Hoy escribe Antonio Piñero
Concluimos hoy con nuestro tema iniciado ayer
Sabemos que Santiago el Mayor fue uno de los doce apóstoles (Mt 10,2 y Hch 1,13); que era hijo de un tal Zebedeo (Mt 4,21) y de un seguidora de Jesús, de nombre Salomé, de los que apenas conocemos nada seguro (Mt 25,56 y Mc 15,40). Sabemos que era hermano mayor de Juan (¿distinto al discípulo amado?), con quien compartió el sobrenombre de “hijos del trueno” o “tonantes” (arameo Boanergés, nombre muy dudoso), apodo otorgado por Jesús mismo (Mc 3,17) debido al carácter un tanto violento de ambos, o quizá por su relación con el “celotismo”, no en cuanto partido político –que no existía aún por aquella época- sino por el “celo” de ambos por la observancia de la ley de Moisés que los hacía ser muy duros con los transgresores.
Sabemos también que, aunque Santiago pertenecía al grupo de los Doce (Mc 3,17), el Evangelio de Juan jamás lo nombra, salvo en un apéndice a su escrito, el capítulo 21,2 y de una manera genérica (“los hijos del Zebedeo). Sabemos que era pescador, con su padre y hermano en el lago Genesaret (Mt 4,21). Santiago el Mayor pertenecía al grupo de preferidos de Jesús y asistió a la escena de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,37), a la transfiguración de Jesús (Mc 9,2ss) y al momento de las angustias de Jesús en el huerto de Getsemaní (Mc 14,33ss).
El rey judío Herodes Agripa I, amigo del emperador Claudio, lo hizo ejecutar probablemente antes de la Pascua del año 44 para “complacer a los judíos” contrarios al movimiento judeocristiano según Hch 12,2-3. El recuerdo de este hecho se mantuvo también en la predicción puesta en boca de Jesús por el evangelista Marcos del futuro martirio de los hijos del Zebedeo. Cuando ellos dijeron al Maestro “Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu diestra, y el otro a tu siniestra”, Jesús respondió “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el vaso que yo bebo, o ser bautizados del bautismo del que yo voy a ser bautizado?” (Mc 10,35).
El que se hayan conservado las dos noticias en el Nuevo Testamento muestra que Santiago el Mayor fue también un personaje importante de la Iglesia de Jerusalén al principio de su existencia. Su temprana desaparición hizo que se diluyese también la influencia de su hermano Juan en la comunidad. Clemente de Alejandría cuenta una anécdota del momento de la muerte a espada de Santiago (anécdota de cuya veracidad se duda aunque esté recogida por Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica II 9,1-3): el soldado que lo acompañaba al suplicio se convirtió al cristianismo al ver la fe de Santiago, y fue ejecutado junto con él.
Aunque no sea en absoluto imposible que Santiago el Mayor viajara a Hispania para expandir la fe en Jesús entre las comunidades de judíos que probablemente hubiera en aquella provincia romana, es bastante improbable. No tenemos noticias de que los judeocristianos de Jerusalén, que esperaban la inmediata venida de Jesús como mesías triunfante tras su resurrección (su muerte en cruz había truncado el designio de Dios), tuvieran al principio el menor interés en salir fuera de Judea a misionar entre los judíos de la Diáspora, y mucho menos entre los paganos, para proclamar que Jesús era el mesías. Este hecho junto con los pocos años transcurridos entre la muerte de Jesús (33) y la ejecución de Santiago el Mayor (44, como dijimos; otros la sitúan en el 41, lo cual lo hace más difícil aún) hacen muy improbable su viaje a Hispania.
En los Hechos apócrifos de Santiago, denominados “Historia y hechos del apóstol Santiago el Mayor o libro cuarto de las historias apostólicas” del Pseudo Abdías (nunca editados en España que yo sepa), probablemente de finales del siglo VI, o quizás posteriores, se habla de la llamada de Santiago al seguimiento de Jesús y del sorteo de las tierras de misión del modo siguiente:
1. 1 Santiago fue hijo de Zebedeo y hermano carnal de Juan, el que nos dejó el evangelio. Cristo nuestro Salvador, al verlo cuando estaba en el mar con su padre y su hermano, le mandó que lo siguiera. Poseído del amor divino, lo siguió y se unió a nuestro Señor desde aquel momento, no solamente como uno de los muchos discípulos que tenía, sino que también lo llamó en el monte a la cima del apostolado. 2 Después de la pasión del Señor recibió en suerte las regiones de Judea y Samaría en el reparto que hicieron los apóstoles. Mientras recorría aquellas provincias, entrando en las sinagogas, demostraba que todo lo que los profetas habían predicho sobre el Señor Jesucristo se había cumplido en él.
Como se ve, no aparece Hispania en modo alguno como tierra de misión para Santiago. Luego después de diversos avatares se cuenta su prendimiento y ejecución en Jerusalén del siguiente modo:
5. 1 Al ver los judíos que el apóstol había convertido a aquel mago al que consideraban invencible, y que a la vez todos sus discípulos y amigos, que acostumbraban a reunirse en la sinagoga, habían creído en Jesucristo por obra de Santiago, ofrecieron dinero a dos centuriones, Lisias y Teócrito, con autoridad en Jerusalén, para que detuvieran a Santiago. Surgida, pues, una sedición de parte del pueblo, cuando era conducido a prisión […]
El relato del martirio está narrado así:
9. […]2 Cuando el pontífice Abiatar lo vio (que un escriba, Josías de nombre, había sido convertido por Santiago), ordenó que aquel fuera apresado y le dijo:
- Si no te apartas de Santiago y maldices el nombre de Jesús, serás con él decapitado.
Josías replicó.
- Maldito seas tú y malditos sean todos tus días. Pero el nombre del Señor Jesucristo, que Santiago predica, es bendito por los siglos.
Entonces Abiatar, llenó de ira, mandó abofetear al escriba. Y envió una relación sobre él a Herodes suplicando que fuera decapitado junto con Santiago. Luego éste, llevado junto con Josías al lugar del suplicio (bautizó a Josías) […],Y el apóstol puso la mano sobre su cabeza, lo bendijo e hizo la señal de la cruz en su frente. E inmediatamente ofreció su cuello al verdugo. A continuación también Josías, perfecto ya en la fe, recibió exultante la palma del martirio por aquél –Jesucristo- a quien el Dios eterno había enviado al mundo para nuestra salvación: A él sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos.
No tenemos más noticias sobre Santiago el Mayor que estos pasajes apócrifos tardíos. Sabemos, sin embargo, que estos Hechos apócrifos fueron manipulados en torno al siglo XII en el sentido de señalar a Santiago, el héroe del escrito, como evangelizador de España. Una obra también muy tardía e igualmente apócrifa, la Pasión de Santiago el Mayor, muy probablemente posterior al siglo XII, “confirma” esta pretendida “noticia”.
En conclusión: la leyenda sobre la evangelización de Hispania por Santiago el Mayor es apócrifa, muy tardía y carece de probabilidad y verosimilitud histórica.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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