Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía VIII
La ingratitud humana frente a la bondad del Creador
El día pasado dejamos nuestra reflexión en la exposición que Pedro hacía sobre la ingratitud de los hombres frente a la bondad y generosidad del Dios Creador, que todo lo ha hecho para favorecer a la humanidad y dotar su existencia de ventajas y comodidades. La actitud de los hombres disgustó a los ángeles, que procuraron cambiar su naturaleza y hacerse como hombres para castigar a los insolentes. Cuando lo consiguieron, “se transformaron, dice Pedro, en toda clase de naturaleza, ya que al ser de una sustancia más divina, podían cambiarse fácilmente en cualquier cosa” (Hom VIII 12,2).
Consecuencia de la metamorfosis de los ángeles
Pedro echa su imaginación a volar guiado por “vuestros poetas”. Cuenta que los ángeles se convirtieron en piedras preciosas, perlas y costosos metales, que los hombres robaban con ambición desmedida. Pero también se transformaron los ángeles en toda clase de cuadrúpedos, reptiles, volátiles, peces y en cualquier cosa que deseaban. En virtud de esta facultad podían convertirse también en hombres con las cualidades de la naturaleza humana. Las consecuencias fueron imprevisibles, porque los hombres tenían algo que no tenían los ángeles, como era la concupiscencia con sus riesgos y consecuencias.
“Dominados por ella, se deslizaron a la cohabitación con mujeres; y apareados con ellas y contaminados por la corrupción, privados totalmente de su primer poder, no pudieron devolver sus miembros salidos del fuego a su primitiva naturaleza incorruptible” (Hom VIII 13,2). Es lo que los exégetas interpretan como la “caída de los ángeles”, de la que cuenta el capítulo sexto del libro del Génesis. La posibilidad de la metamorfosis de la naturaleza angélica impidió incluso su regreso a la primitiva naturaleza incorruptible.
La caída de los ángeles
Su fuego natural caído en la carne por el peso de la concupiscencia, provocó la pérdida de su nivel celestial y siguieron caminando hacia abajo por el camino de la impiedad. Porque encadenados por los lazos de la carne, quedaron retenidos y fuertemente atados, por lo que ya no pudieron volver al cielo. La consecuencia de la caída quedó reflejada en la historia bíblica.
El relator de las Pseudo Clementinas hace una presentación original de las consecuencias que vinieron tras su metamorfosis en seres de una nueva naturaleza contaminada y corruptible. Para satisfacer a sus enamoradas tuvieron que inventar nuevas posibilidades gracias a sus poderes y conocimientos. Extrajeron de las entrañas de la tierra toda clase de piedras preciosas para satisfacer los caprichos de sus amadas. Con estas mágicas piedras, entregaron también las artes de los asuntos pertenecientes a cualquier tema, mostraron la magia, enseñaron la astronomía, el poder de las raíces y todo lo que no era posible descubrir por el entendimiento humano; más aún, la fundición del oro, de la plata y similares con variados teñidos de los vestidos.
Los ángeles y el ornato femenino
En una palabra, cuantas cosas se refieren al ornato y deleite de las mujeres son inventos de los demonios sujetos en la carne. Unos demonios sujetos a la naturaleza de la carne, que no eran otra cosa que los ángeles caídos de su primitiva e incorruptible naturaleza. Desearon ser como los hombres, y lo fueron con todas las consecuencias. Entre ellas, la corrupción en la que había caído también la humanidad creada por Dios para la eternidad y la felicidad. Un proyecto quebrado en el Paraíso por el error monumental de nuestros primeros padres.
Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Homilía VIII
La ingratitud humana frente a la bondad del Creador
El día pasado dejamos nuestra reflexión en la exposición que Pedro hacía sobre la ingratitud de los hombres frente a la bondad y generosidad del Dios Creador, que todo lo ha hecho para favorecer a la humanidad y dotar su existencia de ventajas y comodidades. La actitud de los hombres disgustó a los ángeles, que procuraron cambiar su naturaleza y hacerse como hombres para castigar a los insolentes. Cuando lo consiguieron, “se transformaron, dice Pedro, en toda clase de naturaleza, ya que al ser de una sustancia más divina, podían cambiarse fácilmente en cualquier cosa” (Hom VIII 12,2).
Consecuencia de la metamorfosis de los ángeles
Pedro echa su imaginación a volar guiado por “vuestros poetas”. Cuenta que los ángeles se convirtieron en piedras preciosas, perlas y costosos metales, que los hombres robaban con ambición desmedida. Pero también se transformaron los ángeles en toda clase de cuadrúpedos, reptiles, volátiles, peces y en cualquier cosa que deseaban. En virtud de esta facultad podían convertirse también en hombres con las cualidades de la naturaleza humana. Las consecuencias fueron imprevisibles, porque los hombres tenían algo que no tenían los ángeles, como era la concupiscencia con sus riesgos y consecuencias.
“Dominados por ella, se deslizaron a la cohabitación con mujeres; y apareados con ellas y contaminados por la corrupción, privados totalmente de su primer poder, no pudieron devolver sus miembros salidos del fuego a su primitiva naturaleza incorruptible” (Hom VIII 13,2). Es lo que los exégetas interpretan como la “caída de los ángeles”, de la que cuenta el capítulo sexto del libro del Génesis. La posibilidad de la metamorfosis de la naturaleza angélica impidió incluso su regreso a la primitiva naturaleza incorruptible.
La caída de los ángeles
Su fuego natural caído en la carne por el peso de la concupiscencia, provocó la pérdida de su nivel celestial y siguieron caminando hacia abajo por el camino de la impiedad. Porque encadenados por los lazos de la carne, quedaron retenidos y fuertemente atados, por lo que ya no pudieron volver al cielo. La consecuencia de la caída quedó reflejada en la historia bíblica.
El relator de las Pseudo Clementinas hace una presentación original de las consecuencias que vinieron tras su metamorfosis en seres de una nueva naturaleza contaminada y corruptible. Para satisfacer a sus enamoradas tuvieron que inventar nuevas posibilidades gracias a sus poderes y conocimientos. Extrajeron de las entrañas de la tierra toda clase de piedras preciosas para satisfacer los caprichos de sus amadas. Con estas mágicas piedras, entregaron también las artes de los asuntos pertenecientes a cualquier tema, mostraron la magia, enseñaron la astronomía, el poder de las raíces y todo lo que no era posible descubrir por el entendimiento humano; más aún, la fundición del oro, de la plata y similares con variados teñidos de los vestidos.
Los ángeles y el ornato femenino
En una palabra, cuantas cosas se refieren al ornato y deleite de las mujeres son inventos de los demonios sujetos en la carne. Unos demonios sujetos a la naturaleza de la carne, que no eran otra cosa que los ángeles caídos de su primitiva e incorruptible naturaleza. Desearon ser como los hombres, y lo fueron con todas las consecuencias. Entre ellas, la corrupción en la que había caído también la humanidad creada por Dios para la eternidad y la felicidad. Un proyecto quebrado en el Paraíso por el error monumental de nuestros primeros padres.
Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro