Notas

Uso de la Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles

Redactado por Antonio Piñero el Jueves, 14 de Enero 2010 a las 07:05

Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Carácter literario de los Hechos de Andrés

Dejamos en manos de los especialistas el problema de la reconstrucción del texto original de los HchAnd a base de las distintas reelaboraciones que se han hecho de los materiales de la leyenda. Nosotros limitaremos nuestras afirmaciones y conclusiones al marco estricto de aquellas partes consideradas como originales. Hoy en día disponemos de ediciones como la de J. M. Prieur en el Corpus Christianorum, Series Apocryphorum de Brepols y la nuestra, de A. Piñero & G. Del Cerro, en la B.A.C. Ambas recogen los códices H (Jerusalén) y S (Sinaí), el Va 808 con otros códices coincidentes en el contenido, y el Papiro de Utrecht. De los martirios, nos apoyamos particularmente en el Martyrium Alterum, usado en nuestra edición y en la de Prieur, del que son testigos los códices H, S, C (Ann Arbor), P (París gr. 770), Q (Pasís gr. 1539) y O (Jerusalén, San Sabas, 30).

Es lo que a nosotros nos interesa saber en los umbrales de nuestro análisis. Por lo demás, tanto Prieur como nosotros mismos dedicamos no pocas páginas a la investigación sobre los HchAnd. Allí brillan con luz propia Lipsius-Bonnet, E. Hennecke y J. Flamion sobre todos. Pero no podemos silenciar los nombres de M. Hornschuh, responsable de los HchAnd en la edición de los Apócrifos del Nuevo Testamento de Hennecke-Schneemelcher y los ya mencionados M. Erbetta y L. Moraldi, así como E. Plümacher y R. McL. Wilson, autores de sendos artículos ya citados.

Pero algo que está al alcance de nuestra mano es el dar una impresión acerca del carácter literario de estos Hechos. En estudios tan amplios como los de Flamión, Prieur y Piñero-Del Cerro no podían faltar elucubraciones sobre el carácter literrario de los HchAnd.

1. En primer lugar, volvemos a la reflexión que ya hemos dejado reflejada en estas páginas. Denominados y reconocidos como “Hechos”, los HchAnd participan claramente del carácter general del libro canónico de los Hechos de Lucas: misión y dispersión de los apóstoles, viajes misioneros, predicaciones, milagros. Y esto es tanto más sensible cuanto que el autor es un cristiano piadoso, imbuido en las ideas y en la letra de la Sagrada Escritura.

Sin embargo, hay una sustancial diferencia de calidad y hasta de intención. Los Hechos de Lucas tienen como finalidad la demostración del cumplimiento de la promesa hecha por Jesús y recogida por Lucas en Hch 1.8: “Seréis mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra”. Las personas quedan por ello en un segundo plano. En los HchAnd, lo mismo que en los demás Hechos Apócrifos, la persona del héroe epónimo ocupa el primer plano con un destacado e intencionado protagonismo. Lo demás, incluido el aspecto doctrinal, está subordinado a la exaltación de su figura. Dentro de ese contexto, el martirio tiene sentido de culminación y coronamiento.

Todo lo que significa doctrina, sobre todo, como síntesis o exposición sistemática, tiene menos relieve o queda oscurecido por el brillo personal del Apóstol protagonista. Recordemos, a modo de ejemplo, los elogios que le dedica el esclavo de Egeates, el procónsul de Patrás: “Rodeado de fama por toda la Acaya, realiza grandes prodigios y curaciones que van más allá de todo poder humano” (HchAnd 25,1). Elogios que el mismo Egeates reconoce al admitir que Andrés, pobre, desarrapado y anciano, levanta pasiones entre ricos y pobres, y hasta en los niños (HchAnd 26,2).

El mismo Apóstol explica en una de sus prédicas el sentido de su misión diciendo: “Yo, hermanos, he sido enviado como apóstol por el Señor a estas latitudes no para enseñar a nadie, sino para recordar a todos los hombres emparentados con estas palabras, que están viviendo en males pasajeros y entretenidos con nocivas fantasías” (HchAnd 47,1), Es decir, la misión de Andrés consiste en recordar a sus oyentes que deben huir de lo perecedero y transitorio para adherirse a lo estable y trascendente. Siempre, con el deseo de confirmar a los fieles, Andrés realiza toda clase de milagros (sēmeîa).
(Continuaremos)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro











Jueves, 14 de Enero 2010
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