Escribe Antonio Piñero
He aquí un libro (como es usual, el título de la postal coincide con la del libro que comento), escrito con un interés específico, buscar el fundamento, si lo tiene, de la creencia religiosa; un fundamento que exige una unidad, base suficiente y explicación satisfactoria. El libro trata de indagar si hay continuidad entre filosofía y fe religiosa. Pero no en general, en cualquier religión sino la fe en el cristianismo. Y el modo de indagar en la cuestión no es, naturalmente, aceptar ningún argumento de autoridad, sino leer los textos (en el caso del cristianismo Antiguo y Nuevo Testamento sobre todo), y procurar entenderlos, interpretarlos siguiendo las reglas usuales de una hermenéutica comúnmente aceptada.
He aquí los datos concretos del libro: Autor: Javier Ruiz de la Presa, Démeter Ediciones, México, 2017, 670 pp. ISBN: 978-0- 9840368-2-0. El libro contiene una cuarentena de ensayos escritos a lo largo de años de reflexión sobre el hecho religioso. Él mismo reconoce que no todos son de igual valor. Pero sí que cada uno de ellos merece la pena. Dentro de este conjunto de ensayos hay algunos de los que el autor se siente más satisfecho. Así, el dedicado a la “Revelación el Nuevo Testamento” y “El Cristo de Pablo”.
El motor de la escritura es buscar una cierta explicación satisfactoria del hecho religioso, y que esa explicación se plasme en un pensamiento bien argumentado y verosímil. El conjunto ha de definir un “horizonte de comprensión”. Este es el paso previo para adoptar una postura personal ante el hecho religioso, que la final será una orientación existencial que explique el mundo, la divinidad –en tanto en cuanto podemos conocerla– la posibilidad de una revelación y la orientación existencial, personal, respecto a ese conjunto: universo-Dios-ser humano (yo).
Con palabras del autor, “Ello supone considerar la atmósfera espiritual en la que nacen las ideas nuevas (o al menos su reformulación), considerar también lo que tácitamente creen los hombres de una cultura o época y su sentido común”. La finalidad de esta consideración es “despejar la visión” para observar lo que queda… después de eliminar lo que puede proporcionar pistas falsas”. (p. 13).
Después de un camino no breve, como se ve por el número de páginas, y tras mucho análisis, el autor habla en primera persona. Cito: “Solo al final del libro hablaré de lo que yo creo, lo que pienso acerca de la posibilidad de creer justo hoy, que abunda la pluralidad de iglesias, métodos teológicos, presupuestos filosóficos –que no siempre se esclarecen–, teorías antropológicas, suposiciones que no se han sometido, a pesar del cuidado escrutinio del último siglo y medio” (p. 13). Y ¿en qué cree, a fin de cuentas, el autor? Lo dice claramente en la Introducción: “Hoy en día creo que a la pregunta ‘¿En qué creo…?’ no puedo sino responder: creo en nuestra disposición ética que nos abre –más tarde o temprano– a la Gran Alteridad. Creo, como Spinoza, que son la ética y la antropología la clave del Antiguo Testamento. Pero además pienso que una antropología de los afectos es la clave, también, del Nuevo Testamento y en general de las grandes religiones del mundo”.
El contenido del libro es interesante como puede comprobarse por la simple enumeración de los temas: I En primer lugar, cuestiones propedéuticas: cómo puede considerarse hoy la cuestión hermenéutica; qué principios pueden postularse como propios de cada uno y cuáles son del todo punto generales. Luego, II, grandes temas como “El mito en el Antiguo Testamento”: la compleja relación entre verdad y pura historia o bien aquello casi inaprensible a solo puede narrarse como mito. Dentro del Antiguo Testamento aborda Ruiz de la presa el análisis de algunas historias emblemáticas, como la de Lot, la de la “Torre de Babel”, el sentido profundo del “Cantar de los cantares”.
