Notas

“Nada de jerarquía patriarcal en Jesús” (414-04)

Redactado por Antonio Piñero el Sábado, 12 de Noviembre 2011 a las 00:54





Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos con el comentario a los dos primeros capítulos del libro de H. Küng, “La mujer en el cristianismo”.


Küng afirma que Jesús relativiza “a los padres” cuando habla de la “familia de Dios”, y el que llame al círculo de sus discípulos a mujeres (¿¿??) “demuestra que las jerarquías patriarcales no pueden apelar a Jesús para justificarse”. No estoy seguro de la veracidad de esta afirmación una vez que se admite que Jesús llama a Dios “Padre” y no otra cosa.

A este propósito deseo recordar también que en el 2001, y también en el 2011, ya no era posible afirmar (p. 16) que Jesús llamaba a Dios “papaíto”. Se había logrado ya un consenso entre los estudiosos, después de la investigación de James Barr del uso de ‘abbá en arameo, a saber que este vocablo no significa “papaíto” (es decir un término sólo usable por los niños), sino "papá", en el sentido en el que también a los adultos les estaba permitido utilizarlo.

Luego Küng habla de la “Iglesia primitiva del paradigma judeocristiano” como

"digna de ser denominada “democrática”
en el mejor sentido del término, en cualquier caso ni aristocrática ni monárquica…"

Dudo seriamente de esta aserción. pienso más bien que en la iglesia de Jerusalén existió un cierto principio “monárquico” al tener a Santiago como jefe supremo del grupo por encima incluso de Pedro--, el cual no tuvo más remedio que emigrar a Antioquía. Opino que fue así no sólo porque Santiago se sintiera en el fondo más ligado a la rama farisea de la comunidad (que Pablo llama despectivamente “falsos hermanos” en Gál 2,4) que a la rama “propaulina”, sino ante todo porque era el “hermano de Jesús”. Nos consta que el judaísmo riguroso y nacionalista (y la iglesia de Jerusalén lo era) el principio de consanguinidad tenía notable importancia (por ejemplo, en los Macabeos). ¡Santiago era el hermano del héroe Jesús condenado a la cruz por los romanos!

El que en la iglesia primitiva de Jerusalén hubiera "un sentimiento de liberad, igualdad y fraternidad” (p. 18) no se debía sólo, ni creo que principalmente ni mucho menos, a la creencia firme de que Jesús era el verdadero mesías y que había resucitado (las dos notas que caracterizan a la comunidad judeocristiana de Jerusalén frente a sus connacionales judíos), sino a las circunstancias histórico-sociológicas especiales:

A. se había formado un grupo muy pequeño, apocalíptico, que creía firmemente que el fin estaba absolutamente cercano. Es claro que esto explica que no fuera aún una institución de poder (no había tenido tiempo todavía), ni era una iglesia de razas o castas (todos eran judíos y muchos galileos), y no era un imperio de culto a personas regido patriarcalmente, sino una comunidad de hermanos (pero sí tenían sus jefes: Pedro, Juan de Zebedeo y Santiago… ¡todos varones!).
Además, la comunidad semiautónoma de los helenistas de Jerusalén también tenían sus jefes, los llamados siete “diáconos” con Esteban a la cabeza. ¡ninguno era una mujer!

A este propósito debe insistir también en que la imagen que ofrece Lucas de la comunidad jerusalemita no era de “igualdad y fraternidad: ¡léase el capítulo 6 de los Hechos de los apóstoles! Küng está idealizando la situación.

B. Tal iglesia no era un grupo destinado a vivir en el mundo. Una comunidad ya consolidada en la tierra necesita imperiosamente una estructura. Kúng tendría que echar la culpa a Dios por haber retrasado la parusía. Al retrasrla y como Dios no cambiaba la naturaleza humana, la iglesia seguidora de Jesús tenía necesariamente que acabar siendo una institución de poder (para subsistir), poco “democrática”…, es decir consentida por Dios que no había cambiado la constitución de los seres humanos. En la actualidad, dentro del cristianismo, sólo hay grupos “asamblearios”, mejor denominados así que “democráticos” aunque lo sean, cuando tales grupos son pequeños, carismáticos, se afirman regidos por el Espíritu, y cuando la mayoría de ellos están también convencidos de que el fin del mundo está muy cerca.

En conclusión me reafirmo que las circunstancias sociales son las que hacen al grupo primitivo “democrático”, no la fe en Jesús. Por tanto: esta "constitución" del grupo no se deriva de la doctrina de Jesús ni de la fe en el mesianismo y la resurrección del Maestro, que es lo que constituye propiamente al judeocristianismo.

Un grupo que respondía relativamente bien a estas características en los inicios del siglo II fue el de los montanistas, al que, por cierto, alude Küng. Era un auténtico movimiento de renovación del seguimiento a Jesús que deseaba volver al imperio sólo del Espíritu, a los orígenes…, cuando la jerarquía era aún maleable y cuando la pobreza y el ascetismo eran propias del rigor de los tiempos.

Pero en seguida el montanismo, al que perteneció Tertuliano (por eso no es santo) fue calumniado y perseguido, calificado de herético… por la Gran Iglesia, ¡porque las circunstancias iniciales del movimiento de Jesús ya habían cambiado!

Esa condena era esperable: ya era la Gran Iglesia una institución asentada en el mundo, y comenzaba a ser también una institución de poder (según mi tesis en “Los cristianismos derrotados”) que, sin embargo, aunque se considerara absolutamente heredera del espíritu y de la doctrina de Jesús. ¡Las circunstancias obligan!

Terminamos el próximo día.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Sábado, 12 de Noviembre 2011
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