Notas

Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 30 de Noviembre 2014 a las 21:04

Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía IX

Continúa el tema de la posesión diabólica

En el largo parlamento de Pedro desarrolla consejos y recomendaciones acerca de la posesión diabólica, que presenta como una lucha con todos sus matices. Los demonios tienen sus estrategias de asalto y defensa. Los cristianos tienen la ayuda de Dios y la defensa básica del bautismo. Frente a estos dos elementos, el demonio se encuentra prácticamente indefenso. El bautizado es esencialmente un amigo de Dios. Esta nueva realidad provoca una situación especial. Dios protege a sus amigos mientras que el demonio los teme.

La amistad de Dios, escudo contra el poder del demonio

El que se ha entregado a Dios y practica la lógica fidelidad sólo con hablar es escuchado por los demonios, que se retiran de quienes son más fuertes que ellos. Pues de la misma forma que todos los generales, los campamentos y las ciudades temen y respetan al César, “así también al que se refugia en Dios y lleva la fe justa como su imagen en su corazón, todos los espíritus que provocan dolencias lo honran y huyen de él, atemorizados por un cierto sentimiento natural” (Hom IX 21,3).

Eso no es todo. Las ventajas de la amistad con Dios trascienden esfuerzos y buenas intenciones. Aunque todos los demonios, dice Pedro, con todas las dolencias huyan de vosotros, no hay razón para alegrarse solamente por esto, sino porque por la complacencia divina vuestros nombres están escritos en el cielo. El Espíritu Santo se alegra porque el amigo de Dios ha vencido a la muerte.

Ejemplaridad de la expulsión diabólica

El hecho de expulsar o rechazar a los demonios sirve también para la curación de otros hombres que están amenazados por el riesgo de la posesión diabólica. Son realmente muchos los casos en que los demonios huyen de algunos hombres impíos por causa de un nombre venerado como amigo del Todopoderoso. El autor alude, al parecer, a la práctica de paganos o judíos que expulsaban a los demonios invocando el nombre de Dios o de Cristo.

Entonces es objeto de insidias tanto el que expulsa como el testigo de la expulsión. El que expulsa, como si fuera honrado por su justicia cuando desconoce de hecho la maldad del demonio. Y con la expulsión ha orientado al impío hacia la idea de su justicia y lo ha engañado para que no se convierta. Y el testigo, porque familiarizándose con el que ha expulsado como si fuera piadoso, se apresura a adoptar una forma de vida semejante, y acaba pereciendo.

Importancia del libre albedrío

El libre albedrío del que gozan los fieles cristianos bautizados tiene también la capacidad de librar al cristiano del poder de los demonios. “Queremos, añade Pedro, que vosotros conozcáis también esto, que si alguien no se entrega voluntariamente como esclavo a los demonios, como he dicho hace poco, el demonio no tiene potestad contra él. Eligiendo dar culto a un solo Dios, absteniéndoos de la mesa de los demonios, practicando la castidad con la filantropía y la justicia, bautizados con la invocación tres veces bienaventurada para el perdón de los pecados, entregándoos cuanto podáis a la perfecta pureza, podéis libraros de un eterno castigo y ser constituidos herederos de los bienes eternos” (Hom IX 23, 1).

Prosigue el desarrollo de los medios disponibles contra la posesión y el poder de los demonios. Ante todo, el culto a un solo Dios. A la vez la abstención de participar en la mesa de los demonios. Luego la práctica de la castidad, la justicia y la filantropía. Y todo dentro del contexto del rito bautismal. Este programa de vida es la garantía de la herencia de los bienes eternos y la liberación del eterno castigo.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro





Domingo, 30 de Noviembre 2014
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