La ‘parte del león’ del libro, III, está dedicado a temas del Nuevo Testamento. En primer lugar, el arriba citado “La revelación en el Nuevo Testamento”, junto con el eterno tema de “¿Existió Jesús realmente?”, que no por casi resuelto deja de suscitar una y otra vez, machaconamente, la atención.
Una vez asentada su existencia histórica, con las consabidas distinciones entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, plantea nuestro autor el punto clave de cómo interpretar la figura del Jesús histórico…, y dentro de este ámbito cómo se pensaba Jesús a sí mismo, más como tema de ejemplo que de exposición amplia y detallada (cosa que vendrá después, con el título “El autoconocimiento de Jesús”). Naturalmente a la cuestión hermenéutica se une un ensayo sobre “¿Qué es un evangelio?”. Posteriormente puede dedicarse Ruiz de la Presa a temas concretos, como la concepción virginal de Jesús; si Jesús se consideró a sí mismo ‘hijo de Dios’ y en qué sentido para terminar con el tema del ‘Juicio Final’ en una primera parte, porque debo decir que entre los temas que abordan la cuestión “Jesús”, nuestra autor trata de Pablo de Tarso.
El interés por Pablo es básico, cardinal, en nuestro autor y así lo expresa en la “Introducción”, donde confiesa que “siempre ha sentido gran simpatía por san Pablo… porque tuvo una visión estrictamente personal del cristianismo” (es decir, la religión centrada en el Mesías, cristo o ungido), porque defendió un monoteísmo acerado “sin funambulismos teológicos”, precisamente porque Pablo nunca dejó de ser judío y para entender a Jesús hizo un uso libre (dirá “inspirado”) de todo el material del Antiguo Testamento que interpretó a menudo simbólicamente. Dentro del amplio tema “san Pablo”, Ruiz de la Presa aborda la delicada cuestión de la preexistencia de Cristo según el Apóstol; la igualdad del hombre y de la mujer en la teología paulina y el tremendo tema de la “salvación”
Me detendré aquí por hoy en la presentación de este libro, que concluiré el próximo día
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
He aquí un libro (como es usual, el título de la postal coincide con la del libro que comento), escrito con un interés específico, buscar el fundamento, si lo tiene, de la creencia religiosa; un fundamento que exige una unidad, base suficiente y explicación satisfactoria. El libro trata de indagar si hay continuidad entre filosofía y fe religiosa. Pero no en general, en cualquier religión sino la fe en el cristianismo. Y el modo de indagar en la cuestión no es, naturalmente, aceptar ningún argumento de autoridad, sino leer los textos (en el caso del cristianismo Antiguo y Nuevo Testamento sobre todo), y procurar entenderlos, interpretarlos siguiendo las reglas usuales de una hermenéutica comúnmente aceptada.
He aquí los datos concretos del libro: Autor: Javier Ruiz de la Presa, Démeter Ediciones, México, 2017, 670 pp. ISBN: 978-0- 9840368-2-0. El libro contiene una cuarentena de ensayos escritos a lo largo de años de reflexión sobre el hecho religioso. Él mismo reconoce que no todos son de igual valor. Pero sí que cada uno de ellos merece la pena. Dentro de este conjunto de ensayos hay algunos de los que el autor se siente más satisfecho. Así, el dedicado a la “Revelación el Nuevo Testamento” y “El Cristo de Pablo”.
El motor de la escritura es buscar una cierta explicación satisfactoria del hecho religioso, y que esa explicación se plasme en un pensamiento bien argumentado y verosímil. El conjunto ha de definir un “horizonte de comprensión”. Este es el paso previo para adoptar una postura personal ante el hecho religioso, que la final será una orientación existencial que explique el mundo, la divinidad –en tanto en cuanto podemos conocerla– la posibilidad de una revelación y la orientación existencial, personal, respecto a ese conjunto: universo-Dios-ser humano (yo).
