Hoy escribe Antonio Piñero
Ahora procedemos a ofrecer algún detalle más analizando cada uno de los textos ofrecidos en 3-10-21.
1.
Más detalles sobre Mc 14,22-26 y Mt 26,26-29
El marco en el que los dos evangelistas sitúa esta Última Cena de Jesús es el de una Cena Pascual, porque anteriormente, en Mc 14,12-17 y Mt 26,17-20 se cuenta cómo los discípulos le preguntan a Jesús de qué modo desea él que ellos preparen la comida de la Pascua. Luego, por indicación de Jesús, van a la capital y encuentran a un hombre (Jesús lo sabía de antemano milagrosamente) a prestarle un local amplio para comer la Pascua. Tras los preparativos, tanto Marcos como Mateo presentan a Jesús y a sus discípulos sentados -ya (Mc)- o bien preparados para la celebración pascual.
Pero, luego, los dos evangelistas se olvidan –como dijimos- de que la Última Cena es pascual: en ella no se habla ni una palabra del cordero ni de las hierbas amargas, ni de las diversas copas que había que bebr, rasgos todos esenciales en una comida de Pascua. Parece más una cena, solemne sin duda, en la que Jesús celebra algo distinto de la Pascua. O bien una cena de despedida porque intuía Jesús que él como profeta iba acabar mal a manos de los romanos; o bien una cena preparatoria para la inminente venida del reino de Dios, cosa de la que tanto Jesús como sus discípulos estaban convencidos.
En Mc 14,15 y Mt 26,29 hay unas palabras de Jesús que nada tienen que ver con la institución de la Eucaristía: la afirmación de Jesús de que él no beberá de nuevo, desde ese momento, el fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios.
Es esta una sentencia de tono escatológico que hace mención al “mundo mesiánico futuro”. Se sobreentiende que, según la creencia de Jesús y del judaísmo en general piadoso del momento, él tomaría parte en ese Reino que llevaba anunciando desde el inicio de su vida pública. En principio no parece haber alusión alguna a su muerte.
Pero si la hubiere, aunque Jesús padeciera el martirio de parte de los romanos, habría de resucitar para tomar parte de ese Reino de Dios. Por tanto, no habría necesidad de hacer allí ningún acto de recuerdo de su nombre, porque él estaría presente con los discípulos. Es claro por tanto que estas palabras escatológicas pertenecen a otra situación, a otro estrato de tradición diferente al de la Eucaristía.
Podemos adelantar que el hecho de que el evangelista Marcos afirma lo mismo que Pablo en esencia. Teniendo en cuenta que la mayoría de la investigación opina que Marcos es un teólogo “paulino” (en el sentido básico de que acepta el punto de vista de Pablo y eal principio sólo de él de que la muerte de Jesús fue un acto voluntario, debido al designio eterno divino, y que constituyó un sacrificio gracias al cual se perdonaron los pecados de la humanidad) no es improbable que el evangelista esté repitiendo, convenientemente dramatizado, lo que había afirmado el Apóstol.
Obsérvese, además, y por último, que si del texto de Marcos (la base del de Mateo) se eliminan las escasas palabras de la “institución” y se invierte simplemente el orden pan/vino, pasándolo al tradicional judío vino/pan, el texto se transforma en una cena judía absolutamente tradicional, un qiddush, la misma comida solemne de los judíos y de los primeros cristianos del grupo de Jerusalén aludida en los Hechos de los apóstoles.
El pasaje quedaría así:
"Tomando una copa, pronunció una acción de gracias, se la pasó y todos bebieron de ella. Os aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta el día en el que lo beba nuevo en el reino de Dios’. (Luego) tomó un pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio".
2.
Respecto Lc 22,15-19a (versión o texto breve).
Obsérvese aquí que hay también una mención a la Pascua, en forma de sentencia de Jesús, que proporciona el marco a la Cena, pero tampoco hay alusión alguna al cordero pascual, ni a las hierbas amargas, ni a las diversas copas, etc. Como hemos señalado para Marcos y Mateo también el evangelista Lucas se olvida luego en absoluto, para el resto del relato de la Pasión, que están narrando cosas que ocurren en una cena pascual.
