Hoy escribe Antonio Piñero
Continuamos con la figura del “mesías” como Hijo del Hombre en el Libro de las Parábolas de Henoc. Debemos recordar que la fecha de este apócrifo judío es insegura: oscila entre mediados del siglo I a.C. hasta finales del siglo I d.C. Ello tendrá consecuencias para valorar su posible influencia en las concepciones cristianas.
Esta suerte de mesías que pinta el desconocido autor de Las Parábolas de Henoc presenta una teología que es muy conocida para los cristianos, aunque sea puramente judía: él es el receptáculo de todos los dones divinos y en él habitan los espíritus de sabiduría, fuerza y justicia:
« “En él moran el espíritu de sabiduría, e espíritu de entendimiento, el de enseñanza y fuerza y el espíritu de los que han fallecido en la justicia” (49,3). »
Henoc pregunta al ángel que le acompaña en su viaje celeste qué significan siete montañas de metal que ha visto. Y responde el ángel:
“Todas estas cosas que has visto serán para el poder del mesías, para que sea fuerte y se enseñoree de la tierra […] Ocurrirá en los días (del gobierno del mesías) que no se salvará nadie con oro ni plata, ni podrá escapar. No habrá hierro para la guerra, ni nada que ponerse como peto, ni servirá el bronce, ni el estaño valdrá o contará, ni se querrá el plomo. Todas estas cosas serán deshechas y habrán de desaparecer de la faz de la tierra, cuando aparezca el Elegido ante la faz del Señor de los espíritus” (52,3.6-9).
Como se ve, este mesías instaurará un reino de paz en la tierra, pero a la vez lo dominará todo: es un mesías pacífico y guerrero a la vez.
Este mesías actúa como revelador de los tesoros celestiales que Dios quiere que se sepan al final de los tiempos:
« “Éste es el Hijo del Hombre, de quien era la justicia y la justicia moraba en él. Él revelará todos los tesoros de lo oculto, pues el Señor de los espíritus lo ha elegido, y es aquel cuya suerte es superior a todos eternamente por su rectitud” (46,3). »
El mesías es también el vindicador, el que defiende a los justos frente a los pecadores.
« “Vi la morada del Elegido bajo la égida del Señor de los espíritus y todos los justos y escogidos resplandecían ante él como luz de fuego y sus bocas estaban llenas de bendición… la justicia anta él no se agotaba ni la verdad cesaba junto a él” (39,7) »
« “Él servirá de báculo a los justos para que en él se apoyen y no caigan; él es la luz de los pueblos, y él será esperanza de los que sufren en sus corazones. Caerán y se prosternarán ante él todos los que moran sobre la tierra y bendecirán, alabarán y cantarán el nombre del Señor de los espíritus” (48,4-5) »
« “Los rostros de los justos brillarán de júbilo, pues en esos días el Elegido se habrá alzado y la tierra se alegrará; los justos morarán sobre ella y los elegidos por ella irán y andarán” (51,5). »
Otra función propia de este mesías es la de juez: sentado en su trono de gloria, juzgará tanto a los hombres como a los ángeles:
« “Reyes poderosos que habitáis la tierra: habréis de ver a mi Elegido, sentado en el trono de mi gloria, juzgar a Azazel (El Diablo), a toda su compañía y toda su hueste, en nombre del Señor de los espíritus” (55,4) »
« “Y se sentó (el Hijo del Hombre) en su trono de gloria, y le fue dada la primacía del juicio, y quitará y aniquilará a los pecadores de la faz de la tierra y a los que corrompieron el mundo” (69,27) »
“El Señor de los espíritus colocó al Elegido sobre el trono de su gloria, y juzgará todas las acciones de los santos en lo alto del cielo… cuando alce su rostro para juzgar su ocultos caminos[…]. Así ha ordenado el Señor a los reyes, poderosos y encumbrados que habitan la tierra: ‘Abrid los ojos y levantad vuestras frentes a ver si podéis conocer al Elegido’. El Señor de los espíritu está sobre su trono glorioso, el espíritu de justicia fluye sobre el Elegido, y la palabra de su boca matará a todos los pecadores e inicuos, que desaparecerán de la faz de la tierra” (61,8-9; 62,1-2)
Obsérvense las evocaciones de este texto y las concomitancias con lo que leemos sobre Jesús como Hijo del Hombre en el Evangelio de Mateo, cap. 25,31ss cuando juzga, sentado en su trono, a las ovejas y cabritos = los justos e injustos…
A la verdad, surge espontáneamente la pregunta: ¿quién se inspiró en quién? ¿Mateo del anónimo autor de Las Parábolas? O ¿a la inversa? No es fácil responder.
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:
“La mujer sirofenicia. Teología básica del judeocristianismo (IV)”
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Magíster de "Ciencias de las Religiones"
Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla
Véase ls nots de 26-06-2009
Enlace de Internet para obtener más información:
http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp
Saludos de nuevo.