Hoy escribe Carmen Padilla
Sigo extractando con el comentario a las obras recientes de A. Piñero de mi artículo publicado en el libro homenaje “In Mari Via Tua”, páginas 727-740
Completando esta sección de literatura apócrifa, encontramos cinco publicaciones más:
A. La Biblia rechazada por la Iglesia, ed. Esquilo, Badajoz 2008, y
B. Apócrifos del Antiguo y del Nuevo Testamento, selección, introducción, y notas de nuestro autor, ed. Alianza Editorial, Madrid 2010.
Estas dos obras son un encomiable intento de facilitar al lector el acceso a textos que a veces son difíciles de encontrar…, o al menos en traducciones fiables. Así, por ejemplo, en el mercado hay traducciones del importante Libro Primero de Henoc, que no están hechas del etiópico, sino del francés o del inglés... y con anotaciones que tienen muy poco de científico.
De los dos libros mencionados voy a centrarme en el segundo, más voluminoso y más accesible, ya que la Editorial Esquilo, portuguesa, desapareció de España dejando una estela de malos recuerdos, lo que significa una mala propaganda para nuestro querido país vecino.
Los lectores que no pueda tener acceso a las obras apócrifas, editadas a veces en conjuntos de varios volúmenes, puede al menos con esta selección “hacerse una rápida idea de los pasajes más relevantes y de sus ideas más sobresalientes”. En la introducción (44 páginas) se exponen las líneas generales del ambiente de origen, pensamiento y autoría de los apócrifos vetero y neotestamentarios, su importancia para la comprensión del cristianismo primitivo, especialmente los primeros, los temas que en ellos se van desarrollando y que luego culminan en la teología y hasta el dogma del pensamiento cristiano hasta dibujar un completo panorama de estos escritos. Ciertamente, tales libros fueron incluidos en el canon oficial de textos sagrados pero han influido enormemente en la tradición, en el arte, en la iconografía, hasta conformar una fuente inestimable para conocer las tendencias de la teología popular dentro de la Iglesia a lo largo de los primeros siglos sobre todo.
C. Antonio Piñero, José Monserrat y Francisco García Bazán son los principales editores, traductores y anotadores de tres volúmenes importantes, Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi I, II y III, ed. Trotta, Madrid 4ª edición de 2011.
Se trata de la primera traducción completa al castellano de los importantísimos textos descubiertos en la región de Nag Hammadi, en el Alto Egipto, en 1947 siguiendo las mejores ediciones críticas del texto original copto y en algún caso directamente de las fotografías de los manuscritos publicados en la edición facsímil de estos libros (The Facsimile Edition of the Nag Hammadi Codices, publicada por J. M. Robinson et alii, Brill, Leiden 1972-1984).
En el primero de los tres volúmenes, que contiene los “Tratados Filosóficos y Cosmogónicos”, hay una excelente Introducción General de unas cien páginas firmada por A. Piñero y J. Montserrat), en la que se narra el descubrimiento de los manuscritos y las vicisitudes por las que estos pasaron hasta sus primeras publicaciones, el contenido de los mismos y, además, puesto que la mayor parte de los textos son gnósticos, se añade un auténtico tratado sobre la gnosis, sus características o líneas básicas, la relación entre la gnosis y la Biblia, y entre la gnosis y el Nuevo Testamento, especialmente en Pablo y Juan, en cuyos textos se pueden rastrear temas y motivos que aparecerán claramente estructurados en el gnosticismo posterior (siglos II y III). Pienso que como introducción general a la gnosis, y en especial a la contenida en estos de Nag Hammadi, no existe todavía otra comparable en español.
En el segundo volumen se encuentran los escritos que más se aproximan al Nuevo Testamento (Evangelios, Hechos, Cartas), mientras que el tercero recoge los Apocalipsis, además de otros tratados de ámbito neotestamentario. El segundo volumen contiene los archifamosos Evangelios de Tomás, de María (Magdalena) y de Felipe que han servido de base, desgraciadamente con pésimo fundamento teórico y retorcidamente, a las pintorescas interpretaciones sobre las relaciones de Jesús con María Magdalena en obras tan divulgadas como El Código da Vinci. En este volumen están los textos originales –cuyo nacimiento tuvo lugar a mediados de los siglos II o III– en una cuidadosa traducción con notas que aclaran verdaderamente el sentido de los más famosos pasajes.
La Biblioteca de Nag Hammadi, en resumen, no solo sirve para conocer el gnosticismo, sino también el ámbito entero de la especulación filosófica y religiosa en lengua griega de los siglos I al IV, y de la cultura copta- egipcia del siglo IV.
D. y E. Aunque no se trate solo de textos apócrifos, incluyo aquí otros dos libros que se sustentan en gran parte en ellos y en los cuales A. Piñero es editor y coautor, junto con otros especialistas reunidos por él: Todos los Evangelios, ed. Edaf, Madrid 2009, y Los Apocalipsis, ed. Edaf, Madrid 2007.
