CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Primer Estrato del Evangelio de Tomás. “El Jesús de la historia. Un acercamiento a través de este Evangelio” (II)
Escribe Antonio Piñero
 
Seguimos con la descripción del contenido del libro de Joaquín Riera Ginestar, que lleva el título de esta postal
 
Para llegar a una solución respecto a las cinco posibilidades de interpretación del EvT (que expusimos al final de la postal anterior), nuestro autor parte en primer lugar de la perentoria necesidad de distinguir entre dos estratos bien claros que componen el EvT, y lo fundamenta del modo siguiente:
 
“El hecho de que los dobletes, o dos versiones de un mismo dicho, sean numerosos en el EvT (ejemplos: 21,5 y 103; 48 y 106; 56-80), así como la presencia de ideas divergentes que muestran corrientes de pensamiento también divergentes (sapienciales; apocalípticas; paulinas; ascético-encratitas; místicas; presencia o ausencia de conceptos que podrían llamarse gnósticos / herméticos / ideas influidas por las religiones persa e hindú) en el texto del EvT… ponen de manifiesto que el autor o autores del EvT utilizaron y reelaboraron dos o más fuentes escritas” (pp. 63-64).
 
Basado en este presupuesto, en las pp. 74-85, ofrece nuestro autor una propuesta de estratificación del EvT, siguiendo de cerca los análisis de J. D. Crossan (1994, 489-490).
 
I El primer estrato contendría material literario muy antiguo sobre Jesús tomado de una fuente (que hipotéticamente podría haber existido en Jerusalén dentro de la comunidad judeocristiana dirigida por Santiago el Justo, el hermano del Señor [Gal 1,19], ejecutado por lapidación en el 62 d. C., según testimonia Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos XX 200), fecha que marcaría el término final de su redacción.
 
“Esta fuente aparece muy adulterada en el conjunto global del EvT ya que los materiales posteriores se incrustan en ella”, es decir, en la obra actual y a primera vista no se distinguen los materiales antiguos y recientes de la obra.
 
Sin embargo, hay un método para separar y recuperar el material que más interesa al historiador que investiga sobre el Jesús de la historia: “Esta fuente antigua es distinguible y recuperable en gran parte en aquellas unidades con atestiguación independiente (‘Q’, ‘M’ y ‘L’) o material paralelo en los evangelios sinópticos (Mc, Mt, Lc)”.  Se cumple así el criterio de “atestiguación múltiple” (p. 75).
 
Riera obtiene la siguiente conclusión (siguiendo también fundamentalmente a J. D. Crossan 1994 y 2003) respecto al valor del estudio del primer estrato del EvT:
 
“Lo más probable es que el EvT dé testimonio en su primer estadio (EvT1) de una tradición sobre Jesús de raíz oral –dichos sueltos–, originada en comunidades judeocristianas palestinas de lengua aramea, que cristaliza en una colección de dichos escrita, que es independiente de los evangelios sinópticos del Nuevo Testamento, y que ofrece una forma más original y primitiva que estos” (p. 62).
 
“Una fuente cuyo principio rector no está relacionado con el credo de la pasión y la resurrección –paulinismo y Evangelio de Marcos– y el que no está presente, o lo está débilmente, la expectativa apocalíptica del Hijo del Hombre propia de la redacción principal del Documento Q (Q2 y Q3: esperanza en el regreso de Jesús como juez en un futuro apocalíptico). Una fuente, en fin, que está vinculada con tradiciones orales o escritas primitivas similares a las que se hallan detrás de la Fuente Q en su primer estrato (Q1), de algunos versículos del Evangelio de Marcos (capítulo 4) y de parte del contenido de las fuentes ‘M’ y ‘L’, y donde los motivos dominantes son la revelación de la sabiduría divina a través de las propias palabras de Jesús y la predicación sobre la presencia del Reino” (p. 62).
 
Y en la pp. 72. 74 opina nuestro autor que es posible que EvT1 fuese fijada por escrito en torno a los años 40-50 d. C., fecha deducible por su parentesco con ‘Q’. (Dicho entre paréntesis: las opiniones más recientes sostienen que la redacción final de ‘Q’ tuvo lugar en torno al año 60-65, ya que algunos de sus sentencias apocalípticas reflejan el ambiente de la Guerra Judía, que comenzó en el 66).
 
