Escribe Antonio Piñero
A lo largo de mi vida académica me han preguntado repetidas veces por los dos temas, que aparecen en el título del libro que ahora comento. A la verdad, tanto uno como otro caen muy lejos de mi ámbito de trabajo temática y cronológicamente. Pero son temas de interés general y la gente me ha relacionado con ellos. Y respecto a los segundos, la masonería/masones he respondido varias veces que no soy masón, pero que los estimo, y que en su sede de Madrid he pronunciado varias conferencias con gran asistencia de público y que me he sentido estupendamente tratado. Ahora bien, un agnóstico no puede ser masón porque ni siquiera puede creer en un Arquitecto universal de este universo… y sin esa creencia al menos, es imposible entrar en la sociedad. Los masones que yo conozco son buenísimas personas y totalmente “inofensivos”, en nada capaces de hacer una “conspiración judeo-masónica” para dañar a nadie y menos al Estado.
Pero, una vez que han caído en mis manos dos libros de Javier Alvarado (catedrático de “Historia de las instituciones” en la UNED, Madrid, los dos de 2019; Alvarado fue el editor, junto con David Hernández de la Fuente de otro libro que he comentado en este medio [“Morir antes de morir. Ritos de iniciación y experiencias místicas en la historia de la cultura”; Edit. Dykinson, Madrid en 2019]) no puedo menos de mencionarlos en este medio, porque me han parecido muy interesantes y verdaderamente iluminadores.
El primero es el que lleva el título que acabo de transcribir (Edit. Sanz y Torres, Madrid 2019, 251 pp. ISBN 978-84-17765-94-1. 18x24 cms. Precio 14,50 €) y el segundo, que espero comentar la semana que viene tiene por título “Apercepciones sobre la iniciación masónica” (o casi mejor “La iniciación masónica” a secas) de las Edit. Ignitus / Masónica / Sanz y Torres en coedición.
El resumen (obra del propio autor) del libro es el siguiente: “En el siglo XVIII la masonería se proclamó heredera del Temple y no de la Orden de Malta, pese a que esta encajaba mejor en el perfil buscado por la masonería. Los cruzados que fundaron el Temple en el siglo XII (1120) estaban previamente al servicio de la Orden del Hospital (también denominada Orden de san Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta) y se alojaban en sus dependencias. Fue la propia orden del Hospital la que les cedió rentas para que se financiaran y diseñó su pendón. Por decisión pontificia, en 1312 los bienes y el Tesoro-Archivo del Temple pasaron a la Orden del Hospital. Incluso los primeros documentos masónicos del siglo XVIII señalaron a la Orden de Malta (empezó pronto a abreviarse así su denominación) como continuadora de la caballería masónica, destinada a servir de nexo entre Oriente y Occidente. Sin embargo, poro después la vía melitense (Orden de Malta), y optó por recrear sus antecedentes templarios, en parte legendarios. Este libro explica –entre otras muchas cosas referentes a la historia de las dos sociedades– las razones que llevaron a la masonería a apoyar los movimientos neotemplarios.
El autor se pregunta igualmente por qué los templarios en sí mismos, independientemente de su conexión con la masonería han suscitado tanto interés incluso hoy día. Basta con traer a la mente la cantidad de libros editados, muchos con poca sabiduría, sobre estos asuntos. Señalo por orden los temas que a mí particularmente me han interesado de una manera especial: “Las Cruzadas y el origen de los Templarios”; “La conspiración contra el Temple”; “La falsedad de las acusaciones contra los Templarios”; “La orden del Temple como guardiana del Grial”. Otros capítulos que aclaran temas conexos como los Templarios y la gnosis; la leyenda del Preste Juan y los Templarios, el esoterismo templario y la restauración de relaciones iniciáticas con Oriente; qué fue del tesoro de los templarios; los altos grados masónicos y la creación de una caballería gnóstica y templaria; los neotemplarios en España; la alucinada venganza masónica contra la Orden de Malta; los últimos templarios y, finalmente “Los errores históricos de la leyenda masónico-templaria”.
