Como historiadores, tenemos que confesar casi de antemano que no tenemos datos fiables en los evangelios canónicos y menos en los Apócrifos. Casi nos vemos reducidos a formular ciertas hipótesis y generalidades sin más.
Marcos y Juan nada saben de esta infancia. Mateo solo cuenta que estuvo en Egipto, lo cual, en medio de la narración maravillosa de los magos, la estrella y la matanza de los inocentes es un hecho que no se puede comprobar y dudoso en sí. Luego vuelve Jesús de Egipto, no se albergan en la antigua casa de José en Belén, sino que se asientan en Nazaret.
Lucas nos cuenta algo más, pero muy escaso y poco fiable. Toda la infancia se comprime en una frase:
“Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” (2,39-40).
Y al final:
“Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (2,52)
Y un segundo episodio que es el del niño perdido y hallado en el Templo que todos conocemos. Es verosímil el marco. Las mujeres no tenían obligación de ir a Jerusalén pero también era verosímil que lo hicieran. Que el niño fuera también es posible. No sabemos a qué edad se entendía por lo general que un jovencito estaba obligado a cumplir la Ley. Más tarde a los 13 años. Es posible que los piadosos de la época opinaran que a los 12. No sabemos.
La historia en sí es, o parece, fantasiosa. Pero uno puede creerla ciertamente ya que Flavio Josefo cuenta de sí mismo que a los catorce años los doctores de la Ley ya le preguntaban sus dificultades en Jerusalén y que él las resolvía.
Surgen dudas respecto a los números 3 (días de viaje y para el reencuentro) y 12 (años). Los tres días es la cifra de a salvación según Oseas 6,2:
“Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir y en su presencia viviremos”.
Y doce son los años que tenía Salomón cuando fue nombrado rey y comenzó a ser cantor y profeta, según Flavio Josefo (Antigüedades de los judíos V 10,4; el mismo año en el que Daniel comenzó a profetizar y denunció a los ancianos que acechaban a la casta Susana (Ignacio a los magnesios III 5,4. Y según un midrás al Éxodo la tradición era que Moisés abandonó la familia del Faraón a los 12 años. Por tanto cifras sospechosas.
La reacción de María y José da a entender que esta anécdota se creó antes de que se extendiera la creencia de la concepción y nacimiento virginales: “Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: 48«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando»”. Y además: 49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio”.
Y no se entiende nada el texto de Mc 3,20 (su familia cree que Jesús está más o menos loco) si “María, Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón”: 2,51.
No sabemos las fuentes de este episodio. Pero historias parecidas se cuentan de Moisés, Alejandro Magno, Buda, Samuel (indicaciones al respecto se encuentran en los “Comentarios”. Por ejemplo, pueden consultarse los Comentarios de Ulrich Luz a Mateo de cuatro volúmenes y el de François Bovon a Lucas: otros cuatro volúmenes; los dos editados por la Editorial “Sígueme” de Salamanca. Véase página web).
Otros detalles de su infancia serán considerados el próximo día, brevemente.
Marcos y Juan nada saben de esta infancia. Mateo solo cuenta que estuvo en Egipto, lo cual, en medio de la narración maravillosa de los magos, la estrella y la matanza de los inocentes es un hecho que no se puede comprobar y dudoso en sí. Luego vuelve Jesús de Egipto, no se albergan en la antigua casa de José en Belén, sino que se asientan en Nazaret.
Lucas nos cuenta algo más, pero muy escaso y poco fiable. Toda la infancia se comprime en una frase:
“Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él” (2,39-40).
Y al final:
“Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (2,52)
Y un segundo episodio que es el del niño perdido y hallado en el Templo que todos conocemos. Es verosímil el marco. Las mujeres no tenían obligación de ir a Jerusalén pero también era verosímil que lo hicieran. Que el niño fuera también es posible. No sabemos a qué edad se entendía por lo general que un jovencito estaba obligado a cumplir la Ley. Más tarde a los 13 años. Es posible que los piadosos de la época opinaran que a los 12. No sabemos.
La historia en sí es, o parece, fantasiosa. Pero uno puede creerla ciertamente ya que Flavio Josefo cuenta de sí mismo que a los catorce años los doctores de la Ley ya le preguntaban sus dificultades en Jerusalén y que él las resolvía.
Surgen dudas respecto a los números 3 (días de viaje y para el reencuentro) y 12 (años). Los tres días es la cifra de a salvación según Oseas 6,2:
“Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir y en su presencia viviremos”.
Y doce son los años que tenía Salomón cuando fue nombrado rey y comenzó a ser cantor y profeta, según Flavio Josefo (Antigüedades de los judíos V 10,4; el mismo año en el que Daniel comenzó a profetizar y denunció a los ancianos que acechaban a la casta Susana (Ignacio a los magnesios III 5,4. Y según un midrás al Éxodo la tradición era que Moisés abandonó la familia del Faraón a los 12 años. Por tanto cifras sospechosas.
La reacción de María y José da a entender que esta anécdota se creó antes de que se extendiera la creencia de la concepción y nacimiento virginales: “Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: 48«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando»”. Y además: 49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio”.
Y no se entiende nada el texto de Mc 3,20 (su familia cree que Jesús está más o menos loco) si “María, Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón”: 2,51.
No sabemos las fuentes de este episodio. Pero historias parecidas se cuentan de Moisés, Alejandro Magno, Buda, Samuel (indicaciones al respecto se encuentran en los “Comentarios”. Por ejemplo, pueden consultarse los Comentarios de Ulrich Luz a Mateo de cuatro volúmenes y el de François Bovon a Lucas: otros cuatro volúmenes; los dos editados por la Editorial “Sígueme” de Salamanca. Véase página web).
Otros detalles de su infancia serán considerados el próximo día, brevemente.