Hoy escribe Carmen Padilla
Seguimos con el breve comentario anunciado ayer
2. El mundo de los Apócrifos.
A. Respecto a la obra editada por A. Díez Macho, A. Piñero y otros, con la colaboración de más de quince autores, Apócrifos del Antiguo Testamento, ed. Cristiandad, Madrid 1984-2011, editados en seis volúmenes (falta el séptimo, con las obras delos autores judíos de época helenística, como Artápano, Euopólemo o el Pseudo Focílides, que saldrá cuando sea posible, pues ha de llevar consigo copiosos índices de los siete volúmenes), aunque publicados en gran parte en época anterior a la que aquí examino –el volumen VI, Apocalíptica judía es de 2011–, creo de justicia transcribir los datos siguientes del Prólogo al volumen I (1984), realizado por el Dr. Díez Macho, que reza así:
“La edición española emprendida por Ediciones Cristiandad presenta un número muy elevado de apócrifos, casi todos ellos traducidos por primera vez al castellano. Dirige la edición Alejandro Díez Macho, autor de esta «Introducción general», con la colaboración de Alfonso de la Fuente Adánez, Antonio Piñero y María Ángeles Navarro. Estos dos últimos colaboradores han trabajado conjuntamente en la revisión de todas las introducciones, sistematizándolas de acuerdo con unos criterios generales, puliendo la expresión castellana cuando era necesario y controlando la bibliografía. Igual labor han realizado con las notas, tanto de las introducciones como del texto. En este caso, la tarea de revisión era más necesaria para unificar el sistema de lemas (añadiéndolos o modificándolos en algunos casos), así como el de citas y referencias, procurando ajustarlas a un esquema común.
La ardua labor de dar los últimos toques a los diversos originales y dejarlos aptos para la imprenta ha sido realizada por Alfonso de la Fuente Adánez, Antonio Piñero se ha ocupado de la revisión de las traducciones del etíope, copto y siríaco, cotejándolas cuidadosamente con los originales, así como de otras de base griega. Del mismo modo, la labor de secretariado, tan necesaria en una obra donde interviene un número elevado de colaboradores, ha recaído sobre su persona y la de María Ángeles Navarro…”
B. Por su indudable valor científico y por el enorme trabajo que debió conllevar, quiero destacar también la obra de edición de los Hechos Apócrifos de los Apóstoles (cercanos a la treintena), elaborada de consuno por de Antonio Piñero y Gonzalo del Cerro. Se trata de una edición crítica bilingüe (latín-griego / español). Son tres gruesos volúmenes con un total de más de 2.800 páginas. Los dos primeros se dedican a los cinco grandes Hechos Apócrifos conservados: de Andrés, Juan, Pedro, Pablo y Tomás (de los siglos II y III). El volumen tercero se ocupa de la veintena de Hechos apócrifos menores, que siguen la estela de los cinco primeros, cuya época de composición se extiende como mínimo hasta el siglo V. La edición ha sido preparada para la BAC. = Biblioteca de Autores Cristianos de Madrid (2004, 2007 y 2011). Las casi cien páginas de la “Introducción” general al frente del primer volumen, las respectivas introducciones a cada uno de los Hechos traducidos y las correspondientes notas –muy abundantes en los Hechos difíciles, gnósticos, como son los de Juan y de Tomás–, nos introducen en un mundo bastante desconocido para todos los no expertos en la materia.
C. Este mismo material reaparece ya en edición popular, sin aparato crítico y con texto solo en castellano, despojada de los originales griego o latino, en 2013, en la serie “Selecciones BAC”, en dos volúmenes, naturalmente por los mismos autores, Antonio Piñero y Gonzalo del Cerro. En la introducción leemos lo siguiente:
“Estos Hechos se generaron en una época de la historia de la Iglesia muy importante en la formación de la conciencia cristiana. A través de sus páginas percibimos las ilusiones, manías y preocupaciones de unas comunidades cristianas que se movían entre la esperanza y el temor, la esperanza de la salvación prometida y el temor a equivocar el camino idóneo para conseguirla… y también: …estos escritos proceden de unos siglos, el II y el III, en los que la «verdadera doctrina» no está todavía depurada ni los campos de la ortodoxia suficientemente delimitados, por lo que surgen voces y textos con análogas pretensiones a las de los autores neotestamentarios… los Hechos Apócrifos de los Apóstoles forman parte de ese amplio bloque de textos griegos en el que aparece configurado el fenómeno religioso judeocristiano…”.
Seguiremos porque hay bastante que comentar aunque nuestro propósito sea el de la brevedad.
