Notas

Salmos de Salomón. ¿Qué significaba ser “Hijo de David en tiempos de Jesús”? (II) (139-13)

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 16 de Mayo 2010 a las 07:07

Hoy escribe Antonio Piñero


Transcribimos hoy otro ejemplo de literatura de la época en torno a los años que vivió Jesús: los Salmos de Salomón. La crítica está más menos de acuerdo de que se trata de un producto de uno o varios autores, de ideología parecida al fariseísmo (por tanto, similar a la de Jesús de Nazaret), compuestos en torno a los años 60-50 a.C., después de que Israel pasara de facto a depender de la tutela de Roma, aunque de hecho estuviera gobernada por un rey macabeo/asmoneo, Hircano II.

El salmo 17 explica muy claramente las bases teológicas del “celota” o “celoso de la Ley” en cuanto a la soberanía de Yahvé en la tierra de Israel, al deseo de que tal soberanía fuera efectiva y real –es decir, que se implantara en la tierra de Israel el reino de Dios- y del medio humano que Dios utilizaría para instaurar su reinado, el mesías-rey. Como el salmo es muy largo, resumo sólo lo que procede más a esta descripción. (El texto completo vuede verse en A. Díez Macho-A. Piñero [eds.], Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. III, 2ª edición, Cristiandad, Madrid 2002, pp. 13-77 [Trad. de A. Piñero]).

Pongo en negrita lo que merece más atención.

1 Señor, Tú eres nuestro rey por siempre jamás;
en Ti, oh Dios, se gloriará nuestra alma […]

3 Pero nosotros esperamos en Dios nuestro salvador,
porque el poder de nuestro Dios es eterno y misericordioso;
su reinado y sus sentencias se mantienen siempre sobre los pueblos.

4 Tú, Señor, escogiste a David como rey sobre Israel;
Tú le hiciste juramento sobre su posteridad,
de que nunca dejaría de existir ante Ti su casa real.

5 Por nuestras transgresiones se alzaron contra nosotros los pecadores […]

7 Pero Tú, oh Dios, los derribas y borras su posteridad de la tierra, suscitando contra ellos un extraño a nuestra raza.

8 Según sus pecados los retribuyes, oh Dios,
se encuentran con lo que sus obras merecen.

9 b[Dios no se apiadó de ellos;
buscó su descendencia y no dejó ni uno solo […]]b

..............

21 Mira a tu pueblo, Señor, y suscítale un rey, un hijo de David,
en el momento que tú elijas, oh Dios, para que reine en Israel tu siervo.

22 Rodéale de fuerza, para quebrantar a los príncipes injustos,
para purificar a Jerusalén de los gentiles que la pisotean, destruyéndola,

23 para expulsar con tu justa sabiduría a los pecadores de tu heredad,
para quebrar el orgullo del pecador como vaso de alfarero,

24 para machacar con vara de hierro todo su ser,para aniquilar a las naciones impías con la palabra de su boca,

25 para que ante su amenaza huyan los gentiles de su presenciay para dejar convictos a los pecadores con el testimonio de sus corazones.

26 Reunirá (el Rey) un pueblo santo al que conducirá con justicia;
gobernará las tribus del pueblo santificado por el Señor su Dios.

27 No permitirá en adelante que la injusticia se asiente entre ellos,
ni que habite allí hombre alguno que cometa maldad,
pues sabrá que todos son hijos de Dios.

28 Los dividirá en sus tribus sobre la tierra;
el emigrante y el extranjero no habitará más entre ellos.

..................

A continuación se describe el reinado futuro del mesías una vez obtenida la victoria sobre los gentiles. Obsérvese cómo –después de haber triturado a las fuerzas adversas al reino de Dios- el rey mesías se convierte en rey “pacífico” (relativamente) para ejercer de mandatario de Dios


29 Juzgará a los pueblos y a las naciones con justa sabiduría.

30 Obligará a los pueblos gentiles a servir bajo su yugo; glorificará al Señor a la vista de toda la tierra,
y purificará a Jerusalén con su santificación, como al principio,

31 para que vengan las gentes desde los confines de la tierra a contemplar su gloria,
trayendo como dones a sus hijos, privados de su fuerza,
para contemplar la gloria del Señor, con la que Dios la adornó.

32 Él será sobre ellos un rey justo, instruido por Dios;
no existe injusticia durante su reinado sobre ellos,
porque todos son santos y su Rey es el ungido del Señor.

33 No confiará en caballos, jinetes ni arcos;
ni atesorará oro y plata para la guerra,
ni el día de la batalla acrecentará sus esperanzas la multitud de sus guerreros.

34 El Señor es su rey. Su esperanza es la del fuerte que espera en Dios.
Él se apiadará de todas las naciones
que vivan ante Él con religioso temor.

35 Golpeará la tierra continuamente con la palabra de su boca, pero bendecirá al pueblo del Señor con sabiduría y gozo.

36 El rey mismo estará limpio de pecado para gobernar un gran pueblo,
para dejar convictos a los príncipes y eliminar a los pecadores con la fuerza de su palabra.

37 No se debilitará durante toda su vida, apoyado en su Dios,
porque el Señor lo ha hecho poderoso por el Espíritu santo,
lleno de sabias decisiones, acompañadas de fuerza y justicia.

38 La bendición del Señor está sobre él en la fuerza,
no sentirá debilidad.

39 Su esperanza está puesta en el Señor,
¿quién podrá contra él?

40 Es fuerte en sus actos y poderoso en su fidelidad a Dios,
apacentando el rebaño del Señor con justicia y fidelidad.
No le permitirá a ninguno flaquear mientras es apacentado.

41 Conducirá a todos en la rectitud,
y no habrá en ellos orgullo para oprimir a los demás.

42 Tal es la majestad del Rey de Israel, la que dispuso Dios
suscitar sobre la casa de Israel para corregirla.

43 Sus palabras son más acrisoladas que el oro apreciadísimo;
en las asambleas juzgará las tribus del pueblo santificado;
sus palabras son como palabras de santos en un pueblo santificado.

44 Felices los que nazcan en aquellos días,
para contemplar la felicidad de Israel cuando Dios congregue sus tribus.

45 Apresure Dios sobre Israel su misericordia,
líbrenos de la inmundicia de enemigos impuros.

46 El Señor es nuestro Rey para siempre jamás.

Este texto no tiene desperdicio. Es sumamente iluminador sobre lo que se pensaba en Israel del mesías, de las naciones, de la instauración del Reino por la fuerza (divina), de cómo sería el reino de Dios sobre la tierra. Un reino tal como habían prometido los profetas..., sobre todo el Tercer Isaías. El autor, a tenor del conjunto de los salmos, es probablemente un fariseo.

Seguiremos con más ejemplos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
Domingo, 16 de Mayo 2010
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