Podemos empezar a pensar ante estos hehcos –aunque sea adelantando acontecimientos- que la alusión a la Última Cena como comida pascual es un añadido de la tradición cristiana primitiva.
Tal tradición aparece palmariamente contradicha por el olvido posterior de los tres evangelios sinópticos y por el Evangelio de Juan, que tampoco menciona ninguna comida estrictamente pascual.
Se puede pensar que está motivada por una teología cada vez más común –en la época en la que se componen los Evangelios- que hace de Jesús y de su sacrificio en la cruz el sustituto del sacrificio de la pascua judía: Jesús, el Redentor, como Cordero de Dios, fue sacrificado de una vez por todas. Y así como la sangre del sacrificio del cordero pascual liberó a los israelitas de perecer a manos del ángel en el éxodo de Egipto, del mismo modo la sangre de Cristo libera a la humanidad de perecer en las manos de Dios en el éxodo de la vida. Los seres humanos somos salvados por la sangre redentora del cordero divino. Por este m,otio era necesario que la Última Cena fuese pascual..., pro al ser un añadido teológico..., luego se olvidan del motivo los evangelistas y son inconsistentes.
Si esta hipótesis es correcta, y así lo parece, es posible eliminar como tema secundario, no primitivo, del texto de Lucas la alusión a la Pascua.
Otra idea: si Lucas copia o sigue a Marcos, sería posible también considerar como paulina la tradición de la institución eucarística. Si las palabras que aluden a ella se eliminan momentáneamente del texto lucano (del texto breve, más las añadiduras del texto largo), el resultado es sorprendente: queda también la descripción de un qiddush judío con un tono escatológico clarísimo. el texto quedaría así:
“Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él. Y les dijo: ‘No la volveré a comer – es decir, no tendré otro banquete con vosotros- hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios’. Y tomando una copa pronunció la acción de gracias y dijo: ‘Tomad, repartidla entre vosotros; porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios. Y tomando un pan pronunció una acción de gracias, lo partió y se lo dio”.
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
……
En el otro blog, “El blog de Antonio Piñero”, el tema tratado es:
“La sesgada figura de Pablo en los Hechos de los apóstoles (IX y X)”.
De nuevo saludos.
Ahora procedemos a ofrecer algún detalle más analizando cada uno de los textos ofrecidos en 3-10-21.
1.
Más detalles sobre Mc 14,22-26 y Mt 26,26-29
El marco en el que los dos evangelistas sitúa esta Última Cena de Jesús es el de una Cena Pascual, porque anteriormente, en Mc 14,12-17 y Mt 26,17-20 se cuenta cómo los discípulos le preguntan a Jesús de qué modo desea él que ellos preparen la comida de la Pascua. Luego, por indicación de Jesús, van a la capital y encuentran a un hombre (Jesús lo sabía de antemano milagrosamente) a prestarle un local amplio para comer la Pascua. Tras los preparativos, tanto Marcos como Mateo presentan a Jesús y a sus discípulos sentados -ya (Mc)- o bien preparados para la celebración pascual.
Pero, luego, los dos evangelistas se olvidan –como dijimos- de que la Última Cena es pascual: en ella no se habla ni una palabra del cordero ni de las hierbas amargas, ni de las diversas copas que había que bebr, rasgos todos esenciales en una comida de Pascua. Parece más una cena, solemne sin duda, en la que Jesús celebra algo distinto de la Pascua. O bien una cena de despedida porque intuía Jesús que él como profeta iba acabar mal a manos de los romanos; o bien una cena preparatoria para la inminente venida del reino de Dios, cosa de la que tanto Jesús como sus discípulos estaban convencidos.
En Mc 14,15 y Mt 26,29 hay unas palabras de Jesús que nada tienen que ver con la institución de la Eucaristía: la afirmación de Jesús de que él no beberá de nuevo, desde ese momento, el fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios.
Es esta una sentencia de tono escatológico que hace mención al “mundo mesiánico futuro”. Se sobreentiende que, según la creencia de Jesús y del judaísmo en general piadoso del momento, él tomaría parte en ese Reino que llevaba anunciando desde el inicio de su vida pública. En principio no parece haber alusión alguna a su muerte.