Saludos cordiales de
Carmen Padilla
Seguimos con el breve comentario anunciado ayer
2. El mundo de los Apócrifos.
A. Respecto a la obra editada por A. Díez Macho, A. Piñero y otros, con la colaboración de más de quince autores, Apócrifos del Antiguo Testamento, ed. Cristiandad, Madrid 1984-2011, editados en seis volúmenes (falta el séptimo, con las obras delos autores judíos de época helenística, como Artápano, Euopólemo o el Pseudo Focílides, que saldrá cuando sea posible, pues ha de llevar consigo copiosos índices de los siete volúmenes), aunque publicados en gran parte en época anterior a la que aquí examino –el volumen VI, Apocalíptica judía es de 2011–, creo de justicia transcribir los datos siguientes del Prólogo al volumen I (1984), realizado por el Dr. Díez Macho, que reza así:
“La edición española emprendida por Ediciones Cristiandad presenta un número muy elevado de apócrifos, casi todos ellos traducidos por primera vez al castellano. Dirige la edición Alejandro Díez Macho, autor de esta «Introducción general», con la colaboración de Alfonso de la Fuente Adánez, Antonio Piñero y María Ángeles Navarro. Estos dos últimos colaboradores han trabajado conjuntamente en la revisión de todas las introducciones, sistematizándolas de acuerdo con unos criterios generales, puliendo la expresión castellana cuando era necesario y controlando la bibliografía. Igual labor han realizado con las notas, tanto de las introducciones como del texto. En este caso, la tarea de revisión era más necesaria para unificar el sistema de lemas (añadiéndolos o modificándolos en algunos casos), así como el de citas y referencias, procurando ajustarlas a un esquema común.
La ardua labor de dar los últimos toques a los diversos originales y dejarlos aptos para la imprenta ha sido realizada por Alfonso de la Fuente Adánez, Antonio Piñero se ha ocupado de la revisión de las traducciones del etíope, copto y siríaco, cotejándolas cuidadosamente con los originales, así como de otras de base griega. Del mismo modo, la labor de secretariado, tan necesaria en una obra donde interviene un número elevado de colaboradores, ha recaído sobre su persona y la de María Ángeles Navarro…”
B. Por su indudable valor científico y por el enorme trabajo que debió conllevar, quiero destacar también la obra de edición de los Hechos Apócrifos de los Apóstoles (cercanos a la treintena), elaborada de consuno por de Antonio Piñero y Gonzalo del Cerro. Se trata de una edición crítica bilingüe (latín-griego / español). Son tres gruesos volúmenes con un total de más de 2.800 páginas. Los dos primeros se dedican a los cinco grandes Hechos Apócrifos conservados: de Andrés, Juan, Pedro, Pablo y Tomás (de los siglos II y III). El volumen tercero se ocupa de la veintena de Hechos apócrifos menores, que siguen la estela de los cinco primeros, cuya época de composición se extiende como mínimo hasta el siglo V. La edición ha sido preparada para la BAC. = Biblioteca de Autores Cristianos de Madrid (2004, 2007 y 2011). Las casi cien páginas de la “Introducción” general al frente del primer volumen, las respectivas introducciones a cada uno de los Hechos traducidos y las correspondientes notas –muy abundantes en los Hechos difíciles, gnósticos, como son los de Juan y de Tomás–, nos introducen en un mundo bastante desconocido para todos los no expertos en la materia.
C. Este mismo material reaparece ya en edición popular, sin aparato crítico y con texto solo en castellano, despojada de los originales griego o latino, en 2013, en la serie “Selecciones BAC”, en dos volúmenes, naturalmente por los mismos autores, Antonio Piñero y Gonzalo del Cerro. En la introducción leemos lo siguiente:
“Estos Hechos se generaron en una época de la historia de la Iglesia muy importante en la formación de la conciencia cristiana. A través de sus páginas percibimos las ilusiones, manías y preocupaciones de unas comunidades cristianas que se movían entre la esperanza y el temor, la esperanza de la salvación prometida y el temor a equivocar el camino idóneo para conseguirla… y también: …estos escritos proceden de unos siglos, el II y el III, en los que la «verdadera doctrina» no está todavía depurada ni los campos de la ortodoxia suficientemente delimitados, por lo que surgen voces y textos con análogas pretensiones a las de los autores neotestamentarios… los Hechos Apócrifos de los Apóstoles forman parte de ese amplio bloque de textos griegos en el que aparece configurado el fenómeno religioso judeocristiano…”.
Seguiremos porque hay bastante que comentar aunque nuestro propósito sea el de la brevedad.
Saludos cordiales de
Carmen Padilla