Escribe Antonio Piñero
A menudo noto, en la preguntas que se me hacen, cómo las frases del, o de un evangelio, se toman aisladamente de su contexto, con lo que se corre el peligro de entenderlas mal. Pongo el ejemplo de Mateo 6:34 “Así pues, no os preocupéis por el mañana, pues el mañana ya se inquietará por sí mismo; basta a cada día su malicia”.
Naturalmente esta frase, que yo creo probablemente auténtica de Jesús, se suele entender con una cierta ingenuidad como un consejo de autoayuda y confianza en Dios que reconforta para abordar solo los problemas del día a día. Pero si se entiende en su contexto, Sermón de la montaña, 6,25-34, el sentido es radicalmente distinto: el fin del mundo está cerca y no hay que preocuparse del mañana porque ese mañana no vendrá / no existirá.
Comenta así José Montserrat en “los Libros del Nuevo Testamento” p. 639:
“La exégesis teológica se ha sentido perpleja y aun consternada ante el contenido doctrinal de esta serie de consejos (versículos 25-34 entre los que se encuentra este que comentamos). Se ha hablado de texto simplista, de ingenuidad económica, en el límite de la falta de ética social. Los historiadores marxistas opinan que aquí se desdeña el trabajo, contra la clara admonición de la Segunda carta a los tesalonicenses: «Quien no quiera trabajar, tampoco coma» (3,10-12), texto contemporáneo del Evangelio de Mateo, y la siempre elogiada previsión de José para el tiempo de vacas flacas (Gn 41). Esta oscura lección sólo se redime situándola en un contexto rigurosamente escatológico: no os preocupéis por el mañana porque no hay mañana (véase 16,28).
Y añado:
Según Jesús el fin del mundo es inmediato. Lo que ocurre que la profecía no se cumplió. Por tanto, no se puede trasladar sin más esta frase de Jesús al mundo de hoy, sin comprender que fue dicha en un momento e intención determinadas.
El segundo y último ejemplo es Lucas 10.41: "Te preocupas y te agitas por muchas cosas. Pero solo hay necesidad de una cosa."
Comento primero el contexto:
10,38-42: El episodio de Marta y María se encuentra también sólo en Lucas y parece más una escena ideal, a modo de historia ejemplar, que algo acontecido realmente. Otros sostienen que Lucas embellece o remodela tan solo un recuerdo histórico de Jesús que le sirve de base, al igual que hace Juan por su parte (12,1-3). De cualquier modo, la elección de Lucas es muestra, en su opinión, del interés de las mujeres por Jesús, y a la inversa, y sirve de soporte a una enseñanza importante: sólo importa escuchar la palabra del Maestro. Por otro lado, el pasaje refleja sin duda la misión del cristianismo primitivo, compuesta también por mujeres. Unas eran evangelizadoras (María, como afirma Pablo de Evodia y Síntique en Flp 4,2-3); y otras se ocupaban de acoger a los misioneros cristianos (como otras mujeres en Rm 16,6.12). No parece que la intención del evangelista fuera denigrar, ni siquiera indirectamente, la tarea del servicio a la comunidad en pro de la contemplación, sino que establece solo una prelacía. Algunos traducen la frase clave del v. 42 como «María ha elegido la parte buena», no como la «mejor». Otros estudiosos señalan el parecido de la moraleja de esta historia con 1 Cor 7,33-34: «El casado se preocupa de las cosas del mundo…la mujer no casada se preocupa de las cosas del Señor».
En segundo lugar, comento el pasaje concreto, v. 41:
“Te preocupas / afanas”: el verbo griego, perispómai, utilizado por Lucas es un vocablo selecto, raro, que tiene el significado de «estar en tensión múltiple», proveniente de varios lados.
“la parte buena”: así literalmente con el texto griego (agathén merída). En general suele interpretarse este adjetivo, en sí simplemente positivo o absoluto, como un superlativo, la «mejor» parte, ya que el hebreo carece de esa forma y en el griego de la época se utilizaba vulgarmente el positivo con valor de comparativo o superlativo. Pero no es estrictamente necesario. La frase refleja los dos servicios de la comunidad primitiva cristiana: la diaconía y el de la Palabra. Naturalmente, se prefiere el segundo, pero sin denigrar al primero.
“no se le quitará”: se refiere al dictamen de Dios en el Juicio final: no se le quitará su premio. Nótese que el texto pone de relieve la figura de la mujer en la estructura de gobierno de la comunidad. Probablemente para Lucas –no sabemos si para Jesús; más bien no– la mujer es de hecho tan discípula como los varones.
