Escribe Antonio Piñero
Pregunta:
¿Realmente Pedro murió crucificado como dicen muchos historiadores con la cruz invertida, ya que los evangelios no aparece la crucifixión de Pedro. Luego, será verdad o falso que Pedro, también murió en la que ahora es la Basílica (San Pedro) que tiene su nombre actualmente o es simplemente leyenda la muerte de San Pedro?
¿Por qué, la sede de la iglesia Católica es en Roma y no en Israel, en donde Jesús de Nazaret anduvo predicando el evangelio?
RESPUESTA:
Que Pedro estuviera fuera de Jerusalén, en concreto en Antioquía de Siria y en Corinto lo sabemos por Pablo de Tarso (Gal 2,11-14 y 1 Cor 1,12. Pero que Pedro estuviera en Roma y muriera crucificado cabeza abajo es una leyenda que se recoge por primera vez, que yo sepa, en los Hechos apócrifos de Pedro. En español los tiene Usted editados en griego, latín y castellano, con amplia introducción y muchas notas explicativas en la Biblioteca de Autores Cristianos, cuya nota bibliográfica le paso, por si pudiera serle útil:
Hechos apócrifos de los Apóstoles. Texto multilingüe. Edición crítica. Introducción, traducción y notas (con Gonzalo del Cerro). Vol. I (Hechos de Andrés, Juan y de Pedro), B.A.C. 646, Madrid 2004. ISBN 847914716-4, pp. XIX + 682;
Hechos apócrifos de los Apóstoles. Texto multilingüe. Edición crítica. Introducción, traducción y notas (con Gonzalo del Cerro) Volumen II, Madrid 2005 (Hechos de Pablo; de Pablo y Tecla Hechos de Tomás. Índices), ISBN 84-7914-804-7, pp. XVII + 683-1601.
Hechos apócrifos de los apóstoles (I) (Hechos de Andrés, Juan, Pedro Pablo y Tomás). Edición preparada por Antonio Piñero y Gonzalo del Cerro, B.A.C., Madrid, 2013. ISBN 978-84-220-1637-3. 417 pp. Edición popular de los vols. I y II de la edición multilingüe.
Respecto al valor histórico le transcribo lo que sostenemos del Cerro y yo respecto a los Hechos apócrifos de Pedro:
Lo que hemos afirmado en la Introducción General sobre el género literario de los Hechos nos obliga a ponernos automáticamente en guardia contra la pretensión de conceder valor histórico a cualquier dato de los HchPedro que no pueda ser verificado por medio de otras fuentes. Si los Evangelios y los Hechos canónicos nos ofrecen ya escasos datos sobre los Apóstoles, no parece razonable a priori suponer una mayor riqueza de ellos a finales del s. II o en el s. III. Incluso la firme tradición, recogida también en el Kerigma de Pedro (Clemente de Alejandría, Stromata VI 5, 43) y Pistis Sophia (edición de C. Schmidt, p. 7) sobre los doce años de estancia en Jerusalén, ha de ser necesariamente falsa, ya que contradice los datos expresamente contenidos en los Hechos canónicos (cf. 8, 4ss).
Los datos cronológicos de nuestro autor tampoco son fiables, pues claramente se advierte en las inverosimilitudes de la acción el poco aprecio que por la cronología debía de sentir quien compusiera los HchPedro.
Otras aportaciones de nuestra obra, como la custodia de S. Pedro en Roma, su lucha contra Simón y su martirio en la Urbe, nos son también conocidos por otros autores , pero el detalle preciso de la crucifixión cabeza abajo es en sí sospechoso, ya que no encontramos antes ninguna noticia al respecto independientemente de estos Hechos .
En cuanto a la figura de Simón, de rasgos relativamente simples en nuestro escrito y bien alejada de ese fundador de todas las herejías que aparece en otras fuentes , podemos afirmar que presenta ciertas características esenciales, como su pretensión de ser la "Gran fuerza" de la divinidad y poseer la inmutabilidad, que aparecen confirmadas por autores alejandrinos , pero también otras muchas que contrastan radicalmente con lo que sobre Simón nos relatan Ireneo e Hipólito .
