Hoy escriben Mª José Bosch y Antonio Piñero
A propósito del Premio Trithemius la conocida periodista Mª José Bosch, que ha trabajado muchos años en la radio y que ahora se dedica con más intensidad a la tarea de edición de libros, entre otras cosas, me hizo una entrevista que quizá sea interesante porque ilustra sobre cuestiones que suscita la lectura de este libro. La divido en dos partes, que presentaré hoy y mañana, porque es un tanto larga.
A propósito del premio Trithemius, Profesor Piñero, ¿qué ha querido contar realmente en “Gnosis, cristianismo primitivo y Manuscritos del mar Muerto”?
He querido más que contar, despejar mil dudas que tiene una parte importante del público. Yo he querido poner orden al caos que tiene la mayoría de las gentes sobre los Manuscritos del mar Muerto, la gnosis y el cristianismo. Este libro pretende enfocar al público dos temas que son dificilísimos pero esenciales. En primer lugar, una de las formas de cristianismo más controvertidas e interesantes, la gnosis cristiana y judía de los siglos I y II, y el segundo asunto es la relación de dos fenómenos trascendentales en el descubrimiento de manuscritos en el siglo XX y el cristianismo primitivo.
Comencemos con la gnosis, ese vocablo griego cuyo significado apunta al ‘conocimiento’. La gnosis parte básicamente del supuesto del desgarro que siente el ser humano al verse aprisionado en un mundo que le oprime y en el que se siente extranjero. Al considerar la extensión del mal en el mundo o la inanidad de la materia en sí, muchos seres humanos se ven conducidos al deseo de liberarse de este mundo y unirse de algún modo a la divinidad a la que creen pertenecer. Es como la sensación del desgarro y distanciamiento de dos polos que deberían estar unidos.
La gnosis así entendida pertenece al sentimiento común que se halla en la base de diferentes sistemas espirituales o que se forma en el interior de ellos. En el Mediterráneo oriental la gnosis pudo manifestarse como una atmósfera religiosa que consideraba a una religión determinada, dentro de la cual crecía, como un estadio inferior de la religiosidad que, por ejemplo, no sentía tan profundamente la sensación de desgarro interno ante el mundo, arriba mencionada. El estadio superior lo tendrían los verdaderos «conocedores» o gnósticos, que albergaban un deseo especial de poseer la verdad total, y a los que respondía la divinidad con una revelación. Naturalmente, los gnósticos serían la élite, digna de recibir esa revelación que dará respuesta a las cuestiones esenciales del hombre religioso, tales como: ¿Quién soy yo realmente? ¿De dónde vengo? ¿Qué relación tengo con la divinidad? ¿Cómo conseguiré poder volver allí de donde procedo, es decir, cómo alcanzaré la salvación?
¿La gnosis, por tanto, es la respuesta a estas preguntas existenciales?
Sí, además, la investigación ha considerado la gnosis como el legado de las reflexiones y conocimientos esotéricos acerca de lo más profundo de la divinidad, de los secretos de la creación del universo y del hombre y de la relación de este mismo con Dios.
¿En qué momento sitúa la historiografía el nacimiento de la gnosis occidental?
Es muy probable que la gnosis naciera antes de la era cristiana y en concreto en el suelo de un judaísmo marginal. Es posible que ciertos judíos, lectores de filosofía griega y en concreto de Platón, preocupados por el mal en el mundo o por el sentido del universo en sí mismo, pensaran que era necesario encontrar para todo esto una explicación más convincente que la tradicional que se leía en sus textos sagrados.
Es posible que la revelación en torno al misterio del mal les viniera a estos judíos sobre todo leyendo el diálogo Timeo de Platón, donde encontraron el mito del Demiurgo. Era este un poder divino, pero inferior de algún modo al Uno y al Bien, y a la vez el responsable de la creación del Universo, tan problemático y tan lleno de maldad.
El siguiente paso en la explicación del origen de la gnosis judía y luego cristiana es suponer que los judíos helenizados —los que hipotéticamente se sintieron cautivados leyendo a Platón— aplicaron estas y otras ideas platónicas a la lectura del Génesis, su libro preferido, a una exégesis de él.
