Notas

¿Ocultaron los cristianos de los primeros tiempos la celebración de la Eucaristía? (3-10-27)

Redactado por Antonio Piñero el Lunes, 14 de Diciembre 2009 a las 07:16


Hoy escribe Antonio Piñero


Dijimos en la nota anterior que no tenía sentido para los cristianos ocultar –por un secretismo afín al de las religiones de misterio- el sentido y el contenido de la Eucaristía. Ni para los cristianos simples ni para los autores de los Evangelios, obras de propaganda de una fe, ni para otros autores.

Este argumento se refuerza con la idea de que san Justino Mártir (hacia el 150) en su I Apología a las autoridades paganas (I 65-66, especialmente 66,3) para defender el cristianismo, repite las palabras de la institución de la Eucaristía. No tenía el menor deseo de secretismo, sino todo lo contrario. Lo propaga a los cuatro vientos. Dice así:

I 65:

“Por nuestra parte nosotros, después de haber lavado (bautizado) al que así ha creído, lo conducimos a donde están los llamados hermanos […] Terminadas las oraciones, nos damos mutuamente el ósculo de paz. Luego, al que preside a los hermanos, se le ofrece pan y un vaso de agua y de vino, y tomándolos él tributa alabanza y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen […] Y una vez que el presidente ha dado las gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman diáconos (ministros) dana a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre la que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes.

I 66

"Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que nadie es lícito participar, sino el que cree ser verdaderas nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que otorga la remisión de los pecados y la regeneración (bautismo), y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.

"Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que a la manera de Jesucristo nuestro salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que de Dios procede, el alimento sobre el que fue dicha la acción de gracias –alimento del que por transformación se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado.

"Y es así que los Apóstoles en los “Recuerdos” por ellos escritos, que se llaman Evangelios, nos transmitieron que así les fue a ellos mandado, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo Haced esto en memoria mía; éste es mi cuerpo. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: Ésta es mi sangre, y que sólo a ellos les dio parte.

"Por cierto que también esto, por imitación, enseñaron los perversos demonios que se hiciera en los misterios de Mitra; pues que en los ritos de un nuevo iniciado se presenta pan y un vaso de agua con ciertas recitaciones, o lo sabéis o podéis de ello informaros".


Esta larga cita es muy instructiva. En el año 150 se conocían los Evangelios, aunque no se hubiera declarado ni siquiera oficiosamente su "canonicidad", y se transmitía ya una tradición sobre la Eucaristía, sensiblemente igual a la de Pablo y Mc/Mt y Lucas. Estamos, pues, en una comunidad netamente paulina. No hay –como se ve- ningún deseo de secretismo en torno a la celebración eucarística. Todo lo contrario. Se compara a ésta incluso con los “misterios” de Mitra, y se dice que el parecido se debe a la acción de los demonios, deseosos de engañar a los cristianos y paganos, de modo que la acción de Jesús en la Última Cena parezca una copia.

Esta comparación de san Justino Mártir con los misterios de Mitra vuelve a resaltar el parentesco genérico de la “Cena del Señor” con la concepción de las religiones de salvación, o de misterios, que nosotros hemos señalado, no exactamente como fuente de inspiración directa de Pablo, o de copia, sino como oposición: Pablo declara superior el misterio cristiano…, pero su estructura es muy parecida a las celebraciones paganas, más antiguas, tanto que lo cristiano parece una copia. Ello apunta que Pablo, indirectamente al menos, concibe la Cena del Señor con cierto parecido conceptual a los ritos de los misterios.

Por otro lado, no queda en absoluto claro si los cristianos entonces, en la comunidad de san Justino Mártir, estimaban, o no, que se daba una verdadera transustanciación de las especies de pan y vino en el cuerpo y sangre de Jesús. Podría dar esa apariencia el símil de la Eucaristía con el alimento corporal sufre una suerte de transformación. En conjunto, empero, del texto, se obtiene la impresión de que el pan y el vino simbolizan, no se transforman verdaderamente, el cuerpo y la sangre del Jesús Viviente, pero no presente físicamente por esas especies, en su Iglesia.

Por último, la Didaché, o “Doctrina de los Doce apóstoles”, como hemos visto ya en la presentación general de los textos (nota 3-10-21), es un documento interno del judeocristianismo…, que no habla ni una palabra de la institución de la “Eucaristía” cuando describe detenidamente una “comida comunal de acción de gracias” (“eucaristía” en el lenguaje de los judíos helenistas).

Y nos preguntamos: ¿tenía el autor de la Didaché algún interés de guardar el secreto sobre la institución y el contenido de le eucaristía respecto a los propios miembros del grupo? Sería un absurdo..., porque está describiendo precisamente una comida en común que denomina de ese modo.

En conclusión: el argumento del secreto para explicar la ausencia de mención de la Eucaristía en los Hechos de los apóstoles y en la Didaché no se sostiene en absoluto. Si no se menciona es porque en esas comunidades (judeocristians) no se conocía la eucaristía como en otras.... ¡paulinas!

Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

En el otro blog de “Religión Digital” el tema es:

La figura sesgada de Pablo en los Hechos: el Apóstol ligado a la comunidad de Jerusalén”.

De nuevo saludos


Lunes, 14 de Diciembre 2009
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