Hoy escribe Fernando Bermejo
“Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si el doctor G., gran amigo mío, dice una mala palabra sobre mi mamá, le espera un puñetazo. Es normal, es normal. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los otros... si no, le sucedería lo que le sucedería al doctor G. si dijera algo contra mi mamá...”.
Bergoglio no se contradice, por supuesto, porque no cabe imaginar que el buen hombre se contradiga. Como tampoco se contradecía el periodista árabe que escribía que no se trataba de coartar la libertad de expresión de una revista satírica para decir lo que quisiera, sino solo de impedir sus sucias viñetas.
Y no pasa nada -es normal, es normal...-, no solo porque Bergoglio es un jefe de Estado rodeado de guardaespaldas, sino también porque es un viejecito simpático que tiene licencia para "largar". Y porque ¿alguien se imagina realmente al simpático viejecito arreando un puñetazo a otro, o justificando que otros lo hagan? No, por supuesto, no puede ser esto lo que él ha querido decir.
¿Le daría Bergoglio un puñetazo a quien dijera algo malo de su mamá… que fuera cierto? ¿Y por qué lo haría? ¿Simplemente porque es su mamá, y a Bergoglio le sale el pronto barriobajero cuando alguien habla mal de su mamá y punto? Es que es normal, es normal...
Como todos sabemos que no se debe utilizar la violencia, ¿será que en realidad el puñetazo de Bergoglio en realidad no sería algo propiamente violento (como, según dicen muchos exegetas y teólogos, la fuerza que empleó Jesús al volcar mesas y expulsar a comerciantes no fue violencia… y de hecho la prensa vaticana, en relación a las palabras del obispo de Roma habla de “metáfora”)? ¿Será más bien que la violencia anida en las mala palabra contra su mamá? Y si un puñetazo no es violento, una paliza propinada por cuatro guerrilleros de Cristo Rey… ¿sería violento? ¿Sería violento que el puñetazo te destrozara el bazo?
¿Qué quería decir Bergoglio con “provocar” e “insultar”? ¿Quería decir que Charlie Hebdo ha insultado al Islam con sus caricaturas? ¿Nos puede decir dónde, por favor? Cuando Reimarus escribió “Del objetivo de Jesús y de sus discípulos”, ¿estaba insultando a la fe cristiana? Hubo gente que pensó que lo estaba haciendo. Reimarus no publicó su obra en vida porque sabía lo que podía esperarse de los cristianos amantes de la libertad de su tiempo, y fue Lessing quien publicó los fragmentos de Wolfenbüttel, pero si lo hubiera hecho en vida ¿habría estado justificado que los cristianos enojados hubieran ido a propinarle unos puñetazos a Hermann Samuel?
¿Y alguien se cree que si la Iglesia Católica tuviera el poder temporal que ha tenido hasta anteayer, encabezada o no por Bergoglio, no clausuraría Charlie Hebdo y a otros cien como ellos? Pero esto también sería normal.
Por supuesto que preferimos al simpático Bergoglio y a sus (ahora casi inofensivos) fans que a los tarados y sombríos yihadistas. Esto debería ser claro. Pero existe un espacio de intersección entre unos y otros que no es tan pequeño como muchos prefieren pensar, y está bien no olvidarnos de ello. Gracias, Bergoglio, por recordárnoslo, y gracias por haberlo hecho de modo tan simpático.
Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Saludos cordiales de Fernando Bermejo
“Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si el doctor G., gran amigo mío, dice una mala palabra sobre mi mamá, le espera un puñetazo. Es normal, es normal. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los otros... si no, le sucedería lo que le sucedería al doctor G. si dijera algo contra mi mamá...”.
Bergoglio no se contradice, por supuesto, porque no cabe imaginar que el buen hombre se contradiga. Como tampoco se contradecía el periodista árabe que escribía que no se trataba de coartar la libertad de expresión de una revista satírica para decir lo que quisiera, sino solo de impedir sus sucias viñetas.
Y no pasa nada -es normal, es normal...-, no solo porque Bergoglio es un jefe de Estado rodeado de guardaespaldas, sino también porque es un viejecito simpático que tiene licencia para "largar". Y porque ¿alguien se imagina realmente al simpático viejecito arreando un puñetazo a otro, o justificando que otros lo hagan? No, por supuesto, no puede ser esto lo que él ha querido decir.
¿Le daría Bergoglio un puñetazo a quien dijera algo malo de su mamá… que fuera cierto? ¿Y por qué lo haría? ¿Simplemente porque es su mamá, y a Bergoglio le sale el pronto barriobajero cuando alguien habla mal de su mamá y punto? Es que es normal, es normal...
Como todos sabemos que no se debe utilizar la violencia, ¿será que en realidad el puñetazo de Bergoglio en realidad no sería algo propiamente violento (como, según dicen muchos exegetas y teólogos, la fuerza que empleó Jesús al volcar mesas y expulsar a comerciantes no fue violencia… y de hecho la prensa vaticana, en relación a las palabras del obispo de Roma habla de “metáfora”)? ¿Será más bien que la violencia anida en las mala palabra contra su mamá? Y si un puñetazo no es violento, una paliza propinada por cuatro guerrilleros de Cristo Rey… ¿sería violento? ¿Sería violento que el puñetazo te destrozara el bazo?
¿Qué quería decir Bergoglio con “provocar” e “insultar”? ¿Quería decir que Charlie Hebdo ha insultado al Islam con sus caricaturas? ¿Nos puede decir dónde, por favor? Cuando Reimarus escribió “Del objetivo de Jesús y de sus discípulos”, ¿estaba insultando a la fe cristiana? Hubo gente que pensó que lo estaba haciendo. Reimarus no publicó su obra en vida porque sabía lo que podía esperarse de los cristianos amantes de la libertad de su tiempo, y fue Lessing quien publicó los fragmentos de Wolfenbüttel, pero si lo hubiera hecho en vida ¿habría estado justificado que los cristianos enojados hubieran ido a propinarle unos puñetazos a Hermann Samuel?
¿Y alguien se cree que si la Iglesia Católica tuviera el poder temporal que ha tenido hasta anteayer, encabezada o no por Bergoglio, no clausuraría Charlie Hebdo y a otros cien como ellos? Pero esto también sería normal.
Por supuesto que preferimos al simpático Bergoglio y a sus (ahora casi inofensivos) fans que a los tarados y sombríos yihadistas. Esto debería ser claro. Pero existe un espacio de intersección entre unos y otros que no es tan pequeño como muchos prefieren pensar, y está bien no olvidarnos de ello. Gracias, Bergoglio, por recordárnoslo, y gracias por haberlo hecho de modo tan simpático.
Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Saludos cordiales de Fernando Bermejo