Pero si la hubiere, aunque Jesús padeciera el martirio de parte de los romanos, habría de resucitar para tomar parte de ese Reino de Dios. Por tanto, no habría necesidad de hacer allí ningún acto de recuerdo de su nombre, porque él estaría presente con los discípulos. Es claro por tanto que estas palabras escatológicas pertenecen a otra situación, a otro estrato de tradición diferente al de la Eucaristía.
Podemos adelantar que el hecho de que el evangelista Marcos afirma lo mismo que Pablo en esencia. Teniendo en cuenta que la mayoría de la investigación opina que Marcos es un teólogo “paulino” (en el sentido básico de que acepta el punto de vista de Pablo y eal principio sólo de él de que la muerte de Jesús fue un acto voluntario, debido al designio eterno divino, y que constituyó un sacrificio gracias al cual se perdonaron los pecados de la humanidad) no es improbable que el evangelista esté repitiendo, convenientemente dramatizado, lo que había afirmado el Apóstol.
Obsérvese, además, y por último, que si del texto de Marcos (la base del de Mateo) se eliminan las escasas palabras de la “institución” y se invierte simplemente el orden pan/vino, pasándolo al tradicional judío vino/pan, el texto se transforma en una cena judía absolutamente tradicional, un qiddush, la misma comida solemne de los judíos y de los primeros cristianos del grupo de Jerusalén aludida en los Hechos de los apóstoles.
El pasaje quedaría así:
"Tomando una copa, pronunció una acción de gracias, se la pasó y todos bebieron de ella. Os aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta el día en el que lo beba nuevo en el reino de Dios’. (Luego) tomó un pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio".
2.
Respecto Lc 22,15-19a (versión o texto breve).
Obsérvese aquí que hay también una mención a la Pascua, en forma de sentencia de Jesús, que proporciona el marco a la Cena, pero tampoco hay alusión alguna al cordero pascual, ni a las hierbas amargas, ni a las diversas copas, etc. Como hemos señalado para Marcos y Mateo también el evangelista Lucas se olvida luego en absoluto, para el resto del relato de la Pasión, que están narrando cosas que ocurren en una cena pascual.
Podemos empezar a pensar ante estos hehcos –aunque sea adelantando acontecimientos- que la alusión a la Última Cena como comida pascual es un añadido de la tradición cristiana primitiva.
Tal tradición aparece palmariamente contradicha por el olvido posterior de los tres evangelios sinópticos y por el Evangelio de Juan, que tampoco menciona ninguna comida estrictamente pascual.
Se puede pensar que está motivada por una teología cada vez más común –en la época en la que se componen los Evangelios- que hace de Jesús y de su sacrificio en la cruz el sustituto del sacrificio de la pascua judía: Jesús, el Redentor, como Cordero de Dios, fue sacrificado de una vez por todas. Y así como la sangre del sacrificio del cordero pascual liberó a los israelitas de perecer a manos del ángel en el éxodo de Egipto, del mismo modo la sangre de Cristo libera a la humanidad de perecer en las manos de Dios en el éxodo de la vida. Los seres humanos somos salvados por la sangre redentora del cordero divino. Por este m,otio era necesario que la Última Cena fuese pascual..., pro al ser un añadido teológico..., luego se olvidan del motivo los evangelistas y son inconsistentes.
Si esta hipótesis es correcta, y así lo parece, es posible eliminar como tema secundario, no primitivo, del texto de Lucas la alusión a la Pascua.
Otra idea: si Lucas copia o sigue a Marcos, sería posible también considerar como paulina la tradición de la institución eucarística. Si las palabras que aluden a ella se eliminan momentáneamente del texto lucano (del texto breve, más las añadiduras del texto largo), el resultado es sorprendente: queda también la descripción de un qiddush judío con un tono escatológico clarísimo. el texto quedaría así:
“Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él. Y les dijo: ‘No la volveré a comer – es decir, no tendré otro banquete con vosotros- hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios’. Y tomando una copa pronunció la acción de gracias y dijo: ‘Tomad, repartidla entre vosotros; porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios. Y tomando un pan pronunció una acción de gracias, lo partió y se lo dio”.
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
……
En el otro blog, “El blog de Antonio Piñero”, el tema tratado es:
“La sesgada figura de Pablo en los Hechos de los apóstoles (IX y X)”.
De nuevo saludos.