros sus apóstoles y nos dio poder para que fuéramos a todas las gentes y predicáramos en su nombre la penitencia y el perdón de los pecados” (MartPr 12,2).
En estas palabras podemos distinguir varias alusiones: a) La llamada de los Doce (Mt 10,1; Mc 3,14-15; Lc 6,13). De Lucas tenemos el verbo eklexámenos: “escogió a doce de ellos a quienes denominó apóstoles”. En Mateo: “Les dio poder” (exousían).- b) La misión. En Mt 28,10 leemos pánta tà éthnē. Pero en Lc 24,47 tenemos el texto del Apócrifo prácticamente completo. Estaba escrito, dice Jesús “que se predicara en su nombre la penitencia para el perdón de los pecados a todas las gentes”.
Otros textos: Mc 16,15: “Id a todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Y en 13,10: “Predicar a todas las gentes”. Pueden verse los pasajes de Hch 15,17; Rom 1,15; 16,26; 2 Tim 4,17.
Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro