Hoy escribe Antonio Piñero
Continuamos con la explicación y aclaración del contenido de la Carta a los filipenses.
La argumentación cuádruple de Pablo contra sus adversarios en Filipos -que expusimos en nota anterior- se complementa con dos refuerzos (3,12-16 + 17-21):
A. Primer refuerzo: con un nuevo ataque personal contra los enemigos (3,18-19):
« 18 Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, 19 cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las cosas de la tierra. »
Aclaración:
· Ellos, los adversarios de Pablo, jactanciosos, se creen ya perfectos (puesto que observan la Ley). No lo son en realidad porque sólo cumplen con cosas que afectan al vientre y a la circuncisión (“su vergüenza”). Los adversarios son en verdad “enemigos de la cruz de Cristo” (3,18).
· Él, Pablo, no ha caído en semejante soberbia; sabe que aún no es perfecto, y sigue su carrera luchando para alcanzar la meta, “el premio al que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús” (3,12-16).
Precisa así esta idea:
« 12 No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. 13 Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, 14 corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús. 15 Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos, y si en algo sentís de otra manera, también eso os lo declarará Dios. 16 Por lo demás, desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante. »
Ellos, los adversarios, creen haber alcanzado ya la resurrección. Pero eso es un error: sólo en el mundo futuro se alcanzará plenamente (3,20):
Continúa Pablo:
« Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo »
Sólo en el cielo se transformará el cuerpo humano (cuerpo humillado / miserable, sujeto a la circuncisión) en cuerpo celeste / glorioso, como el de Jesús (3,21):
Finalmente añade:
« El cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas. »
No se cansa de repetir el Apóstol: el premio es la resurrección: el cambio de este cuerpo miserable en uno glorioso.
B. Segundo refuerzo: con una exhortación a los filipenses a que sigan su ejemplo. “Sed imitadores míos y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros” (3,17).
Aparente conclusión 4,1-3:
« 1 Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos.2 Ruego a Evodia, lo mismo que a Síntique, tengan un mismo sentir en el Señor. 3 También te ruego a ti, Sícigo, verdadero «compañero», que las ayudes, ya que lucharon por el Evangelio a mi lado, lo mismo que Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. »
Aclaración:
El lector se encuentra aquí de nuevo con lo que parece ser el final de una carta: “Por tanto… manteneos firmes…”. Esta conclusión lleva –como de costumbre— su parte de consejos personales: “Ruego a Evodia y a Síntique que tengan un mismo sentir…”.
4,4-9:
« Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. 5 Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta. 9 Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros. »
Aclaración:
Cuando parece que la carta va a concluir, Pablo cambia una vez más el tema y comienza una nueva exhortación. Si el lector vuelve la vista atrás, observará sin dificultad que 3,1 (“Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor…”) encaja perfectamente con 4,4 (“…Estad siempre alegres; os lo repito estad alegres…”).
Es difícil sustraerse a la impresión de que 3,1 tiene su continuación natural en 4,4, y que en medio se han colado de rondón unas líneas que tienen toda la apariencia de formar una carta aparte. Ésta comenzaría con “Volver a escribiros…” (3,1b) y concluiría con los últimos consejos y recomendaciones personales: “Te ruego compañero que las ayudes… cuyos nombres están en el libro de la vida” (4,3).
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
…………….…………………
Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:
“La edificación de un templo nuevo. Perspectivas mesiánicas”
Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha.
Saludos de nuevo.