· Respecto al primero, encontramos en la portada, bajo el título principal, la explicitación del contenido: Traducción íntegra de las lenguas originales de todos los textos evangélicos conocidos. Incluye, por tanto, todos los evangelios que han llegado hasta nosotros, tanto canónicos como apócrifos, así como los evangelios gnósticos, más tardíos y que “contienen la revelación de Jesús, normalmente tras su resurrección, acerca del Dios trascendente, de la esencia espiritual de los elegidos y de su salvación”. El número de evangelios recogidos es superior a ochenta, aunque de algunos solo existen fragmentos.
Se incluyen también otros textos que, sin llevar el nombre de evangelios, pertenecen al mismo género (por ejemplo, Pistis Sofía). Hay un interesante Apéndice al final que contiene la traducción completa de “Fuente Q”, tan importante para reconstruir los dichos del Jesús histórico. Las diversas traducciones, hechas por especialistas, se han realizado sobre las lenguas originales (latín, griego, hebreo, siríaco, copto y árabe). Al comienzo de cada texto, hay una breve ficha con los posibles datos del autor, fecha, lugar de composición, etc., y una pequeña introducción sobre el contexto histórico y religioso del escrito.
· En cuanto al segundo, Los Apocalipsis, el lector encuentra reunidos 45 textos apocalípticos apócrifos judíos, cristianos y gnósticos, compuestos en un período de unos 600 años, entre la mitad del siglo III a.C. y los siglos III/ IV d.C. En la Introducción se explica al lector en qué consiste el llamado género apocalíptico, sus características y las razones por las que surge, a saber, su íntima ligazón con la historia de Israel y su relación con las esperanzas nacionales de salvación, así como con el concepto de “mesianismo”, que poco a poco se va generando en Israel y que luego heredarán los cristianos.
En consecuencia, se concluye que el género surge en un ambiente de exaltación nacional y religiosa, en la tensa espera de un mundo mejor. Por razones de espacio (el libro tiene 283 páginas) no se presenta ningún apocalipsis completo, sino solo las partes que el editor ha considerado más interesantes para reflejar un amplio abanico de textos apocalípticos de diversa procedencia. Las traducciones son del autor y están hechas de las diversas lenguas en las que se han transmitido, como hebreo, arameo, griego y latín. Hay muchos más apocalipsis en textos judíos anteriores al surgimiento del cristianismo, y otros más dentro del ámbito cristiano, de los que el lector común cree. La importancia de esta breve muestra radica en que pone a disposición del público los textos más señeros de un pensamiento que ha sido caracterizado, con cierta razón, como la “matriz de la teología cristiana”.
Saludos cordiales de Carmen Padilla
Sigo extractando con el comentario a las obras recientes de A. Piñero de mi artículo publicado en el libro homenaje “In Mari Via Tua”, páginas 727-740
Completando esta sección de literatura apócrifa, encontramos cinco publicaciones más:
A. La Biblia rechazada por la Iglesia, ed. Esquilo, Badajoz 2008, y
B. Apócrifos del Antiguo y del Nuevo Testamento, selección, introducción, y notas de nuestro autor, ed. Alianza Editorial, Madrid 2010.
Estas dos obras son un encomiable intento de facilitar al lector el acceso a textos que a veces son difíciles de encontrar…, o al menos en traducciones fiables. Así, por ejemplo, en el mercado hay traducciones del importante Libro Primero de Henoc, que no están hechas del etiópico, sino del francés o del inglés... y con anotaciones que tienen muy poco de científico.
De los dos libros mencionados voy a centrarme en el segundo, más voluminoso y más accesible, ya que la Editorial Esquilo, portuguesa, desapareció de España dejando una estela de malos recuerdos, lo que significa una mala propaganda para nuestro querido país vecino.
Los lectores que no pueda tener acceso a las obras apócrifas, editadas a veces en conjuntos de varios volúmenes, puede al menos con esta selección “hacerse una rápida idea de los pasajes más relevantes y de sus ideas más sobresalientes”. En la introducción (44 páginas) se exponen las líneas generales del ambiente de origen, pensamiento y autoría de los apócrifos vetero y neotestamentarios, su importancia para la comprensión del cristianismo primitivo, especialmente los primeros, los temas que en ellos se van desarrollando y que luego culminan en la teología y hasta el dogma del pensamiento cristiano hasta dibujar un completo panorama de estos escritos. Ciertamente, tales libros fueron incluidos en el canon oficial de textos sagrados pero han influido enormemente en la tradición, en el arte, en la iconografía, hasta conformar una fuente inestimable para conocer las tendencias de la teología popular dentro de la Iglesia a lo largo de los primeros siglos sobre todo.
C. Antonio Piñero, José Monserrat y Francisco García Bazán son los principales editores, traductores y anotadores de tres volúmenes importantes, Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi I, II y III, ed. Trotta, Madrid 4ª edición de 2011.
Se trata de la primera traducción completa al castellano de los importantísimos textos descubiertos en la región de Nag Hammadi, en el Alto Egipto, en 1947 siguiendo las mejores ediciones críticas del texto original copto y en algún caso directamente de las fotografías de los manuscritos publicados en la edición facsímil de estos libros (The Facsimile Edition of the Nag Hammadi Codices, publicada por J. M. Robinson et alii, Brill, Leiden 1972-1984).
