Hoy escribe Carlos A. Segovia
Las posibles conexiones entre el islam primitivo, de un lado, y el judaísmo y el cristianismo, de otro, han llamado a menudo la atención de los estudiosos de los orígenes del islam. El ambiente cristiano en el que Mahoma pudo formarse, su compleja actitud —y la de sus primeros seguidores— hacia judíos y cristianos, y, por último, la presencia de motivos judíos y cristianos en el texto coránico y en las tradiciones musulmanas primitivas, han sido ampliamente estudiados en los últimos doscientos años.
Pero puede decirse que hacia los años 70 del pasado siglo tuvo lugar un cambio de proporciones considerables en la manera de enfocar el estudio de los orígenes del islam. Tradicionalmente tenido por auténtico, el metarrelato sobre el nacimiento del islam en la Arabia de mediados del siglo VII que nos suministran las fuentes islámicas más tempranas, es hoy considerado por un número creciente de estudiosos demasiado ideológico y tardío —demasiado eulógico— como para ofrecer una imagen veraz de la emergencia del islam.
Actualmente están explorándose nuevas cronologías que van desde finales del siglo VII hasta mediados del VIII (esto es, desde época marwaní hasta época abasida) y geografías alternativas que tienden a situar el nacimiento del islam en la región siro-palestina.
Análogamente, somos cada vez más los que vemos la primitiva comunidad islámica como una secta monoteísta difícil de determinar en cuanto a su identidad pero que evolucionó desde el judeocristianismo hasta constituirse en un grupo específicamente islámico, lo que probablemente ocurrió mucho más tarde de lo que suele pensarse y de manera un tanto ambigua, ya sea a la vez que el movimiento político que llevó a los árabes a hacerse con el control de los territorios del Creciente Fértil o al margen del mismo y, quizá inicialmente, en oposición a él.
Por otra parte, en estos años ha comenzado asimismo a prestarse atención a los estratos redaccional y editorial del texto coránico, previos a su canonización; muchos contemplamos hoy el Corán, de hecho, como una suerte de “palimpsesto” originalmente formado por diferentes escritos independientes entre sí tras cuya letra pueden descubrirse pasajes encriptados tomados de la literatura pseudoepigráfica intertestamentaria y de la literatura apócrifa y litúrgica del cristianismo, y cuya hipotética función litúrgica y/u homilética contrastaría, así pues, con las preocupaciones jurídicas características de la posterior tradición islámica y que, una vez formada, ella proyectó retroactivamente sobre el texto coránico.
Finalmente, la historicidad de la figura de Mahoma como fundador del islam también ha sido contestada en las últimas décadas, dada la escasez y el carácter una vez más tardío y esencialmente literario de las más tempranas biografías del profeta del islam. Son tres, en suma, las corrientes hoy en vigor en cuanto al estudio de los orígenes del islam:
(a) El punto de vista tradicional, que todavía goza del respaldo de numerosos estudiosos occidentales;
(b) Una serie de enfoques radicalmente revisionistas que han contribuido a redefinir los contornos, los contenidos y los temas propios de dicho campo de estudio; y
(c) Diversos enfoques que cabe calificar de moderadamente revisionistas y que se sitúan a medio camino entre la perspectiva tradicional y los enfoques revisionistas radicales. Los trabajos que yo mismo he dedicado recientemente a la presencia de ciertos textos apocalípticos judíos como 1 Henoc y el Apocalipsis de Abraham en el Corán y al aparente uso que los editores del texto coránico hicieron del segundo de ellos (junto con el capítulo 3 de Gálatas y el 4 de Romanos, probablemente) al diseñar el mito fundador del islam(*), se inscriben en el interior del que he denominado revisionismo radical.
Aparte del primero de tales trabajos (incluido en el libro en homenaje a John Wansbrough que edité hace escasos meses con mi colega Basil Lourié), el lector podrá encontrar en el enlace suministrado a continuación una bibliografía preliminar pero a la vez razonablemente amplia, creo, sobre este apasionante tema de estudio, el cual, lamentablemente, aún no ha recibido en España la atención debida. Pero confiemos en que esto cambie. Entre tanto, he aquí el enlace prometido, correspondiente a una entrada enciclopédica que estoy actualmente preparando y que dista, por tanto, de quererse todavía completa.
Saludos cordiales.
Carlos A. Segovia
http://www.4enoch.org/wiki2/index.php?title=Early_Islamic_Studies
(*) Segovia, C. A. "Noah as Eschatological Mediator Transposed: From 2 Enoch 71-2 to the Christological Echoes of 1 Enoch 106.3 in the Qur'an", Henoch 33.1 (2011) 130-45; "Thematic and Structural Affinities between 1 Enoch and the Qur'an: A Contribution to the Study of the Judaeo-Christian Apocalyptic Setting of the Early Islamic Faith", en C. A. Segovia y B. Lourié, eds., The Coming of the Comforter: When, Where, and to Whom? Studies on the Rise of Islam and Various Other Topics in Memory of John Wnsbrough (Piscataway, N.J.: Gorgias Press, 2012) 231-67; "'Those on the Left' and 'Those on the Right': Rereading Qur'an 56.1.56 (and the Founding Myth of Islam) in Light of Apocalypse of Abraham 21-2" (paper presentado al symposium "Apocalyptique et figures du mal", Universidad Libre de Bruselas, 2013).