Notas

Un ejemplo de cómo están ordenados los textos en el libro “Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras” (419-06-B)

Redactado por Antonio Piñero el Jueves, 5 de Abril 2012 a las 07:11



Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con el tema del martes pasado



Jesús argumenta sobre la Ley con la misma técnica que un fariseo

“Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. 24 Decíanle los fariseos: ‘Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?’ 25 El les dice: ‘¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, 26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?’ 27 Y les dijo: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado’” (Evangelio de Marcos 2,23-27).

“El les replicó: ‘Y ¿no habéis leído en la Ley que los sábados los sacerdotes violan el precepto en el templo sin incurrir en culpa?’” (Evangelio de Mateo 12,5)

“¿Está permitido curar en sábado? 11 Jesús les respondió: ‘Supongamos que uno de vosotros tiene una oveja, y que un sábado se le cae en una zanja, ¿la agarra y la saca o no? 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, está permitido hacer bien en sábado’” (Evangelio de Mateo 12.10-12).

“Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: ‘¡Hipócritas! Cualquiera de vosotros ¿no desata del pesebre al buey o al burro el día de precepto y lo lleva a abrevar? 16 Y a ésta, que es hija de Abrahán y que Satanás ató hace ya dieciocho años, ¿no había que soltarla de su cadena en día de precepto?’” (Evangelio de Lucas 13,15-16).

“Por esto Moisés os dio la circuncisión -no procede de Moisés sino de los patriarcas- y circuncidáis a un hombre en sábado. 23 Si un hombre recibe la circuncisión en sábado para que no se quebrante la ley de Moisés, ¿os indignáis conmigo porque sané a un hombre completo en sábado? 24 No juzguéis por la apariencia, sino dad sentencia justa” (Evangelio de Juan 7,22-24).

Jesús explica su doctrina en parábolas y comparaciones como los fariseos

“Decía también: ‘¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos?’” (Evangelio de Marcos 4,30).

“Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: 25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. 26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: 27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina” (Evangelio de Mateo 7,24-27).

“¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: 17 ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’” (Evangelio de Mateo 11,16-17).

“Otra parábola les propuso, diciendo: ‘El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo (Evangelio de Mateo 13,24) Los capítulos 4 del Evangelio de Marcos y 13 del de Mateo constan fundamentalmente de parábolas; en el de Lucas están más dispersas; en el Evangelio de Juan Jesús no pronuncia parábola alguna.

“¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? 32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza…” (Evangelio de Lucas 7,31-32).

“Decía, pues: ‘¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? 19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas’. 20 Dijo también: ‘¿A qué compararé el Reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo’” (Evangelio de Lucas 13,18-20).


B. A la inversa: Jesús enemigo acérrimo de los fariseos

Desacredita y condena a los fariseos

“Por tanto, cuando des limosna no lo anuncies a toque de trompeta como hacen los hipócritas (= fariseos). en las sinagogas y en la calle para que la gente los alabe. Ya han recibido su recompensa, os lo aseguro […] 5 Cuando recéis, no hagáis como las hipócritas, que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para exhibirse ante la gente. Ya han recibido su recom¬pensa, os lo aseguro” (Evangelio de Mateo 6,2.5).

“Entonces se acercan los discípulos y le dicen: ‘¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?’ 13 El les respondió: ‘Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. 14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo’” (Evangelio de Mateo 15,12-14).

“Dijo Jesús a sus discípulos: ‘Mucho cuidado con la levadura de los fa¬riseos y saduceos’.12 Entonces comprendieron que no los prevenía contra la levadura del pan, sino contra la doctrina de los fariseos y saduceos” (Evangelio de Mateo 16,11-12).

“¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, qué les cerráis a los hombres el reino de Dios! Porque voso¬tros no entráis, y a los que están entrando tampoco los de¬jáis.15¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! 16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que enseñáis: ‘Jurar por el santuario no es nada; pero jurar por el oro del santuario obliga’! 17 ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el santuario que consagra el oro? 18 O también: ‘Jurar por el altar no es nada, pero jurar por la ofrenda qué está en el altar obliga’. 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar, que hace sagrada la ofrenda? 20 Quien jura por el altar, jura al mismo tiempo por todo lo que está encima; 21 y quien jura por el santuario, jura al mismo tiempo por el que habita en él: 22 y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él” (Evangelio de Mateo, 23,14-22).

Los fariseos desacreditan a Jesús

“Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: ‘¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores? […] 18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: ‘¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?’” (Evangelio de Marcos 2,16.18).

“Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. 12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: ‘¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal.’ 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta. 14 Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. 15 El les hacía esta advertencia: ‘Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes’” (Evangelio de Marcos 8, 11-15).

“Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado. 33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: ‘Jamás se vio cosa igual en Israel’. 34 Pero los fariseos decían: ‘Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios’” (Evangelio de Mateo 9,32-34).

Los fariseos quieren matar a Jesús

“Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos. 10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle. 11 El les dijo: ‘¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? 12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado’. 13 Entonces dice al hombre: ‘Extiende tu mano’. El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra. 14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarlo’” (Evangelio de Mateo 12,9-14).



Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com



Jueves, 5 de Abril 2012
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