¿Es la gnosis la base fundamental del cristianismo místico?
Y no solo del cristianismo místico sino del judaísmo místico que va a parar a la cábala que nace en el siglo I y II.
La gnosis, y más tarde el movimiento derivado de ella, el gnosticismo, constituye un fenómeno, un sistema de pensamiento, una atmósfera religiosa de una intensidad e importancia extraordinarias que se extendió por todo el Mediterráneo durante los siglos I y II de nuestra era.
Tuvo tanta repercusión este movimiento durante esos siglos, tan cruciales en la historia del cristianismo primitivo que sin comprender lo que es la gnosis no puede entenderse en profundidad una buena parte del Nuevo Testamento, especialmente Pablo de Tarso y el Evangelio de Juan, tan importantes para la constitución del credo cristiano, moldeado en buena parte con elementos intelectuales gnósticos. Es absolutamente fundamental conocer a fondo la gnosis, sin ello, créeme, no entenderemos una buena parte del Nuevo Testamento ni de las religiones que surgen entre los siglos I y II, el judaísmo actual, el cristianismo y ¡ojo! también el islam, que surge a finales del siglo VII. Pues bien, esta gnosis que yo creo tan importante, es uno de los asuntos cruciales que yo trato de explicar en este libro que ofrece a sus lectores instrumentos que les permitirán entender ese fenómeno desde el principio. El siglo XX es el siglo de los grandes y múltiples descubrimientos de grandes manuscritos, muchos de los cuales pasaron absolutamente desapercibidos; sin embargo, usted se centra en dos fenómenos nucleares. Así es, y entre estos múltiples hallazgos tienen lugar casi de manera simultánea dos fenómenos interesantes que ayudan a comprender algo más este cristianismo que ha marcado, directa o indirectamente, las vidas de quienes vivimos en el hemisferio occidental.
¿Cuál es la historia de estos fabulosos descubrimientos?
Como muchas veces ocurre en la ciencia, el descubrimiento de los manuscritos fue totalmente casual. Y tengo que advertir de que este relato, naturalmente, puede ser en gran parte ficticio y legendario…
El primero de ellos fue el descubrimiento de los Manuscritos de Nag Hammadi: al final de la Segunda Guerra Mundial, dos aldeanos egipcios, que deambulaban con sus camellos en busca de ciertos fertilizantes naturales, nitratos, que se hallan entre las rocas que bordean el Nilo, en la zona llamada Jabal al-Tarif, encontraron cerca de Nag Hammadi, en un talud al que las lluvias habían removido las entrañas y bajo una gran piedra, un ánfora muy antigua. Al principio tuvieron un cierto miedo, pensando que algún genio maligno, un djinn, podía estar encerrado dentro. Pero al momento la curiosidad y la codicia vencieron al miedo. Pensaron que el vetusto recipiente podía contener algún tesoro, oculto durante siglos, y lo abrieron afanosos. Pero al romper el ánfora quedaron decepcionados. La antigua jarra no contenía oro ni joyas escondidas en otros tiempos, sino solo unos volúmenes de cuero protegidos por el recipiente. Los libros estaban medio raídos por el paso del tiempo y su escritura no era árabe. Quedarían aquellos aldeanos profundamente decepcionados… Es más que probable; sin embargo, estos aldeanos, a pesar de su decepción, en realidad habían descubierto un tesoro más importante para la humanidad que mil jarras llenas de oro.
¿Cuál es el estado en el que se hallaron estas joyas?
Gran parte de los documentos encontrados estaban gravemente dañados, pues las tinajas que los contenían se habían ido rompiendo con el paso de los siglos. Y además, porque la mujer y la madre de uno de los beduinos que los descubrió utilizo parte del códice trece para envolver una suerte de bocadillos, y una vez que devolvían el pergamino impregnado de grasa lo utilizaron para encender el fuego… Fue una verdadera pena que el trapicheo inicial, sin control científico, hiciera que se perdieran parte de los manuscritos tanto de Nag Hammadi como del mar Muerto.
¿Qué aportación realizaron los descubrimientos de Nag Hammadi al estudio de la gnosis?
