Hoy escribe Antonio Piñero
He aquí las principales ideas de la gnosis que son necesarias para comprender el transfondo de lo que hemos explicado de la situación de la mujer en los textos gnósticos. Tomo material de mi libro Los cristianismos derrotados, que resumiré o ampliaré donde convenga. Los que lo hayan leído discúlpenme si se aburren un poco porque ya conocen bien lo que ahora intento explicar.
1. Dios existe y no es necesario probarlo.
2. La divinidad no es simple, sino compleja: está acompañada por una como proyección de sí mismo. Este “ser” -que en el mundo divino recibe la denominación técnica de ‘eón’- se puede denominar su “Pensamiento”, también llamado “Silencio”.
Este Pensamiento, aunque sea la proyección del sí mismo de la Divinidad, actúa a la vez como si fuera su “Pareja”.
Para los gnósticos sólo la pareja es lo perfecto. Esto se deduce por mera observación de lo que pasa acá abajo, en el mundo, donde prácticamente todo actúa por parejas. Luego en la divinidad la pareja existirá en grado excelso.
Adivinar qué es lo que pasa en el mundo de la Divinidad observando rectamente lo que pasa en ese mundo es un principio elemental y que los gnósticos no discuten. Es un producto de su filosofía platónica de base: el universo sólo existe porque es un reflejo de la Divinidad, del Uno, del Bien absoluto. Por consiguiente, lo que es esa divinidad se refleja imperfectamente en lo que sucede aquí abajo. Esta idea les basta para deducir que el individuo solo no es perfecto, sino la pareja. Ésta puede llamarse también “conyugio”, de la misma raíz que la palabra “cónyuge”: “el/la que lleva el mismo yugo”.
Hasta el Dios más trascendente, Único, etc. no está solo; no es “simple”, sino que tiene como pareja a si silencio a su Pensamiento. También deducirán los gnósticos de este principio que todo aquel ser que obre sin su pareja obra mal. En la vida terrena es posible estar sin pareja porque de hecho, como veremos, nos espera la pareja del cielo, que como nuestra otra mitad, pero totalmente espiritual.
De hecho, los gnósticos de verdad que vivían con su marido o mujer sabían en verdad que él o ella no era su verdadera pareja celeste, sino un compañero en esa vida para ayudarle a vivir confirme a la revelación que habían recibido. Por ello, la mayoría de los gnósticos, si vivían con su compañero o compañera, no tenían sexo con él o ella. Practicar el sexo era caer aún más en la redes de lo material. En el mundo antiguo era normal pensar –en contra de la realidad- que las mujeres eran dominadas en mayor grado por el espíritu de la lujuria que los varones.
Un caso práctico fue visto en este blog cuando pusimos el texto del Testamento de Rubén donde se afirmaba bien claro este principio y se recomendaba a los varones huir de las mujeres, como el principio de todo mal. Esta idea común explicaba, como dijimos, por qué el Pedro del dicho 114 del Evangelio de Tomás hablaba como hablaba: “las mujeres nos son dignas de la vida”.
Así, volviendo al caso de la divinidad, antes de la creación del universo ese Dios, único y trascendente, vivió consigo mismo y con su Pensamiento –su “pareja”- durante infinitos siglos (Dios antes de la creación del mundo).
3. En un momento determinado este Ser trascendente piensa manifestarse y comunicarse hacia el “exterior” (Dios decide en último término la creación). En realidad todavía, en este momento, no hay “exterior”. Pero existe una ley entre lo gnósticos –a la que más tarde, en otro momento, aludiremos- la perfección tarde o temprano tiende a “engendrar” a producir algo distinto a sí. Es como si fuera una ley esencial del Todo que afecta a Dios que es ese Todo. Pero lo malo de esta ley es que, según los gnósticos, lo que se engendra siempre es de algún modo inferior a lo engendrado.
Si no aceptaran los gnósticos esta ley a priori, jamás Dios podría llegar, naturalmente por vía indirecta, a dar origen al universo o la materia. Siempre engendraría algo perfecto, igual a si mismo y jamás habría nada inferior. La escala descendente de los seres se impone a los gnósticos como una necesidad.
Atención también porque aunque se intente explicar la gnosis, siempre algún lector dirá que estamos empleando algún a priori o algún sofisma. Pero ellos, los gnósticos, no lo creían así, sino que opinaban que existían ciertas leyes del pensamiento que eran así y no de otro modo porque emanaban de la Divinidad o del Uno.
Los gnósticos sostienen que el Uno, gracias a su unión con su Pensamiento/Silencio, emana un “Dios hacia fuera” o “Hijo”, que puede proyectarse
a) tanto hacia lo inteligible -el ámbito divino-
b) como hacia lo que está –o propiamente estará- más abajo que él, en último término y a través de diversas escalas de generaciones descendentes, será lo sensible, lo que después constituirá el universo material, en donde hay que colocar al ser humano pues tiene cuerpo.
Es digno de señalar cómo de una u otra manera aparece en los sistemas gnósticos la figura de la Madre o Deidad femenina (el Silencio/Pensamiento es femenino en griego: Sigé). Los expertos en historia de las religiones interpretan este hecho como un resto del pensamiento antiguo politeísta (divinidad masculina/femenina), luego purificado e intelectualizado.
En unos sistemas gnósticos es el Silencio (vocablo que recalca la trascendencia de ese Uno) el que aparece como la compañera del Uno; en otros, se le llama Espíritu (que en hebreo también es femenino). De un modo u otro una especie de trinidad –Padre/Silencio/Hijo- se dibuja en los sistemas gnósticos al hablar de los primeros principios.
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
POSTCRIPTUM
La película "El discípulo", en su versión inglesa, en la que como saben los lectores, participé en el Guión, acaba de ganar el "Premio a la mejor película" en el Kent International Filmmaker Festival, que, creo, es el festival más importante del mundo de películas independientes, no producidas por ga¡randes cadenas.
Ha recibido también otros dos premios: al mejor actor principal, Joel West, y a la "Mejor producción", ambientación, etc.
He aquí un link de ABC-EFE para los interesados:
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=570423
Saludos cordiales de Antonio Piñero