En el primero de los tres volúmenes, que contiene los “Tratados Filosóficos y Cosmogónicos”, hay una excelente Introducción General de unas cien páginas firmada por A. Piñero y J. Montserrat), en la que se narra el descubrimiento de los manuscritos y las vicisitudes por las que estos pasaron hasta sus primeras publicaciones, el contenido de los mismos y, además, puesto que la mayor parte de los textos son gnósticos, se añade un auténtico tratado sobre la gnosis, sus características o líneas básicas, la relación entre la gnosis y la Biblia, y entre la gnosis y el Nuevo Testamento, especialmente en Pablo y Juan, en cuyos textos se pueden rastrear temas y motivos que aparecerán claramente estructurados en el gnosticismo posterior (siglos II y III). Pienso que como introducción general a la gnosis, y en especial a la contenida en estos de Nag Hammadi, no existe todavía otra comparable en español.
En el segundo volumen se encuentran los escritos que más se aproximan al Nuevo Testamento (Evangelios, Hechos, Cartas), mientras que el tercero recoge los Apocalipsis, además de otros tratados de ámbito neotestamentario. El segundo volumen contiene los archifamosos Evangelios de Tomás, de María (Magdalena) y de Felipe que han servido de base, desgraciadamente con pésimo fundamento teórico y retorcidamente, a las pintorescas interpretaciones sobre las relaciones de Jesús con María Magdalena en obras tan divulgadas como El Código da Vinci. En este volumen están los textos originales –cuyo nacimiento tuvo lugar a mediados de los siglos II o III– en una cuidadosa traducción con notas que aclaran verdaderamente el sentido de los más famosos pasajes.
La Biblioteca de Nag Hammadi, en resumen, no solo sirve para conocer el gnosticismo, sino también el ámbito entero de la especulación filosófica y religiosa en lengua griega de los siglos I al IV, y de la cultura copta- egipcia del siglo IV.
D. y E. Aunque no se trate solo de textos apócrifos, incluyo aquí otros dos libros que se sustentan en gran parte en ellos y en los cuales A. Piñero es editor y coautor, junto con otros especialistas reunidos por él: Todos los Evangelios, ed. Edaf, Madrid 2009, y Los Apocalipsis, ed. Edaf, Madrid 2007.
· Respecto al primero, encontramos en la portada, bajo el título principal, la explicitación del contenido: Traducción íntegra de las lenguas originales de todos los textos evangélicos conocidos. Incluye, por tanto, todos los evangelios que han llegado hasta nosotros, tanto canónicos como apócrifos, así como los evangelios gnósticos, más tardíos y que “contienen la revelación de Jesús, normalmente tras su resurrección, acerca del Dios trascendente, de la esencia espiritual de los elegidos y de su salvación”. El número de evangelios recogidos es superior a ochenta, aunque de algunos solo existen fragmentos.
Se incluyen también otros textos que, sin llevar el nombre de evangelios, pertenecen al mismo género (por ejemplo, Pistis Sofía). Hay un interesante Apéndice al final que contiene la traducción completa de “Fuente Q”, tan importante para reconstruir los dichos del Jesús histórico. Las diversas traducciones, hechas por especialistas, se han realizado sobre las lenguas originales (latín, griego, hebreo, siríaco, copto y árabe). Al comienzo de cada texto, hay una breve ficha con los posibles datos del autor, fecha, lugar de composición, etc., y una pequeña introducción sobre el contexto histórico y religioso del escrito.
· En cuanto al segundo, Los Apocalipsis, el lector encuentra reunidos 45 textos apocalípticos apócrifos judíos, cristianos y gnósticos, compuestos en un período de unos 600 años, entre la mitad del siglo III a.C. y los siglos III/ IV d.C. En la Introducción se explica al lector en qué consiste el llamado género apocalíptico, sus características y las razones por las que surge, a saber, su íntima ligazón con la historia de Israel y su relación con las esperanzas nacionales de salvación, así como con el concepto de “mesianismo”, que poco a poco se va generando en Israel y que luego heredarán los cristianos.
En consecuencia, se concluye que el género surge en un ambiente de exaltación nacional y religiosa, en la tensa espera de un mundo mejor. Por razones de espacio (el libro tiene 283 páginas) no se presenta ningún apocalipsis completo, sino solo las partes que el editor ha considerado más interesantes para reflejar un amplio abanico de textos apocalípticos de diversa procedencia. Las traducciones son del autor y están hechas de las diversas lenguas en las que se han transmitido, como hebreo, arameo, griego y latín. Hay muchos más apocalipsis en textos judíos anteriores al surgimiento del cristianismo, y otros más dentro del ámbito cristiano, de los que el lector común cree. La importancia de esta breve muestra radica en que pone a disposición del público los textos más señeros de un pensamiento que ha sido caracterizado, con cierta razón, como la “matriz de la teología cristiana”.
Saludos cordiales de Carmen Padilla