Los descubrimientos de Nag Hammadi a finales de 1945 nos han proporcionado trece libros que contienen un total de unos cuarenta tratados gnósticos, anteriormente desconocidos algunos, y otros, en parte. Antes del hallazgo, para entender lo que significaba la gnosis antigua, teníamos que recurrir a los escritores cristianos antignósticos (¡sus enemigos intelectuales!) como Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma o Epifanio de Salamina, quienes nos habían dejado pretendidas y amplias refutaciones de los sistemas gnósticos cristianos, cuyo atrevido pensamiento afectaba al dogma y ponía en peligro la ortodoxia.
Hoy en día, tras la publicación de los Manuscritos de Nag Hammadi, conocemos directamente este movimiento espiritual, y no ya a través de sus detractores e impugnadores. Nada menos que el conocimiento de escritos gnósticos cristianos, judíos y paganos, de primerísima mano y sin intermediarios. Estos textos de Nag Hammadi nos ayudan a comprender bien el judaísmo y el cristianismo primitivo, y en buena parte también algunos pasajes o autores importantes del Nuevo Testamento, como Pablo de Tarso y el Evangelio de Juan. Esto fue basto y fundamental.
¿Qué información existe sobre la procedencia de estos manuscritos?
Los trece libros, escritos en copto, es decir, en lengua egipcia, eran una pequeña biblioteca gnóstica probablemente de algún personaje importante o de un grupo de cristianos de esta tendencia gnóstica que vivía cerca de Nag Hammadi. Las secas arenas del desierto entregaban así a la ciencia histórica, tras más de mil quinientos años, la posibilidad de conocer de primera mano documentos que nos iluminan sobre cómo eran realmente los gnósticos antiguos y cuál era su pensamiento.
Debido a su venerable antigüedad, tengamos en cuenta que son de los siglos III y IV, pero muchos son copias de documentos anteriores, su contenido nos informa también de la evolución del cristianismo egipcio durante los primeros siglos de su existencia. Para la historia del pensamiento religioso en su conjunto, los documentos encontrados eran, pues, preciosos.
Mañana aparecerá la segunda parte
Saludos cordiales de Mª José Bosch y Antonio Piñero
A propósito del Premio Trithemius la conocida periodista Mª José Bosch, que ha trabajado muchos años en la radio y que ahora se dedica con más intensidad a la tarea de edición de libros, entre otras cosas, me hizo una entrevista que quizá sea interesante porque ilustra sobre cuestiones que suscita la lectura de este libro. La divido en dos partes, que presentaré hoy y mañana, porque es un tanto larga.
A propósito del premio Trithemius, Profesor Piñero, ¿qué ha querido contar realmente en “Gnosis, cristianismo primitivo y Manuscritos del mar Muerto”?
He querido más que contar, despejar mil dudas que tiene una parte importante del público. Yo he querido poner orden al caos que tiene la mayoría de las gentes sobre los Manuscritos del mar Muerto, la gnosis y el cristianismo. Este libro pretende enfocar al público dos temas que son dificilísimos pero esenciales. En primer lugar, una de las formas de cristianismo más controvertidas e interesantes, la gnosis cristiana y judía de los siglos I y II, y el segundo asunto es la relación de dos fenómenos trascendentales en el descubrimiento de manuscritos en el siglo XX y el cristianismo primitivo.
Comencemos con la gnosis, ese vocablo griego cuyo significado apunta al ‘conocimiento’. La gnosis parte básicamente del supuesto del desgarro que siente el ser humano al verse aprisionado en un mundo que le oprime y en el que se siente extranjero. Al considerar la extensión del mal en el mundo o la inanidad de la materia en sí, muchos seres humanos se ven conducidos al deseo de liberarse de este mundo y unirse de algún modo a la divinidad a la que creen pertenecer. Es como la sensación del desgarro y distanciamiento de dos polos que deberían estar unidos.
