Hoy escribe Antonio Piñero
Hace unas semanas publicábamos el comentario al primer volumen de esta magna empresa, editar a todo Filón de Alejandría en español. El segundo tomo (= volumen V de la serie completa) ha aparecido muy pronto, lo que consolida aún más la colección. Como dijimos, la lectura de Filón es importantísima para la comprensión del cristianismo naciente. Creo que en el proceso de la formación de la teología cristiana en sus inicios, incluida la cuestión de la consideración divina de Jesús no hay autor externo más importante. El acercamiento del Prólogo del Cuarto Evangelio, con Jesús como el Logos de Dios, tanto a las especulaciones judías helenísticas sobre la “Memrá” (arameo) o Palabra divina, como a las más griegas de Filón pueden ayudarnos a comprender el misterioso proceso por el cual unos judíos un tanto marginales dan el paso trascendental de considerar divino de algún modo a Jesús.
He aquí la ficha del libro:
Filón de Alejandría. Obras completas. Volumen V. Edición dirigida por José Pablo Martín. Editorial Trotta, Madrid, 2009, 358 pp. ISBN: 978-84-9879-023-8
Filón, un más que digno representante intelectual del potente judaísmo de la Diáspora del siglo I fue un autor prolífico que escribió más de 50 tratados. Los judíos se desentendieron de él, pero los cristianos lo conservaron como un bien precioso, por lo cual contamos con suficientes manuscritos de su obra, cosa que no es, ni mucho menos común con los autores clásicos aún los más renombrados (por ejemplo y si no me equivoco, creo que de los Anales de Tácito, al menos del libro XV, donde se halla la famosa referencia a Jesús, sólo hay un manuscrito). Esto ayuda mucho a establecer bien el texto griego en una buena edición. En la traducción presente el texto básico griego escogido es el de Cohn-Wendland. Me parece una excelente elección.
En el presente volumen se ofrecen los tratados que pueden ordenarse en el género histórico-teológico. Se los considera históricos porque contienen documentación, descripción e interpretación de eventos del pasado y del presente del pueblo de Israel, de la ciudad de Alejandría y del Imperio romano. Sin embargo, no pueden considerarse netamente historiográficos porque en estos tratados subyace una argumentación que los estudiosos han calificado con diversos conceptos: escritos teológicos, filosóficos, apologéticos, de ciencia bíblica.
Estos tratados son los siguientes:
1. La vida de Moisés: contiene una reescritura de la vida de este personaje según los datos contenidos en la Biblia (libro I), combinada con una explicación –basada también en datos bíblicos, la mayor parte alegorizados- de las cuatro funciones desempeñadas por él (libro II) que lo constituyen en una de las figuras más importantes y nucleares de la historia no sólo de Israel sino del mundo entero: “rey” o dirigente, legislador, “sacerdote” y profeta. Este libro es como un manifiesto resumido del pensamiento filosófico religioso del judaísmo helenista. Véase el siguiente texto como muestra, del final del Libro II:
Llegado el momento de emprender la emigración desde aquí hasta el cielo y alcanzar la inmortalidad después de abandonar la vida mortal, Moisés, llamado por el Padre, que transformaba por completo su propia entidad dual, cuerpo y alma, en una naturaleza monódica sin composición de elementos, en un intelecto semejante al sol, entonces, en trance, aparece la oportunidad de profetizar […] entonces Moisés, ya subido al carro y en línea de partida para levantar el vuelo en la carrera hacia el cielo, inspirado y poseído por espíritu divino, aún en vida, profetizó con precisión las circunstancias de su propia muerte, anunciando cómo murió sin haber muerto todavía… (pp. 143-144 = II 288-291).
El segundo tratado, sobre La Vida contemplativa o de los suplicantes, contiene la descripción y alabanza de un grupo de ascetas judíos, que vivían separadamente –en un asentamiento cercano al lago Mareotis, a pocos kilómetros de Alejandría- de un proyecto de contemplación, que incluía el estudio e interpretación de las Escrituras, la vida en común durante las comidas y actos litúrgicos, la búsqueda del mismo ideal filosófico y religioso en un ambiente de total renuncia a los bienes mundanos.
Esta tratado presenta un enorme enigma histórico: ¿quiénes eran estos personajes extraordinariamente parecidos a lo que luego serán los monjes cristianos? El traductor e introductor, en este caso el editor general de la serie José Pablo Martín, se inclina, con la mayoría de la crítica hoy, a pensar que se trata de un grupo particular de ortodoxos judíos de cuya existencia histórica no se puede dudar –aunque Filón idealice su pintura-, grupo sólo relativamente parecido al de los esenios, con diversas particularidades y diferencias tanto con los esenios como con otras sectas judías.
El tercer tratado es el famoso Contra Flaco, un personaje que fue prefecto de Alejandría y que provocó el primer gran pogrom antijudío que se conoce con seguridad histórica (el anunciado en el Libro de Ester no llega a realizarse, aparte de que casi todo lo narrado en este libro – cuya historia de fondo es de principio del siglo II a.C.- es legendario). En la segunda parte se narran las desgracias que cayeron sobre el mismo Flaco como castigo de la justicia divina que, según Filón, no deja impunes las agresiones contra el pueblo escogido, al que fue confiado la ley de Moisés.
El último tratado, la Embajada a Gayo (Calígula) relata las vicisitudes de una delegación de los judíos de Alejandría, encabezada por el mismo Filón, ante este emperador para convencerlo de que retirara su orden de implantar una estatua suya en el interior mismo del templo de Jerusalén. Finalmente son recibidos por el emperador en los jardines de su palacio. Éste les hace muy poco caso. Finalmente ésta queda interrumpida en una situación tensa para los embajadores. Aquí concluye la obra que tendría una segunda parte, nunca escrita u hoy perdida, que describiría el castigo divino sobre Calígula, quien murió asesinado en el 41 d.C. No se sabe si Filón murió antes de ponerse a la tarea de escribirla.
Las introducciones, y las notas a pie de página de la traducción, a los tratados ofrecidos en este volumen son breves, pero más que suficientes. Abordan –en la Vida de Moisés- la transmisión del texto, el género literario, el contenido y estructura de la obra, y en los otros tratados los mismos temas, más las cuestiones históricas que ayudan a comprender el contexto en el que se desarrolla cada tratado.
Una última palabra sobre las traducciones: son excelentes, y además han sido sometidas a revisión de terceras personas (como ocurre en España con la Colección Clásica Gredos), lo que es una garantía. Los dos últimos tratados, Contra Flaco y Embajada a Gayo, son versión de Sofía Torallas Tovar, buena conocedora de Filón, pues sobre uno de sus tratados, “Acerca de los sueños”, hizo su tesis doctoral. Es además conocida por los lectores de este blog pues fue coautora, con quien esto escribe, del librito sobre el Evangelio de Judas.
Deseamos el mismo paso majestuoso para los siguientes volúmenes (en total ocho) de la serie. El presente contiene al final una bibliografía general, un index philonicus, e índices de autores antiguos, modernos, de citas bíblicas, de términos griegos y de materias.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com