Escribe Antonio Piñero
La tradición sinóptica presenta a los doce apóstoles como un bloque compacto. La tradición del libro Hechos de apóstoles los hace aparecer igualmente como un bloque que actuaban como un “colegio”, el Colegio apostólico. La intención de hechos era establecer sólidamente la institución como acto fundado por el Maestro mismo. Es de sospechar que a algunos cristianos se les planeó la cuestión de que –a medida que se retrasaba la parusía– no era posible fundamentar la tradición sobre Jesús sobre las meras alusiones y reminiscencias de Pablo acerca de este (que hay muchas más de lo que se cree; en cuanto a citas directas de sentencias de Jesús solo hay dos en todo el corpus paulino auténtico: en 1 Cor: 7,9; 9,14), sino sobre una base más amplia que enlazara directamente con la actividad histórica del Nazareno.
Era también importante que no descansara, de ningún modo, la interpretación de Jesús sobre la construcción teológica paulina de la muerte y resurrección del Maestro; se necesitaba que no todo ese edificio teológico reposara sobre revelaciones personales hechas a Pablo por a divinidad, sino sobre hechos sólidos de la vida de Jesús. Además debió de sentirse pronto –por ese mismo retraso de la parusía– la necesidad de poseer una “cadena de transmisión de la doctrina, hechos y dichos de Jesús”. A Alguien se le ocurrió la idea de la “sucesión apostólica” (Jesúsà sus seguidores directos, apóstoles à que instituyen obispos o inspectoresà estos que consagran a otros obispos; cuy testimonio aparece netamente por primera vez bastante tarde, en la Primera Carta de Clemente de Roma 42,1-4; 44,1-3).
Si esta hipótesis es correcta, el que el grupo de los apóstoles –sobre el que sabemos muy poco– se considerara un colegio apostólico fue una necesidad organizativa de una iglesia que comienza a instalarse en el mundo. Pero…, luego se ve a lo largo del Evangelio, de los Hechos y del Nuevo Testamento que no hay tradición sólida que se apoye en los Doce como “colegio apostólico”.
Tenemos las listas de apóstoles, por cierto no coincidentes, en los Evangelios: Mc 3,13-19 / Mt 10,1-4 / Lc 6,12-16; más Hch 1,13. Es sugerente contrastarlas, pero es necesaria una Sinopsis. He fabricado la siguiente:
DISCÍPULOS DE JESÚS
MARCOS MATEO LUCAS
3,13-19 10,1-6 6,12-16
Simón Pedro Simón
Jacobo Zebedeo Andrés Andrés
Juan Zebedeo Jacobo Zebedeo Jacobo Zebedeo
Andrés Juan Zebedeo Juan Zebedeo
Felipe Felipe Felipe
Bartolomé Bartolomé Bartolomé
Mateo Tomás Mateo
Tomás Mateo Tomás
Jacobo de Alfeo Jacobo de Alfeo Jacobo de Alfeo
Tadeo Tadeo Simón, el celota
Simón cananeo Simón cananeo Judas de Jacobo
Judas Iscariote Judas Iscariote Judas Iscariote
A esta lista hay que añadir los ocho discípulos que nombra el Evangelio de Juan en 21,1: Simón Pedro, Tomás, Natanael, Jacobo y Juan hijos de Zebedeo y otros dos innominados (seguramente el autor del Apéndice desconocía el nombre de estos dos discípulos/apóstoles).
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.ciudadanojesus.com
La tradición sinóptica presenta a los doce apóstoles como un bloque compacto. La tradición del libro Hechos de apóstoles los hace aparecer igualmente como un bloque que actuaban como un “colegio”, el Colegio apostólico. La intención de hechos era establecer sólidamente la institución como acto fundado por el Maestro mismo. Es de sospechar que a algunos cristianos se les planeó la cuestión de que –a medida que se retrasaba la parusía– no era posible fundamentar la tradición sobre Jesús sobre las meras alusiones y reminiscencias de Pablo acerca de este (que hay muchas más de lo que se cree; en cuanto a citas directas de sentencias de Jesús solo hay dos en todo el corpus paulino auténtico: en 1 Cor: 7,9; 9,14), sino sobre una base más amplia que enlazara directamente con la actividad histórica del Nazareno.
Era también importante que no descansara, de ningún modo, la interpretación de Jesús sobre la construcción teológica paulina de la muerte y resurrección del Maestro; se necesitaba que no todo ese edificio teológico reposara sobre revelaciones personales hechas a Pablo por a divinidad, sino sobre hechos sólidos de la vida de Jesús. Además debió de sentirse pronto –por ese mismo retraso de la parusía– la necesidad de poseer una “cadena de transmisión de la doctrina, hechos y dichos de Jesús”. A Alguien se le ocurrió la idea de la “sucesión apostólica” (Jesúsà sus seguidores directos, apóstoles à que instituyen obispos o inspectoresà estos que consagran a otros obispos; cuy testimonio aparece netamente por primera vez bastante tarde, en la Primera Carta de Clemente de Roma 42,1-4; 44,1-3).
Si esta hipótesis es correcta, el que el grupo de los apóstoles –sobre el que sabemos muy poco– se considerara un colegio apostólico fue una necesidad organizativa de una iglesia que comienza a instalarse en el mundo. Pero…, luego se ve a lo largo del Evangelio, de los Hechos y del Nuevo Testamento que no hay tradición sólida que se apoye en los Doce como “colegio apostólico”.
Tenemos las listas de apóstoles, por cierto no coincidentes, en los Evangelios: Mc 3,13-19 / Mt 10,1-4 / Lc 6,12-16; más Hch 1,13. Es sugerente contrastarlas, pero es necesaria una Sinopsis. He fabricado la siguiente:
DISCÍPULOS DE JESÚS
MARCOS MATEO LUCAS
3,13-19 10,1-6 6,12-16
Simón Pedro Simón
Jacobo Zebedeo Andrés Andrés
Juan Zebedeo Jacobo Zebedeo Jacobo Zebedeo
Andrés Juan Zebedeo Juan Zebedeo
Felipe Felipe Felipe
Bartolomé Bartolomé Bartolomé
Mateo Tomás Mateo
Tomás Mateo Tomás
Jacobo de Alfeo Jacobo de Alfeo Jacobo de Alfeo
Tadeo Tadeo Simón, el celota
Simón cananeo Simón cananeo Judas de Jacobo
Judas Iscariote Judas Iscariote Judas Iscariote
A esta lista hay que añadir los ocho discípulos que nombra el Evangelio de Juan en 21,1: Simón Pedro, Tomás, Natanael, Jacobo y Juan hijos de Zebedeo y otros dos innominados (seguramente el autor del Apéndice desconocía el nombre de estos dos discípulos/apóstoles).
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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