La gnosis así entendida pertenece al sentimiento común que se halla en la base de diferentes sistemas espirituales o que se forma en el interior de ellos. En el Mediterráneo oriental la gnosis pudo manifestarse como una atmósfera religiosa que consideraba a una religión determinada, dentro de la cual crecía, como un estadio inferior de la religiosidad que, por ejemplo, no sentía tan profundamente la sensación de desgarro interno ante el mundo, arriba mencionada. El estadio superior lo tendrían los verdaderos «conocedores» o gnósticos, que albergaban un deseo especial de poseer la verdad total, y a los que respondía la divinidad con una revelación. Naturalmente, los gnósticos serían la élite, digna de recibir esa revelación que dará respuesta a las cuestiones esenciales del hombre religioso, tales como: ¿Quién soy yo realmente? ¿De dónde vengo? ¿Qué relación tengo con la divinidad? ¿Cómo conseguiré poder volver allí de donde procedo, es decir, cómo alcanzaré la salvación?
¿La gnosis, por tanto, es la respuesta a estas preguntas existenciales?
Sí, además, la investigación ha considerado la gnosis como el legado de las reflexiones y conocimientos esotéricos acerca de lo más profundo de la divinidad, de los secretos de la creación del universo y del hombre y de la relación de este mismo con Dios.
¿En qué momento sitúa la historiografía el nacimiento de la gnosis occidental?
Es muy probable que la gnosis naciera antes de la era cristiana y en concreto en el suelo de un judaísmo marginal. Es posible que ciertos judíos, lectores de filosofía griega y en concreto de Platón, preocupados por el mal en el mundo o por el sentido del universo en sí mismo, pensaran que era necesario encontrar para todo esto una explicación más convincente que la tradicional que se leía en sus textos sagrados.
Es posible que la revelación en torno al misterio del mal les viniera a estos judíos sobre todo leyendo el diálogo Timeo de Platón, donde encontraron el mito del Demiurgo. Era este un poder divino, pero inferior de algún modo al Uno y al Bien, y a la vez el responsable de la creación del Universo, tan problemático y tan lleno de maldad.
El siguiente paso en la explicación del origen de la gnosis judía y luego cristiana es suponer que los judíos helenizados —los que hipotéticamente se sintieron cautivados leyendo a Platón— aplicaron estas y otras ideas platónicas a la lectura del Génesis, su libro preferido, a una exégesis de él.
¿Es la gnosis la base fundamental del cristianismo místico?
Y no solo del cristianismo místico sino del judaísmo místico que va a parar a la cábala que nace en el siglo I y II.
La gnosis, y más tarde el movimiento derivado de ella, el gnosticismo, constituye un fenómeno, un sistema de pensamiento, una atmósfera religiosa de una intensidad e importancia extraordinarias que se extendió por todo el Mediterráneo durante los siglos I y II de nuestra era.
Tuvo tanta repercusión este movimiento durante esos siglos, tan cruciales en la historia del cristianismo primitivo que sin comprender lo que es la gnosis no puede entenderse en profundidad una buena parte del Nuevo Testamento, especialmente Pablo de Tarso y el Evangelio de Juan, tan importantes para la constitución del credo cristiano, moldeado en buena parte con elementos intelectuales gnósticos. Es absolutamente fundamental conocer a fondo la gnosis, sin ello, créeme, no entenderemos una buena parte del Nuevo Testamento ni de las religiones que surgen entre los siglos I y II, el judaísmo actual, el cristianismo y ¡ojo! también el islam, que surge a finales del siglo VII. Pues bien, esta gnosis que yo creo tan importante, es uno de los asuntos cruciales que yo trato de explicar en este libro que ofrece a sus lectores instrumentos que les permitirán entender ese fenómeno desde el principio. El siglo XX es el siglo de los grandes y múltiples descubrimientos de grandes manuscritos, muchos de los cuales pasaron absolutamente desapercibidos; sin embargo, usted se centra en dos fenómenos nucleares. Así es, y entre estos múltiples hallazgos tienen lugar casi de manera simultánea dos fenómenos interesantes que ayudan a comprender algo más este cristianismo que ha marcado, directa o indirectamente, las vidas de quienes vivimos en el hemisferio occidental.
¿Cuál es la historia de estos fabulosos descubrimientos?
