Hoy escribe Antonio Piñero
6. Análisis de la Didaché o Doctrina de los Doce apóstoles (reproducido en la nota 3-10-21)
Como puede observarse fácilmente, este texto denomina “Eucaristía” a una reunión litúrgica comunitaria. Parece claro que en el judaísmo helenístico, tanto estrictamente tal como el judeocristianismo se denominaba así, con este termino griego, ciertas ceremonias de alabanza a Dios y acción de gracias. Los intérpretes están de acuerdo en que se trata, a juzgar por su contenido y estructura de una liturgia muy antigua: como dijimos, en torno al 110 d.C.
Esta ceremonia judeocristiana de la Didaché no contiene referencias a la Eucaristía tal como se encuentran en Pablo y en los evangelios sinópticos: ni cuerpo ni sangre de Cristo, ni institución alguna. Sus características la asemejan a un qiddush judío: la secuencia de la bendición es vino/ pan, y no al revés.
Además, el tono judío se ve reforzado porque:
- En la ceremonia se denomina al grupo judeocristiano como “la santa viña de David, tu siervo”, con resonancias a Isaías.
- Jesús es invocado también como “siervo” de Dios.
- En la reunión de la iglesia “desde todo los confines de la tierra” resuena el tema de los tiempos mesiánicos de la restauración de Israel: las diez tribus perdidas serán restauradas después del primer destierro (tras la caída de Samaría capital del reino del Norte o Israel en el 721, antes las tropas del rey asirio Salmanasar) en la tierra de Israel.
Una rama de la investigación contemporánea ha defendido la ausencia de la Eucaristía, tal como la conocemos, en la Didaché, argumentando que en este escrito se describe sólo la ceremonia previa, denominada en griego agapé, “caridad”, “amor”, y que la eucaristía vendría después, por lo que se omite…, con la idea de mantenerla en el misterio, inaccesible a ojos paganos (argumento igual al que hemos discutido ya para los Hechos de los apóstoles).
El argumento no parece consistente:
a) la Didaché es un documento interno; no externo, no tiene por qué ocultar nada.
b) Que sea sólo la parte previa de la Eucaristía y no ésta misma es precisamente lo que hay que probar;
c) El final escatológico del texto es el mismo que el pasaje eucarístico –con las palabras de la institución- que transmite Justino Mártir, hacia el 150 en I Apología 66. En él hemos visto ya claramente cómo este autor, nacido en un ambiente judeocristiano (de origen semítico, de Siria, donde se hablaba siríaco o arameo occidental, muy parecido al arameo de Galilea, la lengua de Jesús) no tiene el menor interés en ocultar la Eucaristía.
7. Análisis del cap. 6 del Evangelio de Juan
Conviene en este momento analizar algunas secciones del capítulo 6 del Evangelio de Juan porque contiene claras alusiones a la Eucaristía (aun sin nombrarla, como dijimos, y aun sin presentar la institución de ella en los capítulos de su evangelio dedicados a la Última Cena).
A. El entorno o marco remoto de lo que nos interesa es la “multiplicación de los panes” : v. 11: “Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.”
B. Al día siguiente Jesús hace el milagro de caminar sobre las aguas: 6,19 “1Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo”.
C. La gente busca a Jesús por se ha saciado con la comida milagrosa (v. 26). Jesús replica que hay que alimentarse espiritualmente, con el pan celestial que otorga el Padre (v. 27); ese pan es “pan del cielo” simbolizado previamente en las Escrituras por el maná (vv. 31-32); luego Jesús afirma que él es el “pan bajado del cielo”/”pan de vida” (vv. 35. 48). Entonces vienen las afirmaciones eucarísticas fundamentales(Jn 6,51-56):
“51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.» 52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» 53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”.
Este Evangelio de Juan es muy tardío (compuesto hacia 95-100 d.C.) y parte implícitamente del supuesto de que Jesús no está físicamente en la comunidad. Jesús es el “revelador”, el que introduce a los creyentes en el conocimiento necesario para la salvación. Este pasaje insiste en la comunión mística con Jesús, y por tanto con el Padre, gracias a la ingestión del pan y vino eucarísticos, que son, o representan la “carne/sangre” de Jesús.
Así pues, como vemos, no se nombra la institución en el Cuarto Evangelio. Y dado el sistema usual en Juan para criticar puntos de vista de los Sinópticos sobre Jesús que considera desacertados o poco profundos, omite la institución de la Eucaristía en la Última Cena para mostrar su desaprobación. Probablemente opina que el sentido es aún más poderoso y místico que el transmitido por los evangelistas anteriores. Por este sentido místico se insiste sobre todo en la ingestión de la “carne y sangre de Jesús” y el estrato escatológico –que había observado en Mc-Mt y Lucas no aparece en este escrito.
Obsérvese, de paso, cómo el Evangelio de Juan sustituye la expresión “cuerpo/sangre” paulina (y de los Evangelios sinópticos), muy poco o nada judía, por otra más típica hebrea: “carne/sangre”.
Las consecuencias de la omisión de la institución de la Eucaristía por parte del Evangelio de Juan son importantes:
• Es muestra de que no había una unión firme en la tradición entre Última Cena e institución.
• No actúa de ningún modo el presunto motivo del secreto “mistérico” que –según algunos investigadores- se encuentra en la omisión de la institución en Hechos y Didaché. Por el contrario, el autor del Evangelio revela los motivos más duros y provocativos del rito eucarístico, la ingestión de lo divino: 6,60: “Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»”.
• Es difícil saber de dónde toma el Evangelio de Juan los motivos eucarísticos: ¿conocía el autor la edición de las cartas de Pablo que se produjo al final del siglo I, quizá antes de que se difundiera el Cuarto Evangelio? ¿De su conocimiento de las liturgias eucarísticas de las comunidades paulinas?
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
En el otro blog de “Religión Digital” el tema es:
“La conversión de Pablo (I y II)”.
De nuevo saludos