La imagen de Jesús que se deduce de este primer estrato es explicitada en las pp. 75-82. Brevemente sus rasgos principales serían los siguientes:
 
· Fue un fariseo peculiar, una combinación de las orientaciones samaíta, hillelita (lideradas por los rabinos Shammai, tradicionalista y severo, y Hillel, más moderno y amplio de miras) y con cierto contacto con el esenismo;
 
· Fue un profeta judío del arrepentimiento, seguidor de Juan el Bautista
 
· En los inicios de su vida pública, Jesús creyó que el Reino sería una realidad trascendente, que se manifestaría terrenalmente, en Israel, en el futuro. Antes habrá un Juicio en el que los justos serán destinados a la salvación y los malos, condenados.
 
· Tras la muerte de su maestro Juan Bautista, Jesús cambio su concepción del reino de Dios. Desde ese momento parece considerar que el Reino ya había llegado; ya estaba presente en la tierra.
 
- Su presencia residís en la renovación de la fe judía que estaba teniendo lugar gracias a Jesús;
- Su esencia era aplicación de una ética radical comprometida con los grupos sociales más desfavorecidos; un igualitarismo contundente que lo hacía oponerse de manera peligrosa al Imperio romano cuya violencia sufre (opresión social, represión militar, materialismo cultural y paganismo religioso).
 
· Sin dejar de ser un maestro de la ley y un profeta o mensajero del Dios de Israel, Jesús se convierte en líder de un movimiento aparentemente apolítico y pacífico pero profundamente subversivo y provocador, que alberga en su seno a personas humildes, oprimidas y marginadas.
 
· Como el reino de Dios ya ha comenzado, se trata de un reino paralelo al Imperio romano y en conflicto con él. El interés de este Reino es que se cumpla – en su sentido primordial y no solamente a nivel formal o aparente– la ley que Dios otorgó a Moisés. La idea es hacer que el reino de momento invisible se convierta en una realidad en la tierra y se imponga la justicia y la solidaridad entre los hombres.
 
· El Reino presente no está aún completo; es algo pequeño (parábolas de la semilla, la levadura, el fuego) pero llegará a ser grande (temas del árbol, pan, y el incendio), aunque tenga que convivir hasta ese momento con la injusticia y el mal (parábola del trigo y la cizaña).
 
· Este Jesús reúne a un grupo de seguidores y les encomienda la misión de expandir por Galilea su mensaje. Pide a los misioneros no solo romper con sus familias y sus trabajos (si es que los poseen), sino estar preparados para padecer penalidades que pueden conducir hasta la pérdida de la propia vida.
 
· En su faceta de predicador itinerante Jesús presenta cierta semejanza con el modo de actuación de los cínicos del mundo helenístico circundante, aunque en vez de individualista o autosuficiente y urbano como el movimiento de los cínicos, el movimiento del reino de Dios según Jesús es solidario o comunalista y rural.
 
· El fervor religioso de Jesús y la radicalidad política, social y económica de su mensaje suponen la incomprensión de su familia y de muchos de sus paisanos galileos. Entonces se decide a dar el paso de ir a Jerusalén a llevar su mensaje.
 
·Jesús entra en Jerusalén, de manera premeditada o involuntariamente, como Mesías de Israel o rey liberador del pueblo judío; Jesús no rechaza el título de rey e hijo de David. Esa decisión junto con su actuación en el Templo, expulsando a los mercaderes y amenazando con destruirlo de manera definitiva, además de la respuesta ambigua sobre la cuestión de la legitimidad del tributo que debía pagarse a los romanos, lo presentan ante la oligarquía sacerdotal jerosolimitana y ante las autoridades romanas (lo que es más grave aún) como un elemento peligroso, subversivo, y no solo como un iluminado o un maestro de sabiduría.
 
· En esa tesitura, el prefecto de la provincia romana de Judea, Poncio Pilato, lo condena a morir crucificado por el delito de sedición o rebelión contra del orden romano establecido (pp. 75-82)
 
Aquí echo de menos que el autor hubiese hecho una lista seguida de los textos del EvT que conforman, en su opinión el primer estrato o EvT1 y de cuyo conjunto se han deducido las características de Jesús y del Reino arriba expuestas. Tal lista confeccionarla cada uno por su cuenta de dos maneras: a) o bien anotando los dichos que se comentan en las pp. 103-267; o bien b) teniendo en cuenta que en las pp. 313-320 se ofrece el texto seguido (sin comentario, pero numerado) del segundo estrato, bastaría con eliminarlos y quedarían los del primero. Pero no es tan fácil, ya que algunos dichos del EvT se dividen en partes (numeradas; de 1 al 5/6), y a veces solo se acepta como integrante del primer estrato alguna/algunas partes de esos versículos.
 
Seguiremos el próximo día con la descripción del segundo estrato del EvT, según Riera Ginestar.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
 
 
 

Jueves, 6 de Julio 2017


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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