Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos con el tratamiento de Jesús por parte de Mosterín en su libro "Los cristianos"
“Como Juan el Bautista, Jesús parece haber sido de tendencia igualitaria y pobrista en asuntos sociales. Jesús tenía una manera poco convencional de mezclarse con los pobres, los recaudadores de impuestos, las prostitutas y otros personajes de dudosa reputación. Su predicación escatológica se dirigía a los desheredados de la fortuna, a los que prometía la inversión de su suerte, la vuelta de la tortilla, en la ya próxima instauración del Reino de Dios en Israel.
Dichosos vosotros los pobres, porque tenéis a Dios por Rey. Dichosos los que ahora pasáis hambre, porque os van a saciar. Dichosos los que ahora lloráis, porque vais a reír (Lc 6, 20-21)
"Jesús decía: Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía. Estad alegres y contentos, que Dios os va a dar una gran recompensa (Mt 5,11)
“Jesús animaba a sus seguidores a abandonar toda actividad económica, que ya no tenía sentido, pues el inminente advenimiento del Reino de Dios los pondría en una situación de privilegio y solucionaría todos sus problemas. Para los cuatro días que quedan, ya no les hacía falta preocuparse del dinero y ni siquiera de la comida o el vestido. Dios proveerá (Mt 5, 11-12)
Dejaos de amontonar riquezas en la tierra, donde la polilla y la carcoma las echan a perder, donde los ladrones abren boquetes y roban. [...] Por eso os digo: No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer o a beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Fijaos en los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan; y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. [...] Y ¿por qué os agobiáis por el vestido? Daos cuenta de cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni hilan (Mt 6,19-26)
“A un joven que cumplía todos los mandamientos y quería ser su discípulo, le dijo:
Una cosa te falta: vete a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres, que Dios será tu riqueza; y, anda, sígueme a mí. A estas palabras, el otro frunció el cejo y se marchó entristecido, pues tenía muchas posesiones.
Jesús dijo a sus discípulos: ¡Con qué dificultad van a entrar en el Reino de Dios los que tienen dinero! [...] Más fácil es que pase un camello por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el Reino de Dios (Lc 10, 21-25).
“Respecto a la concesión de créditos y al pago de las deudas, he aquí su opinión:
Si hacéis el bien al que os hace el bien, ¡vaya generosidad!, también los descreídos lo hacen. Y si prestáis solo cuando esperáis cobrar, ¡vaya generosidad! También los descreídos se prestan unos a otros con intención de cobrar otro tanto. ¡No! [...] Haced el bien y prestad sin esperar nada en retorno; así tendréis [en el cielo] una gran recompensa (Lc 6, 33-35).
“Los consejos de Jesús en materia económica son completamente irracionales y contraproducentes. Seguidos al pie de la letra, solo pueden llevar a la ruina, como han hecho varias veces a lo largo de la historia, empezando por la primera comunidad de sus discípulos en Jerusalén, que tras su muerte cayó en la bancarrota y hubo de ser alimentada por colectas externas. Incluso en nuestro tiempo, la gran crisis financiera de 2008-2009 fue inicialmente provocada por la práctica irresponsable e imprudente de numerosos banqueros americanos, que empezaron a conceder préstamos hipotecarios a quien no podía pagarlos, siguiendo así (sin saberlo, desde luego) el consejo evangélico.
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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