Con palabras del autor, “Ello supone considerar la atmósfera espiritual en la que nacen las ideas nuevas (o al menos su reformulación), considerar también lo que tácitamente creen los hombres de una cultura o época y su sentido común”. La finalidad de esta consideración es “despejar la visión” para observar lo que queda… después de eliminar lo que puede proporcionar pistas falsas”. (p. 13).
Después de un camino no breve, como se ve por el número de páginas, y tras mucho análisis, el autor habla en primera persona. Cito: “Solo al final del libro hablaré de lo que yo creo, lo que pienso acerca de la posibilidad de creer justo hoy, que abunda la pluralidad de iglesias, métodos teológicos, presupuestos filosóficos –que no siempre se esclarecen–, teorías antropológicas, suposiciones que no se han sometido, a pesar del cuidado escrutinio del último siglo y medio” (p. 13). Y ¿en qué cree, a fin de cuentas, el autor? Lo dice claramente en la Introducción: “Hoy en día creo que a la pregunta ‘¿En qué creo…?’ no puedo sino responder: creo en nuestra disposición ética que nos abre –más tarde o temprano– a la Gran Alteridad. Creo, como Spinoza, que son la ética y la antropología la clave del Antiguo Testamento. Pero además pienso que una antropología de los afectos es la clave, también, del Nuevo Testamento y en general de las grandes religiones del mundo”.
El contenido del libro es interesante como puede comprobarse por la simple enumeración de los temas: I En primer lugar, cuestiones propedéuticas: cómo puede considerarse hoy la cuestión hermenéutica; qué principios pueden postularse como propios de cada uno y cuáles son del todo punto generales. Luego, II, grandes temas como “El mito en el Antiguo Testamento”: la compleja relación entre verdad y pura historia o bien aquello casi inaprensible a solo puede narrarse como mito. Dentro del Antiguo Testamento aborda Ruiz de la presa el análisis de algunas historias emblemáticas, como la de Lot, la de la “Torre de Babel”, el sentido profundo del “Cantar de los cantares”.
La ‘parte del león’ del libro, III, está dedicado a temas del Nuevo Testamento. En primer lugar, el arriba citado “La revelación en el Nuevo Testamento”, junto con el eterno tema de “¿Existió Jesús realmente?”, que no por casi resuelto deja de suscitar una y otra vez, machaconamente, la atención.
Una vez asentada su existencia histórica, con las consabidas distinciones entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, plantea nuestro autor el punto clave de cómo interpretar la figura del Jesús histórico…, y dentro de este ámbito cómo se pensaba Jesús a sí mismo, más como tema de ejemplo que de exposición amplia y detallada (cosa que vendrá después, con el título “El autoconocimiento de Jesús”). Naturalmente a la cuestión hermenéutica se une un ensayo sobre “¿Qué es un evangelio?”. Posteriormente puede dedicarse Ruiz de la Presa a temas concretos, como la concepción virginal de Jesús; si Jesús se consideró a sí mismo ‘hijo de Dios’ y en qué sentido para terminar con el tema del ‘Juicio Final’ en una primera parte, porque debo decir que entre los temas que abordan la cuestión “Jesús”, nuestra autor trata de Pablo de Tarso.
El interés por Pablo es básico, cardinal, en nuestro autor y así lo expresa en la “Introducción”, donde confiesa que “siempre ha sentido gran simpatía por san Pablo… porque tuvo una visión estrictamente personal del cristianismo” (es decir, la religión centrada en el Mesías, cristo o ungido), porque defendió un monoteísmo acerado “sin funambulismos teológicos”, precisamente porque Pablo nunca dejó de ser judío y para entender a Jesús hizo un uso libre (dirá “inspirado”) de todo el material del Antiguo Testamento que interpretó a menudo simbólicamente. Dentro del amplio tema “san Pablo”, Ruiz de la Presa aborda la delicada cuestión de la preexistencia de Cristo según el Apóstol; la igualdad del hombre y de la mujer en la teología paulina y el tremendo tema de la “salvación”
Me detendré aquí por hoy en la presentación de este libro, que concluiré el próximo día
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com