Como muchas veces ocurre en la ciencia, el descubrimiento de los manuscritos fue totalmente casual. Y tengo que advertir de que este relato, naturalmente, puede ser en gran parte ficticio y legendario…
El primero de ellos fue el descubrimiento de los Manuscritos de Nag Hammadi: al final de la Segunda Guerra Mundial, dos aldeanos egipcios, que deambulaban con sus camellos en busca de ciertos fertilizantes naturales, nitratos, que se hallan entre las rocas que bordean el Nilo, en la zona llamada Jabal al-Tarif, encontraron cerca de Nag Hammadi, en un talud al que las lluvias habían removido las entrañas y bajo una gran piedra, un ánfora muy antigua. Al principio tuvieron un cierto miedo, pensando que algún genio maligno, un djinn, podía estar encerrado dentro. Pero al momento la curiosidad y la codicia vencieron al miedo. Pensaron que el vetusto recipiente podía contener algún tesoro, oculto durante siglos, y lo abrieron afanosos. Pero al romper el ánfora quedaron decepcionados. La antigua jarra no contenía oro ni joyas escondidas en otros tiempos, sino solo unos volúmenes de cuero protegidos por el recipiente. Los libros estaban medio raídos por el paso del tiempo y su escritura no era árabe. Quedarían aquellos aldeanos profundamente decepcionados… Es más que probable; sin embargo, estos aldeanos, a pesar de su decepción, en realidad habían descubierto un tesoro más importante para la humanidad que mil jarras llenas de oro.
¿Cuál es el estado en el que se hallaron estas joyas?
Gran parte de los documentos encontrados estaban gravemente dañados, pues las tinajas que los contenían se habían ido rompiendo con el paso de los siglos. Y además, porque la mujer y la madre de uno de los beduinos que los descubrió utilizo parte del códice trece para envolver una suerte de bocadillos, y una vez que devolvían el pergamino impregnado de grasa lo utilizaron para encender el fuego… Fue una verdadera pena que el trapicheo inicial, sin control científico, hiciera que se perdieran parte de los manuscritos tanto de Nag Hammadi como del mar Muerto.
¿Qué aportación realizaron los descubrimientos de Nag Hammadi al estudio de la gnosis?
Los descubrimientos de Nag Hammadi a finales de 1945 nos han proporcionado trece libros que contienen un total de unos cuarenta tratados gnósticos, anteriormente desconocidos algunos, y otros, en parte. Antes del hallazgo, para entender lo que significaba la gnosis antigua, teníamos que recurrir a los escritores cristianos antignósticos (¡sus enemigos intelectuales!) como Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma o Epifanio de Salamina, quienes nos habían dejado pretendidas y amplias refutaciones de los sistemas gnósticos cristianos, cuyo atrevido pensamiento afectaba al dogma y ponía en peligro la ortodoxia.
Hoy en día, tras la publicación de los Manuscritos de Nag Hammadi, conocemos directamente este movimiento espiritual, y no ya a través de sus detractores e impugnadores. Nada menos que el conocimiento de escritos gnósticos cristianos, judíos y paganos, de primerísima mano y sin intermediarios. Estos textos de Nag Hammadi nos ayudan a comprender bien el judaísmo y el cristianismo primitivo, y en buena parte también algunos pasajes o autores importantes del Nuevo Testamento, como Pablo de Tarso y el Evangelio de Juan. Esto fue basto y fundamental.
¿Qué información existe sobre la procedencia de estos manuscritos?
Los trece libros, escritos en copto, es decir, en lengua egipcia, eran una pequeña biblioteca gnóstica probablemente de algún personaje importante o de un grupo de cristianos de esta tendencia gnóstica que vivía cerca de Nag Hammadi. Las secas arenas del desierto entregaban así a la ciencia histórica, tras más de mil quinientos años, la posibilidad de conocer de primera mano documentos que nos iluminan sobre cómo eran realmente los gnósticos antiguos y cuál era su pensamiento.
Debido a su venerable antigüedad, tengamos en cuenta que son de los siglos III y IV, pero muchos son copias de documentos anteriores, su contenido nos informa también de la evolución del cristianismo egipcio durante los primeros siglos de su existencia. Para la historia del pensamiento religioso en su conjunto, los documentos encontrados eran, pues, preciosos.
Mañana aparecerá la segunda parte
Saludos cordiales de Mª José Bosch y Antonio Piñero