Hoy escribe Antonio Piñero
Les presento hoy una nueva traducción, análisis y comentario al primer evangelio, cronológicamente hablando, el de Marcos, obra de un conocido especialista en los textos evangélicos, cuyo nombre es Joel Marcus. Este novedoso comentario se titula sencillamente “El Evangelio según Marcos” (Mc 1-8) y consta de dos gruesos volúmenes. El primero hasta Mc 8,22; el segundo desde Mc 8,22 a 16,8. He aquí sus datos completos:
Joel Marcus, El Evangelio según Marcos, 1, 1-8, 21. Nueva traducción con introducción y comentario (Colección “Biblioteca de estudios bíblicos, 130). Ediciones Sígueme, Salamanca 2010, 638 pp. ISBN: 978-74-301-1735-2. PVP: 45,00 €. Traducción de Xabier Pikaza
Joel Marcus ha sido profesor de Nuevo Testamento en las universidades de Glasgow y Princeton y en la actualidad enseña en la Universidad de Boston, uniendo Nuevo Testamento con orígenes del cristianismo.
Estos volúmenes sustituyen al ya añejo de Joachim Gnilka editado por la misma editorial (breve, conciso, denso, a la que muy rico en detalles; muy al estilo alemán) y al de C. S. Mann del 1986 en la colección de comentarios bíblicos de la Anchor Bible.
El libro tiene, como es usual una introducción general a la obra, a la que antecede la traducción completa del Evangelio (que luego se va repitiendo conforme se comentan las perícopas), lo que no es tan usual; presenta una primera sección de notas filológicas a la traducción, y luego el comentario como tal al texto. En este volumen el autor ofrece en tres apéndices una visión global de tres temas importantes: a) Los escribas y los fariseos; b) el secreto mesiánico; c) el “Hijo del Hombre” ateniéndose a los resultados de la exégesis.
La traducción del texto evangélico es muy literal y está hecha naturalmente desde el texto griego (es obra de nuestro colega y amigo Xabier Pikaza, junto con la versión desde el inglés del resto de la obra) aunque con atención a los matices interpretativos de la versión propia de J. Marcus. Pikaza se ayuda también, es un suposición mía, de la versión española del Nuevo Testamento de la Casa de la Biblia.
Esta literalidad del texto busca que los lectores que no conozcan el griego puedan percibir un tanto la rugosidad, simplicidad y dureza, a veces, del estilo de Marcos, tanto en las formas gramaticales como en la sintaxis. Las notas que explican las opciones de traducción destacan las denominadas “cruces” de los intérpretes y otras que plantean problemas serios de exégesis. Además ofrecen informaciones más técnicas, que el lector normal puede omitir fácilmente.
En el caso de los apócrifos del Antiguo Testamento y de los textos de Qumrán, es de agradecer el esfuerzo de la Edit. Sígueme por presentar al lector no una traducción desde el inglés –como desgraciadamente ocurre muchas veces…, y en libros comentados en este blog-, sino una directa de los textos originales. Para los apócrifos veterotestamentarios agradezco que se haya usado A. Díez Macho (más A. Piñero, a partir de la segunda edición y el vol. VI), Apócrifos del Antiguo Testamento de Edit. Cristiandad; para los manuscritos del Mar Muerto, la prestigiosa versión de F. García Martínez, de Edit. Trotta. Y para la Misná, la versión anotada de Carlos del Valle, de Edit. Sígueme. Es muy de agradecer que se reconozca el trabajo de años de grupos de españoles que, con muchos más conocimientos que los que cree la gente de lenguas medio orientales, han vertido directamente textos difíciles al castellano desde múltiples lenguas con excelente profesionalidad (por ahí circulan -¡y no cito nombres ni editoriales!- versiones del Libro I de Henoc…¡desde el francés!
El comentario es naturalmente el núcleo de la obra. Marcus ha procurado, y creo que conseguido, hacer accesible este evangelio –más complicado y refinado que lo que aparece a primera vista- a los lectores que buscan entender un determinado pasaje como al investigador que pretende situarlo dentro del desarrollo de la vida y pensamiento de la Iglesia antigua. El interés de Joel Marcus, como creo que debe ser, es descubrir qué entendían los primeros lectores del Evangelio. La aplicación de ese sentido al presente es harina de otro costal y no compete, normalmente, a un comentario histórico-exegético.
Otra cosa que me ha llamado la atención es el glosario sobre términos técnicos al final del libro, bueno, pero demasiado breve. Es un deseo de la Editorial y del autor, me imagino, que estos volúmenes, que a algunos pueden parecer demasiado técnicos, se acerquen al público medio gracias a estas explicaciones. La ayuda de un glosario es un medio. En todo caso lo criticaría por demasiado breve; lo ampliaría, sin duda.
Es difícil ofrecer una crítica de un comentario cuya base la forman muchos años de erudición. Está tan lleno de detalles, de hipótesis explicativas de los estudiosos del presente y del pasado, de aclaraciones, de soluciones imaginativas a complicados problemas de interpretación, que una crítica de verdad, exigiría decenas de páginas. En líneas generales diría: Joel Marcus tiene un estilo nítido y claro; expone sucinta y luminosamente los argumentos de los estudiosos sobre cada punto a comentar, y luego su aceptación o rechazo con mucha sencillez y sin “alambicación”. Eso me ha gustado, porque otros autores son mucho más retorcidos y son un tanto elusivos; exigen más esfuerzo del lector para comprender. Las notas son brevísimas (la inmensa mayoría de las veces sólo un nombre de autor, un título abreviado y la página) y escasas. Va a lo principal.
La bibliografía, como ocurre en estas obras, es inmensa, casi inabarcable. Pero se restringe a lo más moderno, dejando de lado –a veces me ha llamado la atención- algunos autores ya clásicos. Por ejemplo, no cita para nada a Samuel G. F. Brandon –ni tampoco a sus íntimos adversarios E. Bammel y C. F. D. Moule- en el momento de tratar el origen, o no, romano del Evangelio de Marcos, y se restringe a las últimas opiniones. Joel Marcus supone que los interesados encontrarán en obras anteriores y de otro talante, la bibliografía ya “pasada”, pero clásica.
Continuaremos. El próximo día ofreceré algunas breves opiniones sobre el contenido.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com