De los treinta y dos personajes que aparecen en los Actus Vercellenses (el manuscrito griego de los Hechos de Pedro), contados por Schmidt , sólo cuatro -Narciso, Cuarto, Berenice y Agripa- aparecen en el Nuevo Testamento , pero los nombres no recubren de hecho a los mismos personajes. El resto nos es desconocido, y no hay posibilidades serias de identificación .
En conclusión, pues, debemos afirmar con Vouaux que los datos históricos proporcionados por los Hechos de Pedro se podrían reducir, con muchísimas dudas también, insisto en esto, a los siguientes: Pedro predicó también en Roma, se opuso allí a un cierto personaje, Simón Mago, y murió mártir (es decir, testigo) por su fe, crucificado durante el reinado de Nerón en la persecución contra los cristianos después del incendio de Roma en el año 64. Pablo tenía intención de viajar a España. El resto es sospechoso y probablemente falso.
Otra cosa muy distinta es la posibilidad de utilizar estos Hechos como un reflejo de la situación de una determinada comunidad dentro de la Iglesia de finales del s. II y comienzos del III. En este ámbito sí que adquiere plenitud de sentido el libro de los HchPe como posible fuente histórica. Pero este detalle tiene lugar a pesar del autor, quien en realidad quiso trasladarnos, sin conseguirlo, a un ambiente eclesiástico 150 años anterior al suyo. (Vol. I pp. 22-523).
Y así respondo a la segunda pregunta: fue decisión de la Iglesia que donde la tradición afirmaba que había muerte el primer papa, san Pedro, allí estuviera su sede principal. Y cuando se decidió, Roma era el centro del mundo, con infinidad de contactos por todo el Mediterráneo e Israel era una ínfima y alejada de todo, tierra ocupada solo por unos pocos judíos y tribus árabes…, tras la derrota del pueblo judío ante las tropas de Adriano en el 135.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Pregunta:
¿Realmente Pedro murió crucificado como dicen muchos historiadores con la cruz invertida, ya que los evangelios no aparece la crucifixión de Pedro. Luego, será verdad o falso que Pedro, también murió en la que ahora es la Basílica (San Pedro) que tiene su nombre actualmente o es simplemente leyenda la muerte de San Pedro?
¿Por qué, la sede de la iglesia Católica es en Roma y no en Israel, en donde Jesús de Nazaret anduvo predicando el evangelio?
RESPUESTA:
Que Pedro estuviera fuera de Jerusalén, en concreto en Antioquía de Siria y en Corinto lo sabemos por Pablo de Tarso (Gal 2,11-14 y 1 Cor 1,12. Pero que Pedro estuviera en Roma y muriera crucificado cabeza abajo es una leyenda que se recoge por primera vez, que yo sepa, en los Hechos apócrifos de Pedro. En español los tiene Usted editados en griego, latín y castellano, con amplia introducción y muchas notas explicativas en la Biblioteca de Autores Cristianos, cuya nota bibliográfica le paso, por si pudiera serle útil:
Hechos apócrifos de los Apóstoles. Texto multilingüe. Edición crítica. Introducción, traducción y notas (con Gonzalo del Cerro). Vol. I (Hechos de Andrés, Juan y de Pedro), B.A.C. 646, Madrid 2004. ISBN 847914716-4, pp. XIX + 682;
Hechos apócrifos de los Apóstoles. Texto multilingüe. Edición crítica. Introducción, traducción y notas (con Gonzalo del Cerro) Volumen II, Madrid 2005 (Hechos de Pablo; de Pablo y Tecla Hechos de Tomás. Índices), ISBN 84-7914-804-7, pp. XVII + 683-1601.
Hechos apócrifos de los apóstoles (I) (Hechos de Andrés, Juan, Pedro Pablo y Tomás). Edición preparada por Antonio Piñero y Gonzalo del Cerro, B.A.C., Madrid, 2013. ISBN 978-84-220-1637-3. 417 pp. Edición popular de los vols. I y II de la edición multilingüe.