Creo que no exagero nada si afirmo que el libro me ha resuelto muchas dudas y que me ha parecido más que interesante. Felicito sinceramente al autor y a la editorial.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
A lo largo de mi vida académica me han preguntado repetidas veces por los dos temas, que aparecen en el título del libro que ahora comento. A la verdad, tanto uno como otro caen muy lejos de mi ámbito de trabajo temática y cronológicamente. Pero son temas de interés general y la gente me ha relacionado con ellos. Y respecto a los segundos, la masonería/masones he respondido varias veces que no soy masón, pero que los estimo, y que en su sede de Madrid he pronunciado varias conferencias con gran asistencia de público y que me he sentido estupendamente tratado. Ahora bien, un agnóstico no puede ser masón porque ni siquiera puede creer en un Arquitecto universal de este universo… y sin esa creencia al menos, es imposible entrar en la sociedad. Los masones que yo conozco son buenísimas personas y totalmente “inofensivos”, en nada capaces de hacer una “conspiración judeo-masónica” para dañar a nadie y menos al Estado.
Pero, una vez que han caído en mis manos dos libros de Javier Alvarado (catedrático de “Historia de las instituciones” en la UNED, Madrid, los dos de 2019; Alvarado fue el editor, junto con David Hernández de la Fuente de otro libro que he comentado en este medio [“Morir antes de morir. Ritos de iniciación y experiencias místicas en la historia de la cultura”; Edit. Dykinson, Madrid en 2019]) no puedo menos de mencionarlos en este medio, porque me han parecido muy interesantes y verdaderamente iluminadores.
El primero es el que lleva el título que acabo de transcribir (Edit. Sanz y Torres, Madrid 2019, 251 pp. ISBN 978-84-17765-94-1. 18x24 cms. Precio 14,50 €) y el segundo, que espero comentar la semana que viene tiene por título “Apercepciones sobre la iniciación masónica” (o casi mejor “La iniciación masónica” a secas) de las Edit. Ignitus / Masónica / Sanz y Torres en coedición.
El resumen (obra del propio autor) del libro es el siguiente: “En el siglo XVIII la masonería se proclamó heredera del Temple y no de la Orden de Malta, pese a que esta encajaba mejor en el perfil buscado por la masonería. Los cruzados que fundaron el Temple en el siglo XII (1120) estaban previamente al servicio de la Orden del Hospital (también denominada Orden de san Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta) y se alojaban en sus dependencias. Fue la propia orden del Hospital la que les cedió rentas para que se financiaran y diseñó su pendón. Por decisión pontificia, en 1312 los bienes y el Tesoro-Archivo del Temple pasaron a la Orden del Hospital. Incluso los primeros documentos masónicos del siglo XVIII señalaron a la Orden de Malta (empezó pronto a abreviarse así su denominación) como continuadora de la caballería masónica, destinada a servir de nexo entre Oriente y Occidente. Sin embargo, poro después la vía melitense (Orden de Malta), y optó por recrear sus antecedentes templarios, en parte legendarios. Este libro explica –entre otras muchas cosas referentes a la historia de las dos sociedades– las razones que llevaron a la masonería a apoyar los movimientos neotemplarios.
El autor se pregunta igualmente por qué los templarios en sí mismos, independientemente de su conexión con la masonería han suscitado tanto interés incluso hoy día. Basta con traer a la mente la cantidad de libros editados, muchos con poca sabiduría, sobre estos asuntos. Señalo por orden los temas que a mí particularmente me han interesado de una manera especial: “Las Cruzadas y el origen de los Templarios”; “La conspiración contra el Temple”; “La falsedad de las acusaciones contra los Templarios”; “La orden del Temple como guardiana del Grial”. Otros capítulos que aclaran temas conexos como los Templarios y la gnosis; la leyenda del Preste Juan y los Templarios, el esoterismo templario y la restauración de relaciones iniciáticas con Oriente; qué fue del tesoro de los templarios; los altos grados masónicos y la creación de una caballería gnóstica y templaria; los neotemplarios en España; la alucinada venganza masónica contra la Orden de Malta; los últimos templarios y, finalmente “Los errores históricos de la leyenda masónico-templaria”.
Creo que no exagero nada si afirmo que el libro me ha resuelto muchas dudas y que me ha parecido más que interesante. Felicito sinceramente al autor y a la editorial.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html