Se ve, pues, que cambian las cosas al verlas en conjunto y contexto.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
A menudo noto, en la preguntas que se me hacen, cómo las frases del, o de un evangelio, se toman aisladamente de su contexto, con lo que se corre el peligro de entenderlas mal. Pongo el ejemplo de Mateo 6:34 “Así pues, no os preocupéis por el mañana, pues el mañana ya se inquietará por sí mismo; basta a cada día su malicia”.
Naturalmente esta frase, que yo creo probablemente auténtica de Jesús, se suele entender con una cierta ingenuidad como un consejo de autoayuda y confianza en Dios que reconforta para abordar solo los problemas del día a día. Pero si se entiende en su contexto, Sermón de la montaña, 6,25-34, el sentido es radicalmente distinto: el fin del mundo está cerca y no hay que preocuparse del mañana porque ese mañana no vendrá / no existirá.
Comenta así José Montserrat en “los Libros del Nuevo Testamento” p. 639:
“La exégesis teológica se ha sentido perpleja y aun consternada ante el contenido doctrinal de esta serie de consejos (versículos 25-34 entre los que se encuentra este que comentamos). Se ha hablado de texto simplista, de ingenuidad económica, en el límite de la falta de ética social. Los historiadores marxistas opinan que aquí se desdeña el trabajo, contra la clara admonición de la Segunda carta a los tesalonicenses: «Quien no quiera trabajar, tampoco coma» (3,10-12), texto contemporáneo del Evangelio de Mateo, y la siempre elogiada previsión de José para el tiempo de vacas flacas (Gn 41). Esta oscura lección sólo se redime situándola en un contexto rigurosamente escatológico: no os preocupéis por el mañana porque no hay mañana (véase 16,28).
Y añado:
Según Jesús el fin del mundo es inmediato. Lo que ocurre que la profecía no se cumplió. Por tanto, no se puede trasladar sin más esta frase de Jesús al mundo de hoy, sin comprender que fue dicha en un momento e intención determinadas.
El segundo y último ejemplo es Lucas 10.41: "Te preocupas y te agitas por muchas cosas. Pero solo hay necesidad de una cosa."
Comento primero el contexto:
10,38-42: El episodio de Marta y María se encuentra también sólo en Lucas y parece más una escena ideal, a modo de historia ejemplar, que algo acontecido realmente. Otros sostienen que Lucas embellece o remodela tan solo un recuerdo histórico de Jesús que le sirve de base, al igual que hace Juan por su parte (12,1-3). De cualquier modo, la elección de Lucas es muestra, en su opinión, del interés de las mujeres por Jesús, y a la inversa, y sirve de soporte a una enseñanza importante: sólo importa escuchar la palabra del Maestro. Por otro lado, el pasaje refleja sin duda la misión del cristianismo primitivo, compuesta también por mujeres. Unas eran evangelizadoras (María, como afirma Pablo de Evodia y Síntique en Flp 4,2-3); y otras se ocupaban de acoger a los misioneros cristianos (como otras mujeres en Rm 16,6.12). No parece que la intención del evangelista fuera denigrar, ni siquiera indirectamente, la tarea del servicio a la comunidad en pro de la contemplación, sino que establece solo una prelacía. Algunos traducen la frase clave del v. 42 como «María ha elegido la parte buena», no como la «mejor». Otros estudiosos señalan el parecido de la moraleja de esta historia con 1 Cor 7,33-34: «El casado se preocupa de las cosas del mundo…la mujer no casada se preocupa de las cosas del Señor».
En segundo lugar, comento el pasaje concreto, v. 41:
“Te preocupas / afanas”: el verbo griego, perispómai, utilizado por Lucas es un vocablo selecto, raro, que tiene el significado de «estar en tensión múltiple», proveniente de varios lados.
“la parte buena”: así literalmente con el texto griego (agathén merída). En general suele interpretarse este adjetivo, en sí simplemente positivo o absoluto, como un superlativo, la «mejor» parte, ya que el hebreo carece de esa forma y en el griego de la época se utilizaba vulgarmente el positivo con valor de comparativo o superlativo. Pero no es estrictamente necesario. La frase refleja los dos servicios de la comunidad primitiva cristiana: la diaconía y el de la Palabra. Naturalmente, se prefiere el segundo, pero sin denigrar al primero.
“no se le quitará”: se refiere al dictamen de Dios en el Juicio final: no se le quitará su premio. Nótese que el texto pone de relieve la figura de la mujer en la estructura de gobierno de la comunidad. Probablemente para Lucas –no sabemos si para Jesús; más bien no– la mujer es de hecho tan discípula como los varones.
Se ve, pues, que cambian las cosas al verlas en conjunto y contexto.
Saludos cordiales de Antonio Piñero