Notas

Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 1 de Marzo 2015 a las 21:04

Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía XI

Los ídolos son creación del hombre

Después de afirmar Pedro que Dios es padre y que debe ser amado como padre, es decir, como principio del origen de sus hijos, ratifica su opinión partiendo del origen de todas las cosas. En efecto, Dios como principio de todas las cosas, debe ser amado y adorado de manera única y definitiva. Repite de forma poco menos que reiterativamente el concepto de los ídolos, que son puramente creación de los hombres. Su existencia es obra de sus manos y de sus herramientas. Ya sean los metales, ya las diversas clases de madera o de barro, no serían nada sin el arte de las manos del hombre. El hierro es el intermediario entre la idea del artesano y la realidad de los ídolos. Pero el artesano nunca podrá añadir a sus criaturas lo que él no posee: ayudar, sanar, salvar.

Toda creación es obra de Dios

Es el Espíritu, al decir de Dios, como si fuera su mano, el que fabrica todas las cosas separando la luz de las tinieblas; y después del cielo invisible, despliega el visible, para que los ángeles de luz habiten los lugares superiores, y lοs lugares inferiores sean habitadοs por el hombre y las cosas creadas para él (Hom XI 22,3). Pues lo que debe recordar el hombre es que Dios, origen de todas las cosas, creó todo para servicio de la humanidad. Dios no solamente trajo a la existencia lo que no tenía ser, sino que puso todo en orden para facilitar al hombre una vida de abundancia y comodidad.

Para ello, Dios ordenó que el agua se retirara de la faz de la tierra, para que la tierra pudiera proporcionar frutos. Hizo también cuencas para procurar fuentes y para que aparecieran corrientes de ríos y surgieran animales, en una palabra, para poder proporcionar al hombre todos los bienes, que le proporcionan facilidades para organizar una existencia gratificante. Al servicio del hombre el sol y la luna tienen marcadas sus auroras lo mismo que sus ocasos, sus climas y sus ritmos. De la misma forma los ríos, los lagos, las lluvias y el agua como resumen están al servicio del que ha sido constituido rey de la creación. Fue la serpiente original la que introdujo errores e ignorancias con su teoría de males y pecados. La actitud histórica de la humanidad es la mayor de las ingratitudes, que lleva consigo el hecho de que la tierra haya acabado siendo un valle de penas y lágrimas.

Importancia del agua

En el canto de Pedro a la obra de Dios, tiene una memoria especial para el agua. Es el agua no sólo la más bella de las criaturas desde sus más humildes orígenes como la escarcha y el rocío hasta los océanos, sino la más útil de todas. No en vano, cuando los hombres buscan rastros posibles de vida fuera de nuestro planeta, piensan en el agua como razón para explicar o justificar la sospecha de la existencia de vida. Es una evidencia, dice Pedro, que “la causa de todas las cosas procede de las inferiores, considerando que el agua lo produce todo, el agua recibe del viento el origen de su movimiento, y el viento tiene su principio del Dios de todas las cosas” (Hom XI 24,1).

El agua del bautismo

Cuando Dios pensó en la reforma del hombre caído, recurrió al agua como medio para conseguir que el hombre volviera a su situación original de criatura hecha para la felicidad. El pecado, el error, la ignorancia tienen un freno y una nueva sumisión al poder del Creador gracias al agua. Ahora se trata del bautismo con agua y la triple invocación sagrada como puerta abierta para la entrada en la salvación eterna, elemento básico del destino del hombre y su creación original para la felicidad. El agua, pero con la compañía de las obras buenas o vida definida por las normas de la justicia.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro



Domingo, 1 de Marzo 2015
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