Respecto al valor histórico le transcribo lo que sostenemos del Cerro y yo respecto a los Hechos apócrifos de Pedro:
Lo que hemos afirmado en la Introducción General sobre el género literario de los Hechos nos obliga a ponernos automáticamente en guardia contra la pretensión de conceder valor histórico a cualquier dato de los HchPedro que no pueda ser verificado por medio de otras fuentes. Si los Evangelios y los Hechos canónicos nos ofrecen ya escasos datos sobre los Apóstoles, no parece razonable a priori suponer una mayor riqueza de ellos a finales del s. II o en el s. III. Incluso la firme tradición, recogida también en el Kerigma de Pedro (Clemente de Alejandría, Stromata VI 5, 43) y Pistis Sophia (edición de C. Schmidt, p. 7) sobre los doce años de estancia en Jerusalén, ha de ser necesariamente falsa, ya que contradice los datos expresamente contenidos en los Hechos canónicos (cf. 8, 4ss).
Los datos cronológicos de nuestro autor tampoco son fiables, pues claramente se advierte en las inverosimilitudes de la acción el poco aprecio que por la cronología debía de sentir quien compusiera los HchPedro.
Otras aportaciones de nuestra obra, como la custodia de S. Pedro en Roma, su lucha contra Simón y su martirio en la Urbe, nos son también conocidos por otros autores , pero el detalle preciso de la crucifixión cabeza abajo es en sí sospechoso, ya que no encontramos antes ninguna noticia al respecto independientemente de estos Hechos .
En cuanto a la figura de Simón, de rasgos relativamente simples en nuestro escrito y bien alejada de ese fundador de todas las herejías que aparece en otras fuentes , podemos afirmar que presenta ciertas características esenciales, como su pretensión de ser la "Gran fuerza" de la divinidad y poseer la inmutabilidad, que aparecen confirmadas por autores alejandrinos , pero también otras muchas que contrastan radicalmente con lo que sobre Simón nos relatan Ireneo e Hipólito .
De los treinta y dos personajes que aparecen en los Actus Vercellenses (el manuscrito griego de los Hechos de Pedro), contados por Schmidt , sólo cuatro -Narciso, Cuarto, Berenice y Agripa- aparecen en el Nuevo Testamento , pero los nombres no recubren de hecho a los mismos personajes. El resto nos es desconocido, y no hay posibilidades serias de identificación .
En conclusión, pues, debemos afirmar con Vouaux que los datos históricos proporcionados por los Hechos de Pedro se podrían reducir, con muchísimas dudas también, insisto en esto, a los siguientes: Pedro predicó también en Roma, se opuso allí a un cierto personaje, Simón Mago, y murió mártir (es decir, testigo) por su fe, crucificado durante el reinado de Nerón en la persecución contra los cristianos después del incendio de Roma en el año 64. Pablo tenía intención de viajar a España. El resto es sospechoso y probablemente falso.
Otra cosa muy distinta es la posibilidad de utilizar estos Hechos como un reflejo de la situación de una determinada comunidad dentro de la Iglesia de finales del s. II y comienzos del III. En este ámbito sí que adquiere plenitud de sentido el libro de los HchPe como posible fuente histórica. Pero este detalle tiene lugar a pesar del autor, quien en realidad quiso trasladarnos, sin conseguirlo, a un ambiente eclesiástico 150 años anterior al suyo. (Vol. I pp. 22-523).
Y así respondo a la segunda pregunta: fue decisión de la Iglesia que donde la tradición afirmaba que había muerte el primer papa, san Pedro, allí estuviera su sede principal. Y cuando se decidió, Roma era el centro del mundo, con infinidad de contactos por todo el Mediterráneo e Israel era una ínfima y alejada de todo, tierra ocupada solo por unos pocos judíos y tribus árabes…, tras la derrota del pueblo judío ante las tropas de Adriano en el 135.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com