Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos con el tema “¿Podemos fiarnos de Lucas como historiador?”
Entre los errores históricos –o desviaciones por motivos de un sesgo ideológico- concretos y más palpables de los Hechos de los apóstoles han señalado los estudiosos los siguientes:
• La existencia de un viaje de Pablo a Jerusalén tras su “conversión” que contradice a Gál 1,15-17:
“Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.”
• La existencia de un ulterior viaje a la capital antes del llamado “concilio” de Jerusalén (Hch 11,29ss; 12,25), que contradice a Gál 1,17-21 y 2,1;
Hch 11,29-30: Los discípulos determinaron enviar algunos recursos, según las posibilidades de cada uno, para los hermanos que vivían en Judea. Así lo hicieron y se los enviaron a los presbíteros por medio de Bernabé y de Saulo.
Hch 12,25: Bernabé y Saulo volvieron, una vez cumplido su ministerio en Jerusalén, trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.
Gál 1,17-21: No subí a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor. Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que
Gál 2,1: Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito. Subí movido por una revelación y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles - tomando aparte a los notables - para saber si corría o había corrido en vano.
• La contradicción entre la estancia de Pablo en Jerusalén como estudiante (Hch 22,3: “Me he educado en Jerusalén a los pies de Gamaliel” y el hecho de que luego nadie lo conociera personalemente en Judea
Hch 24,6: “Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén”
Y Gál 1,22-24: Personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. Solamente habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir». Y glorificaban a Dios a causa de mí.
• La contradicción entre Hch 15,7-21 y Gál 2,15ss: según este último texto, es Pablo quien defiende la expansión de la actividad misionera a los paganos y no Pedro y Santiago;
Hch 15,7-9: Después de una larga discusión, Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena Nueva y creyeran. Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio en su favor comunicándoles el Espíritu Santo como a nosotros; y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus corazones con la fe.
Gál 2,15: Dije a Cefas en presencia de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?»
Y muchos otros textos en los que Pablo se muestra como el “apóstol de los gentiles” (Gál 2,8; Rom 11,13) y no los demás
• La contradicción entre Gál 2,6-9 y Hch 15,23-29 respecto a las normas que deben imponerse a los paganos convertidos: no hay noticia alguna por parte de Pablo de haber divulgado y exigido entre sus cristianos el cumplimiento de tales normas;
Gál 2,6: “Y de parte de los que eran tenidos por notables - ¡qué me importa lo que fuesen!: en Dios no hay acepción de personas - en todo caso, los notables nada nuevo me impusieron…” (ningún mandamiento especial que debían cumplior los paganso convertidos al cristianismo)
Hch 15,23: (Habla Santiago) “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós.»
• El que Lucas parezca ignorar aspectos fundamentales de la teología de su presunto maestro, Pablo, presentándolo como un estricto fariseo (Hch 23,6 “Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos; por esperar la resurrección de los muertos se me juzga.»”), sin mencionar explícitamente nunca la existencia de sus cartas y la teología en ellas expresada sobre todo la “justificación por la fe”.
Estas observaciones inducen a un cierto escepticismo sobre el valor histórico de partes, al menos, de la obra lucana. Lo que más pesa en contra de la objetividad de Lc-Hch es la mencionada falta de referencias en los Hechos a la actividad del Apóstol como autor de textos fundamentales para el desarrollo del cristianismo, escritos que tuvieron mucha difusión y que generaron polémica.
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero
Seguimos con el tema “¿Podemos fiarnos de Lucas como historiador?”
Entre los errores históricos –o desviaciones por motivos de un sesgo ideológico- concretos y más palpables de los Hechos de los apóstoles han señalado los estudiosos los siguientes:
• La existencia de un viaje de Pablo a Jerusalén tras su “conversión” que contradice a Gál 1,15-17:
“Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.”
• La existencia de un ulterior viaje a la capital antes del llamado “concilio” de Jerusalén (Hch 11,29ss; 12,25), que contradice a Gál 1,17-21 y 2,1;
Hch 11,29-30: Los discípulos determinaron enviar algunos recursos, según las posibilidades de cada uno, para los hermanos que vivían en Judea. Así lo hicieron y se los enviaron a los presbíteros por medio de Bernabé y de Saulo.
Hch 12,25: Bernabé y Saulo volvieron, una vez cumplido su ministerio en Jerusalén, trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.
Gál 1,17-21: No subí a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor. Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que
Gál 2,1: Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito. Subí movido por una revelación y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles - tomando aparte a los notables - para saber si corría o había corrido en vano.
• La contradicción entre la estancia de Pablo en Jerusalén como estudiante (Hch 22,3: “Me he educado en Jerusalén a los pies de Gamaliel” y el hecho de que luego nadie lo conociera personalemente en Judea
Hch 24,6: “Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén”
Y Gál 1,22-24: Personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. Solamente habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir». Y glorificaban a Dios a causa de mí.
• La contradicción entre Hch 15,7-21 y Gál 2,15ss: según este último texto, es Pablo quien defiende la expansión de la actividad misionera a los paganos y no Pedro y Santiago;
Hch 15,7-9: Después de una larga discusión, Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena Nueva y creyeran. Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio en su favor comunicándoles el Espíritu Santo como a nosotros; y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus corazones con la fe.
Gál 2,15: Dije a Cefas en presencia de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?»
Y muchos otros textos en los que Pablo se muestra como el “apóstol de los gentiles” (Gál 2,8; Rom 11,13) y no los demás
• La contradicción entre Gál 2,6-9 y Hch 15,23-29 respecto a las normas que deben imponerse a los paganos convertidos: no hay noticia alguna por parte de Pablo de haber divulgado y exigido entre sus cristianos el cumplimiento de tales normas;
Gál 2,6: “Y de parte de los que eran tenidos por notables - ¡qué me importa lo que fuesen!: en Dios no hay acepción de personas - en todo caso, los notables nada nuevo me impusieron…” (ningún mandamiento especial que debían cumplior los paganso convertidos al cristianismo)
Hch 15,23: (Habla Santiago) “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós.»
• El que Lucas parezca ignorar aspectos fundamentales de la teología de su presunto maestro, Pablo, presentándolo como un estricto fariseo (Hch 23,6 “Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos; por esperar la resurrección de los muertos se me juzga.»”), sin mencionar explícitamente nunca la existencia de sus cartas y la teología en ellas expresada sobre todo la “justificación por la fe”.
Estas observaciones inducen a un cierto escepticismo sobre el valor histórico de partes, al menos, de la obra lucana. Lo que más pesa en contra de la objetividad de Lc-Hch es la mencionada falta de referencias en los Hechos a la actividad del Apóstol como autor de textos fundamentales para el desarrollo del cristianismo, escritos que tuvieron mucha difusión y que generaron polémica.
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero