Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: A propósito del artículo: “Eterna (y ya aburrida cuestión) sobre la existencia histórica de Jesús”. “Compartir” (232) de 12 de agosto de 2016. Preguntas y respuestas Sr. Piñero, es Vd. el que demuestra atrevimiento y osadía calificando de “palabras necias” y de “graves tonterías” algo que ni siquiera ha tenido el valor de leer. Si ha leído mi libro, “Año 303. Inventan el Cristianismo”, dígame en qué página del mismo digo “necedades y tonterías”, como ha afirmado Vd. textualmente. Y si NO lo ha leído, reconozca en este mismo medio que no lo ha leído y que hablaba por hablar. Atentamente, Fernando Conde. RESPUESTA: No he leído el libro del Señor Don Fernando Conde Torrens. Lo reconozco. Pero “no hablo por hablar”, sino fundado en razones serias que forman un consenso científico. Y no lo he leído al igual que no he leído muchos otros. En el ámbito universitario se cae enseguida en la cuenta de que por mucho que se estudie, nunca se llegará a saber todo lo que sería necesario para poder llegar a comprender a fondo la disciplina a la que te dedicas. Pero los títulos y las tesis generales de un libro, resumidas en proposiciones inteligibles, bastan y sobran para saber que un libro está fuera de la órbita de una disciplina científica. En el caso de la historia antigua, sabemos que tenemos pocos datos para reconstruir el rompecabezas de una obra, un personaje o una época. Pero tenemos datos y esos hay que saber combinarlos para lograr algo probable. No conocemos totalmente, sino que conjeturamos. El cristianismo y el Nuevo Testamento, todo él escrito en griego, entra dentro del ámbito de la filología griega y de la historia de Israel y del Imperio grecorromano del siglo I. Y conocemos bastante del siglo I, pero no lo suficiente. Es como un rompecabezas de 1.000 piezas de los que la tradición nos ha transmitido cien o unas pocas más. Y con esas cien, tenemos que hacer hipótesis razonables. Cuanto más datos explique una hipótesis, mejor es. Y hay otras hipótesis que por el consenso entre los investigadores se ve que no son razonables y sobre todo que no explican lo que sabemos con cierta seguridad. En una palabra que explican lo que ya es oscuro en si por lo más oscuro y además hipotético. Y este es el caso de del título del Sr. Conde Torrens: “Año 303. Inventan el Cristianismo”. Inventar el cristianismo es absolutamente imposible ya que tardó, por lo menos unos 420 años en constituirse. Y si se ha leído el Nuevo Testamento en griego se caerá en la cuenta que es absolutamente imposible que sea un producto del 303. Entonces, un libro que defiende una hipótesis como esa es un libro que no merece la pena leerse. Es sencillamente perder el tiempo cuando hay tantísimas cosas que leer. Y lo dice un filólogo, un escéptico, un racionalista, un agnóstico a quien le da igual que el resultado de su investigación contradiga sus propios presupuestos, que solo busca la posible y probable “verdad histórica”. No tengo ningún inconveniente en aceptar que se inventó el cristianismo en el 303, si la hipótesis que sustenta esta afirmación es razonable y explica los datos. Y voy a dar solo uno: tenemos papiros, del Nuevo Testamento datados por ateos científicos, que centre todos contienen ya el Nuevo Testamento hacia el año 200!!! Y tenemos uno especialmente, el Papiro 52, de más o menos el 150, que contiene ya el texto muy parecido al que se reconstruye científicamente hoy, del Evangelio de Juan 18,31-33.37-38. Este papiro se halla en la John Rylands University Library de Manchester con la signatura “Gr. Pablo 457” y es estudiable a través de cristales protectores por cualquier científico que se acredite. La hipótesis del Señor Don Fernando Conde Torrens es absolutamente imposible y no perderé el tiempo en leer su libro. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Jueves, 18 de Agosto 2016
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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