Hoy escribe Antonio Piñero
El gran representante de este método, o quizá su gran divulgador y último sistematizador, fue Rudolf Bultmann con su obra “Historia de la tradición sinóptica” (Geschichte der synoptischen Tradition) Gotinga 1921. Su influencia hasta hoy día ha sido decisiva y tremenda.
Partiendo de las conclusiones de Schmidt y Dibelius, Bultmann aplicó sistemáticamente en esta obra el método de la historia de las formas. A diferencia de las posturas más “conservadoras” (¡todo es relativo!) de Dibelius, Bultmann no se quedó en la clasificación literaria de las pequeñas unidades, sino que enjuició la historicidad y autenticidad de las mismas. Sus dudas sobre la historicidad de los textos evangélicos fueron más radicales y lo llevaron a identificar gran parte de este material como producto de la imaginación creativa de la iglesia.
Lo que hay de genuino lo encuentra Bultmann en los dichos de Jesús, que según él, se encuentran en un contexto artificial creado totalmente por los evangelistas. Utilizando una metodología rigurosamente analítica, Bultmann se proponía presentar una imagen de la historia de cada uno de los fragmentos de la tradición.
Partía, al igual que Dibelius, de la idea de una tradición absolutamente fragmentaria. Comenzando por la historia de la pasión extiende su análisis a la totalidad de los sinópticos y se pregunta por el origen histórico de cada perícopa utilizando claros esquemas de la crítica histórica, a saber, los rasgos definitorios y diferenciantes entre las comunidades palestina y helenística, productoras o transmisoras de tales narraciones. La historia de las formas de Bultmann concede un papel aún mayor a la comunidad en la formación y desarrollo de la tradición sobre Jesús y postula que el género literario “evangelio”, creado por Marcos, tiene sus raíces en el culto litúrgico de la comunidad helenística.
Este método fue aplicado posteriormente a las Cartas del Nuevo Testamento. En este ámbito la historia de las formas busca reconocer, entre otras cosas, formas de argumento forense o retórico, incorporando a su vez la crítica retórica. Seguidores de este método fueron Ernst Lohmeyer y Hans Dieter Betz.
El primero extendió el análisis al resto del Nuevo Testamento, haciendo especial hincapié en las epístolas de Pablo y en el Apocalipsis. Su obra principal en este aspecto, que yo sepa fue Señor Jesús. Investigación sobre Flp 2,5-11 ( Kyrios Jesus. Eine Untersuchung zu Phil 2,5-11”, en Sitzungsberichte der Heidelberger Akademie der Wissenschaften. Philosophische-histosrische Klasse 1927/28, 4,lss: “Actas de la Academia de las ciencias de Heidelberg, sección de filosofía e historia”).
La tesis de Lohmeyer era la siguiente (se basaba no sólo en la crítica literaria, sino también en la Historia de las religiones y en observaciones teológicas): lo que tenemos en este himno es un material prepaulino. Éste ha sido tomado de un oficio (¡no "servicio"!) litúrgico cristiano primitivo. La cristología de este himno está formada por una mezcla de ideas judías y de concepciones gnósticas del descenso del Revelador, relacionadas con la cosmología irania. De este modo se observa cómo las tradiciones cristianas primitivas deben ser consideradas también una parte de la historia común de las religiones.
El segundo fue pionero en la aplicación de la historia de las formas a la Carta a los Gálatas (Colección “Hermeneia” 104), Galatians, Filadelfia 1979.
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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